Thursday 17 December 2020

Quemar la bandera es necesario por respeto a la bandera

 El Tribunal Constitucional acaba de sentenciar que es legítimo considerar la quema de la bandera como delito, y que tal acción no está amparada por la libertad de expresión. Es una decisión equivocada. Es una decisión que no sólo hace daño a la libertad de expresión sino a la misma bandera considerada como símbolo político y social.

La bandera es un símbolo político, y quemarla o despreciarla de cualquier manera supone un juicio político sobre lo que la bandera representa. Los juicios políticos son entre los más importantes en una democracia, y las expresiones con sentido político son entre las más protegidas en todos los países democráticos. Un país tan patriota y conservador como EE.UU. ha siempre reafirmado el derecho a quemar la bandera como expresión política. Todo intento de prohibirlo ha chocado con las decisiones de la Supreme Court. Hasta las Supreme Court más conservadoras se han puesto del lado de la libertad de expresión. Todo intento de aprobar una enmienda a la constitución ha chocado con la oposición de buena parte del congreso y de los estados, que siempre se han negado a ratificarla.

Pero no es sólo la libertad de expresión que sale tocada de esta decisión: la bandera también. El valor del aprecio a la bandera depende directamente de la posibilidad de desprecio. Cuando alguien aprecia la bandera, su aprecio tiene valor porque la misma persona, en principio, podría despreciarla, y elige no hacerlo. Un aprecio sin posibilidad de desprecio no vale nada, así como no vale nada el aprecio que los ciudadanos dan a los símbolos de regímenes dictatoriales: los ciudadanos no tienen elección.

Un símbolo político vale si se puede usar para expresar opiniones diferentes. Un símbolo que se puede apreciar pero no despreciar es un símbolo vacío, que no vale nada. Un símbolo muerto y empajado, y el tribunal constitucional ha sido su verdugo.

Con esta sentencia el Tribunal Constitucional ha transformado la libertad de expresión en una quimera y la bandera en un trapo de colores chillones.

Thursday 10 December 2020

Como nos formamos las opiniones

Una reciente encuesta publicada en "El País" revela que el 53% de los españoles considera "mala" o "muy mala" la gestión de la pandemia de covid-19 por parte del gobierno. La cosa, en sí, no es sorprendente. Estamos en una situación muy difícil, y en estos casos es normal buscar responsabilidades en quien gestiona las cosas. Cualquier crisis supone un desgaste del gobierno. Se trata, en buena medida, de algo sano: en una sociedad democrática es sano que los ciudadanos critiquen la actuación del gobierno, sobre todo en un caso como esto en que, siempre, hay aciertos y errores. Sorprende un poco la cifra del 53% sobre todo considerando que, entre las Comunidades Autónomas, la que peor nota ha recibido es la de Madrid que, pero, recibe una nota negativa sólo por parte del 47% de los madrileños. He valorado en otro escrito la actuación de la CAM en estos meses, y he argumentado las razones por que considero que esta ha sido más que insuficiente, nefasta. ¿Por qué esta valoración negativa del gobierno frente a una relativamente mejor de una administración que, objetivamente, ha actuado peor?

Cuando se valora negativamente algo, se hace en base a razones precisas, reales o percibidas. ¿Son reales estas razones?

Una crítica que se oye muchas veces es que España ha tenido "la peor gestión del mundo". Se trata de una valoración peculiar en cuanto todos los países de Europa han tomado, más o menos, las mismas medidas. Quien propone estas criticas normalmente tiene bastante información sobre lo que se ha hecho en España pero tiene información muy escasa sobre lo que se ha hecho en otros países. Se trata de una falta lógica elemental: se hace una comparación entre dos entidades en presencia de una disparidad de nivel de información: se sabe más de una que de la otra. Lo que es peor, se hacen comparaciones ad hoc por cada medida: en Marzo hemos hecho menos PCR que Alemania, hemos confinado más tarde que Grecia, etc. En realidad no estamos comparando España con ningún país real: estamos creando una especie de país virtual, que ha hecho en todo lo mejor de Europa, y nos comparamos con este país virtual. Es una comparación que tiene tan poco sentido como elegir, por cada medida, un país que lo he hecho peor que nosotros y usar estas conclusiones para decidir que somos los mejores del mundo.

En general, hay que tener mucho cuidado cuando se compara con otros países en cuanto en el caso de nuestro país tenemos muchas veces una información detallada que nos falta en el caso de otros países. En muchos casos, por ejemplo, se destaca que el gobierno ha subestimado las cifras de muertos, se hace una estimación más alta basada en otros datos (INE, MoMo, etc.) y se compara con las cifras oficiales de otros países. Es decir, se asume que las cifras oficiales de España subestiman el número de muertos pero las de otros países (basadas más o menos en los mismos criterios y protocolos) no lo hacen. A falta de información detallada sobre otros países (que en general no se tiene), esta comparación no tiene una base racional.

A veces las cifras se usan sin el debido cuidado. Ahora mismo (9 de Diciembre) se habla mucho de una estimación del INE que cifra en 45.000 el número de víctimas entre Marzo y Mayo con covid o con "síntomas compatibles con covid". Ahora bien, prácticamente todas las enfermedades cardiorespratorias tienen síntomas compatibles con covid, por tanto, a falta de conocer la incidencia de estas enfermedades en años previos, hay que tomar estos datos con mucho cuidado (una recomendación que el mismo INE hace, pero esta parte del informe ha pasado completamente desapercibida). Personalmente, me quedo con mi propio análisis dehace unos meses y, sobre todo, con la prudencia que recomendaba en Abril: el rigor analítico es esencial cuando se expresan juicios, sobre todo en una situación de crisis.

Esto nos lleva a otra cuestión. Mucha gente forma sus opiniones leyendo los periódicos (o, peor, las redes sociales: informarse usando las redes sociales es tan absurdo que ni me voy a ocupar del tema). Esto en si no tiene nada malo, excepto que, en cada cuestión de cierta importancia notamos que las opiniones de los periódicos difieren. A veces, sobre todo en los titulares, parece incluso que las noticias son diferente. Un problema, naturalmente, es que mucha gente se limita a leer los titulares y no lee los artículos. Los titulares, en la época de Internet, no están diseñados para informar, sino para atraer, se trata del conocido clickbait: los periódicos viven de publicidad, y las empresas pagan según el número de visitas que reciben las páginas con sus anuncios.

Pero, incluso asumiento un lector serio que lee los artículos, hay periódicos que mantienen opiniones muy diferentes: ¿a quién hay que creer? Aquí nace el segundo problema: en línea de máxima la gente cree en las noticias que confirman sus ideas preconcebidas, y descartan las que las desafían o la ponen en dida. Se trata del fenómeno conocido como confirmation bias.  El fenómeno no ha nacido con las redes sociales (es tan viejo como los periódicos), pero las redes sociales lo han radicalizado, y hay estudios que confirman que es uno de los mayores obstáculos para la difusión de una información veraz en la red. 


En la red es importante confirmar la información. Afortunadamente, lo que la red nos quita, la red nos puede devolver. Hoy en día es fácil acceder a todo tipo de documentos. Si hablamos de la pandemia, hay acceso a los informe de sanidad y de las consejerías de las varias Comunidades Autónoma; si hablamos de las medidas del gobierno, hay acceso al BOE, si hablamos de una condena, hay acceso a la sentncia. La información oficial y veraz está a nuestra disposición. Pero es nuestro deber profundizar nuestro conocimiento de los temas importantes antes de formarnos una opinión. Esto no supone no leer los periódicos, pero sí supone ir más allá de lo que leemos allí en temas que consideramos fundamentales. Hoy más que nada, la democracia necesita una informed citizenry. Tenemos los instrumentos para serlo, pero tenemos que tener la resposabilidad para hacer el esfuerzo necesario.


Thursday 19 November 2020

El reportero en el aparcamiento y el populismo de derechas

 Una de las consecuencias de la pandemia y del aislamiento (que yo intento mantener incluso ahora) es que últimamente he visto varios telediarios, cosa que no hacía desde hace tiempo (confieso: soy persona de palabra escrita). No recordaba la francamente baja calidad periodística que muchos de ellos exhiben. No creo que la culpa la tengan los periodistas que, en muchos casos, parecen ser excelentes profesionales. Más bien, parece que las características del medio televisivo, de la mercantilización de la información y, en general, de la época en que vivimos hayan conjurado esta bajada de calidad.

 Vivimos en una época de emociones, más que de razón. La gente responde a menudo a los estímulos a un nivel muy "de tripa", emocional, sin conseguir destacarse de los eventos para juzgarlo a la fría luz de la razón. Quizás las cosas siempre han sido así (las emociones habitan una zona del cerebro mucho más profunda y primitiva que la razón), pero en las últimas décadas las posibilidades de manipular las emociones se han multiplicado, así como se ha acentuado la concentración del poder informativo. Dado que es mucho más fácil manipular las emociones que la razón, una época de emociones es ideal para quien controla los medios de información.

 El ejemplo de la publicidad como medio emocional y no racional es obvio, pero podemos ver también el éxito de la atención a las emociones en las diferentes estrategia de los bloques en la guerra fría. Los dos bloques se han mantenido esencialmente manipulando las emociones de los ciudadanos pero, mientras el bloque soviético no ha conseguido, hasta los años '80, quitarse del todo del medio la propaganda estalinista y se ha basado esencialmente en la manipulación del miedo, el bloque occidental (aprendiendo de la publicidad) ha conseguido manipular con éxito un rango mucho más amplio de emociones.

 La televisión hoy es un medio de imágenes, y a las imágenes se le da mejor evocar emociones que presentar silogismos. Claramente la televisión siempre ha sido un medio de imágenes, a pesar de algunos experimentos alternativos en los primeros días de los telediarios. Por ejemplo, a principio de los años '50, en los primeros años de la televisión, la cadena americana CBS experimentó con un telediario en que la pantalla era completamente negra y sólo se oía la voz del anunciador. La idea era que ver la persona que hablaba sólo distraía sin añadir nada a la noticia. Los telediarios modernos nacieron, podríamos decir, con el asesinato de Kennedy, evento mediático mundial grabado casi en directo (casi: el famoso film de Zapruder sólo aparecería unos años más tarde) y contado por imágenes.

 Si los telediarios llevan 60 años contando las noticias con imágenes, es cierto que es principalmente en los últimos años, con la proliferación de los medios de grabación, la presencia capilares de teléfonos móviles y el desarrollo de la red que permite su transmisión instantánea que las imágenes han conseguido un dominio completo de los telediarios. Esto ha reducido la importancia del habla y, al fin y al cabo, del razonamiento en los telediarios. Las imágenes y las emociones han en buena parte remplazado la palabra y la razón.

 

Hoy en día podemos ver varios fenómenos relacionados con este cambio de la razón a la emoción.

 Podemos por ejemplo constatar el cambio de tono en la manera de hablar de los periodistas. Los tonos calmos han casi desaparecido, e incluso la noticia más banal o inútil viene comunicada con un tono rápido y concitado. Hasta el resultado del concurso de la petunia más blanca viene comunicado con el mismo tono de un periodista que habla desde el bombardeo de Beirut.

También la localización de los reporteros es interesante, generando el fenómeno que llamo del "reportero en el aparcamiento". El reportero da su noticia desde una localidad más o menos cercana al evento, incluso si esto no añade nada al valor de la noticia. La noticia del atraco a un banco se da desde el aparcamiento del banco, incluso si ya hace horas que allí no hay nadie, o si las noticias sobre la Casa Blanca se dan desde una calle de New York y las de Novosibirsk desde una calle de Moscú. Las noticias tendrían el mismo valor si el periodista estuviera cómodamente sentado en un estudio televisivo pero evidentemente las cadenas han decidido que estar en la calle comunica un plus de urgencia y cercanía a la noticia del todo emocional. Las consecuencias las pagan, principalmente, los pobres reporteros que tienen que dar noticias sobre tormentas, nevadas o lluvias torrenciales.

Otra costumbre muy común es la de complementar las noticia con las palabras de la "gente de la calle": vecinos de donde ha pasado algo, familia de alguien o simplemente personas que pasaban por allí. Especialmente cotizadas las señoras de mediana edad que se echan a llorar (los hombres no: el machismo español no soportaría la visión de un hombre que llora, a menos que no se trate de una muerte en familia, en cual caso denota un alma sensible). Se trata de apariciones que, con las debidas excepciones, no tienen ningún valor informativo, pero contribuyen a crear un aura emocional alrededor de las noticias.

Las imágenes tienen, sin duda, el papel protagonista, y si no hay imágenes se usa lo que se tiene que tenga, más o menos, una relación con la noticia de que se habla. En casos extremos, se repite una y otra vez la misma imagen grabada com un móvil, así que podamos ver veinte veces seguidas como la misma ola arrastra el mismo coche, completo de voz fuera de campo "Joé mirá como se lo va a llevá". Aquí me permito un consejo a los aspirantes reporteros armados de móvil: si queréis enviar el video de algo a un telediario, por favor, grabad con el móvil en posición horizontal. La pantalla de la televisión tiene orientación horizontal, y los vídeos grabados en vertical no encajan bien, obligando a la estación a crear esos horribles rellenos hecho con repeticiones magnificadas y borrosas del vídeo. Señores, por favor: grabad en horizontal. Es igual de fácil.

Si añadimos a todo esto el tiempo, cada vez más grane que los telediarios dedican a noticias "blandas", de "sociedad", a cosas tan interesantes como el concurso de petunias o al deporte, la imagen que ne derivamos no es de las más alentadoras.


 

No es difícil notar ciertas coincidencias entre estas costumbres y el discurso de la derecha populista. Hay, por ejemplo, una relación entre el "reportero en el aparcamiento" y la desconfianza populista en las instituciones representativas. El reportero, de alguna manera, es nuestro representante en el lugar de la noticia, que la observa y la interpreta para nosotros. La necesidad de verlo en ese lugar cuando esto no tiene ningún valor informativo, es un reflejo de cierta desconfianza: queremos asegurarnos que el reportero ha visto de verdad lo que dice haber visto, y no nos está engañando.

Lo mismo vale para las imágenes a menudo inútiles desde un punto de vista informativo. Nos dan la ilusión que estamos asistiendo en directo a los acontecimientos, que los podemos observar y juzgar sin mediación. Ilusión, claramente: el hecho mismo de grabar un vídeo, de apuntar la cámara en una dirección y no en otra, el hecho de editar un vídeo, decidiendo lo que se va a ver y lo que no, todo esto constituye una mediación. Es además una mediación subrepticia, escondida y por tanto más peligrosa: estamos convencido de haber observado la realidad mientras lo que estamos observando es un relato, tan mediado como el relato que el reportero nos hace en palabra. Así, por ejemplo, estamos convencido que una manifestación ha sido violenta porque lo hemos observado "con nuestros propios ojos" en un vídeo, sin darnos cuenta que el vídeo ha recortado diez minutos de disturbios provocados por veinte personas y ha ignorado las dos horas de manifestación tranquila de 100.000 personas.

Las entrevistas al "hombre de la calle" también es un reflejo de la desconfianza hacia la autoridad típica del discurso populista (desconfianza que en la derecha se une, de manera contradictoria, al respeto al "jefe" que se ve como algo diferente de la anónima "autoridad"). Esto corresponde también a una técnica muy usada por el populismo: usar un ejemplo (cuidadosamente elegido) como arquetipo. Se trata de un caso extremo de la falacia de la inducción que yo llamo la "demostración por tía Trini" ("A mi tía Trini no le han pagado los ERTEs, por tanto a nadie en España le pagan los ERTEs").

Finalmente, el tono concitado de los periodista nos recuerda mucho el tono "gritado" de mucho populismo de derechas donde, incluso en sedes institucionales como el parlamento o en ruedas de prensa no es tan importante lo que se dice (a menudo se dice muy poco) sino con que volumen se dice. El volumen del habla ha remplazado la solidez de los argumentos; del logos hemos pasado al phonos.


Con esto no quiero decir que los telediarios están al servicio del populismo de derechas. Encontramos los mismos defectos en programas periodísticos que se definen de izquierdas (en España un ejemplo típico es el insoportable "Al Rojo Vivo", con cuyas posiciones me encuentro a menudo de acuerdo pero que insulta todos los principios periodísticos en que creo). Los telediarios han evolucionado en esta dirección bajo la presión del mercado desde el comienzo de las televisiones privadas. Pero parece claro que esta manera de reportar las noticias ha generado un caldo de cultivo en que el discurso populista se ha podido propagar. Algo que, si uno lo piensa bien, a los mercados no les viene nada mal.


Walter Cronkite dijo de su profesión: "no debemos contar a la gente lo que quieren saber, debemos contarles lo que necesitan saber". Si aplicamos este principio a muchos de nuestros telediarios, lo que la gente necesita saber es muy poco de noticia, casi nada de análisis racional, y mucho como hacerse manipular a través de las emociones.

Tuesday 10 November 2020

El Catch 22 de la toma de decisiones

He hablado, en otro blog, del método científico, de como la ciencia se construye a base de errores y de como muchas personas tienen la idea (errónea) que la ciencia lo sepa todo y no se equivoque nunca.

Quiero aquí hablar de un tema que, en estos tiempos de covid-19 está tristemente relacionado: la toma racional de decisiones. Se trata de un problema mucho más difícil porque, si la ciencia puede esperar a tener una base experimental sólida antes de estabilizar sus teorías, quien toma decisiones muchas veces no tiene este lujo: a veces hay que tomar decisiones que afectan a la vida se muchas personas, pero hay que hacerlo  "ya", con información incompleta, imperfecta y a menudo contradictoria.

 La situación muchas veces es la siguiente: la ciencia no tiene todavía conclusiones fiable, hay personas competentes que dicen que hay que hacer A, personas competentes que dicen que hay que hacer B. Ambas soluciones, A y B, tiene un coste social y económico, y este coste podría ser mucho mayor si tomamos la decisión equivocada. Pero hay que elegir, y hay que hacerlo ahora, porque no hacer nada sería peor.


Consideremos la toma de decisiones en los primeros meses de la epidemia de covid-19. Lo que hay que hacer, es bastante fácil saberlo: reducir los contactos sociales. Al principio se puede pedir a la gente extremar la higiene y reducir los contactos sociales, así como se hizo en España, por ejemplo, el 10 de Marzo. Pero si la cosa no funciona (y en España no funcionó) hay que tomar medidas más drásticas. Las medidas son claras: reducción de movilidad o confinamiento. El problema es cuando aplicarlas. Aplicarlas demasiado pronto supone un daño económico enorme e inútil, aplicarlas demasiado tarde supone empeorar la epidemia. Y había que tomar la decisión en Marzo, cuando el conocimiento del virus era todavía imperfecto y las indicaciones contradictorias.

 

Hay que decidir a quien escuchar. Sabemos que algunos miembros de seguridad nacional avisaron el gobierno en Febrero que había que tomar medidas. ¿Había que escucharlos? Con lo que sabemos ahora podemos decir que sí pero, ¿con lo que sabíamos entonces? En ese momento la OMS todavía no recomendaba confinamientos en Europa (se limitaba a decir a los gobiernos que recomendaran y que difundieran información sobre el virus), y todavía a principio de Marzo el grupo de Risk Assessment de la UE dividía la situación en cuatro escenarios, aconsejaba suspender manifestaciones pública sólo en los escenarios 3 y 4, y sostenía que toda la UE, excepto Italia, estaba en escenario 1. ¿Escuchamos a Seguridad Nacional o a la OME y la UE? No había información suficiente para saber a quien, pero había que tomar una decisión.

 

No se puede claramente escuchar a todas las alarmas: alarmas como la que lanzó seguridad nacional hay tres o cuatro cada año, si el gobierno las escuchara todas nos pasaríamos la vida confinados, y la economía se derrumbaría del todo.

Esta vez los "alarmistas" tenían razón. También un reloj parado marca la hora exacta dos veces al día, pero esto no quiere decir que nos fiamos del reloj parado para saber la hora. Con lo que decía la OMS, la UE, y las organizaciones médicas, no tenía mucho sentido tomar medidas drásticas en ese momento, a pesar de algunos avisos aislados. Y, repito: las decisiones en Febrero se toman utilizando la información que se tiene en Febrero, no tiene mucho sentido juzgarlas con la información que tenemos en Octubre.

 

Quien decide también debe evaluar el riesgo de sobreactuar. En 2015 avisos similares se desataron por una epidemia de Gripe A que podía llegar a Europa causando una situación como la que vivimos ahora. El Ministerio de Sanidad hizo acoplo de vacuna. Al final la Gripe A llegó a Europa de manera muy marginal, hubo pocos casos, la vacuna se quedó en los almacenes y fue vendida con considerable pérdidas económicas. No es inoportuno observar que las mismas voces que critican ahora la "inactuación" del gobierno en Febrero criticaron entonces la sobreactuación, lamentando que el gobierno había comprado más vacuna de lo necesario, con consecuente "despilfarro" de dinero público. Damn if you do, damn if you don't. Los críticos a ultranza no perdonan (ni se informan, lamentablemente).

 

Tomar la decisión correcta es un problema sin solución. Un auténtico Catch 22: hay que actuar, pero no hay la información necesaria para actuar, y sólo actuando la conseguiremos. Se trata de una de las actividades intelectualmente más complejas que puedo imaginar, una en que hay que entrenarse y refinar constantemente. Por esto creo que es oportuna la idea de una comisión independiente que investigue la actuación del gobierno y de los 17 gobiernos autonómicos. No se trata de reprochar y castigar, se trata de comprender como hacerlo mejor si una situación parecida se presentara en el futuro.

 

Donde el gobierno sí parece haber cometido errores evitables es en la segunda ola, cuando ya los conocimientos eran mejore. Dos en particular: haber esperado demasiado en declarar el estado de alarma frente a la inacción de algunas comunidades autónomas y, justo estos días, haber cedido una y otra vez a las peticiones francamente absurdas de la Comunidad de Madrid, tales como el "confinamiento a la carta" que, según los epidemiólogos, no tiene ninguna base científica en cuanto sus efectos son prácticamente imposibles de medir. No sé que consideraciones políticas han empujado el gobierno en esta actitud, pero, desde un punto de vista científico, cuando 16 comunidades hacen lo que hay que hacer y una se niega a hacerlo, el gobierno debería haber tomado más control en esta última, en lugar de ceder frente a la retórica y los insultos, decepcionando así los que están trabajando bien para ponerse del lado de quien no está haciendo nada. 

Tuesday 27 October 2020

El vestido (legislativo) nuevo del emperador Casado

 El PP reitera su propuesta, bastante nebulosa, de una ley sanitaria que evite la necesidad de utilizar el estado de alarma. No está muy claro cual sería el contenido exacto de esta ley (ni, creo, el PP se ha preocupado de establecerlo), pero, ya con los escasos y contradictorios (Casadianos, lo definiría, si se me permite crear un neologismo) indicadores que tenemos se pueden hacer algunas observaciones.

La primera, parece evidente la inutilidad de esta ley. La constitución ya establece un instrumento para gestionar situaciones de emergencia: el estado de alarma, y la ley orgánica de 1981 establece claramente que una epidemia es una de las situaciones en que hay que declarar un estado de alarma. Ya tenemos un instrumento, con cubertura constitucional, para estas situaciones. ¿para qué nos sirve otro? Parece que lo que quiere Casado es una ley que tenga el mismo contenido del estado de alarma, que permita las mismas medidas que permite el estado de alarma... en definitiva, que sea en todo igual al estado de alarma excepto en el nombre. Quizás Casado debería leer un poco más de Shakespeare: "A rose by any other name would smell as sweet".

La legalidad de esta supuesta ley tampoco está muy clara. Como mínimo, supondría reformar la ley orgánica de 1981, eliminando las epidemias como supuesto para aplicar el estado de alarma. Si no se hace, habrá ambigüedad en la ley: en el caso de epidemia, ¿Qué hay que hacer? ¿Declarar el estado de alarma o el estado de Casadez (se me perdone el estilicidio de neologismos)? También la ley tendría un problema constitucional. No olvidemos que el estado de alarma permite limitar derechos constitucionales, y lo puede hacer sólo porque la misma constitución lo autoriza. La misma constitución que garantiza estos derechos establece en que situaciones se pueden limitar, y estas son el estado de alarma y el estado de emergencia. La ley de Casado reduciría los derechos sin ninguna autorización constitucional. Sería, pues, inconstitucional.

No está muy claro que derechos la ley otorgaría a las comunidades. Los problemas constitucionales serían aquí aún más agudos: los derechos fundamentales están en mano del gobierno de la nación, no de las comunidades. Éste aspecto de la propuesta (nebuloso, como todo el resto) también llama la atención políticamente. El PP, uno de los partidos que quiere reducir el poder de las comunidades, el partido que ha aplicado el Art. 155 para reafirmar el poder del estado central sobre una autonomía, ahora pide otorgar poderes excepcionales a las autonomías, quiere dar a las autonomías el poder delimitar derechos constitucionales sin la cubertura institucional del estado de alarma.

Tampoco es muy claro si el PP quiere extender el uso de su instrumento legislativo a situaciones no de emergencia. Sería otra vez una situación curiosa: el partido que dice defender la libertad permite que se limite la libertad de los españoles más allá de una emergencia.

Ya tenemos un instrumento, mencionado en la constitución, con cubertura constitucional, para gestionar situaciones de emergencia: el estado de alarma. La hipotética ley del PP es una de las dos cosas: o un instrumento inútil, un estado de alarma bajo otro nombre, o un instrumento inconstitucional que limita la libertad y los derechos mucho más allá de lo que permite el estado de alarma. En cualquier caso, una reforma en este sentido supondría una reforma del Título II de la  constitución, algo no razonable en ese momento.

La ley de Casado es el vestido nuevo del emperador: por mucho que los miembros del PP insistan en verla, cualquier niño se dará cuenta que la ley no existe y el emperador anda desnudo.

Thursday 22 October 2020

La moción de censura de VOX.

En la fallida moción de censura que acamanos de vivir, una cosa en particular me ha llamado la atención: lo poco que Santiago Abascal parece haber preparado su intervención. Esta falta de preparación seguramente tiene una explicación racional, y nos hace cuestionar cual ha sido la real motivación de esta moción.

La interpretación que todos dábamos hasta el miércoles era que se trataba de una jugada de la lucha que se ha desencadenado para el liderazgo de la derecha desde que VOX tiene representación en los parlamentos españoles y, sobre todo, desde el derrumbe de Cuidadanos (el otro contendiente a este liderazgo) en las últimas elecciones.

La moción de censura no tenía esperanza de prosperar, pero daba a Abascal una tribuna inédita de donde llegar más allá de sus electores tradicionales. Ahora, Abascal podía hablar todo el tiempo que quería y tenía derecho ilimitado de réplica frente a cualquier ataque que los otros partidos le podían hacer. Lo más razonable parecía ser que Abascal usara esta tribuna para llegar a los electores del PP o, por lo menos, a los del ala derecha del PP y atraerlos hacía VOX.

Por esto, me parece, tenía que articular un proyecto coherente y fundarlo con datos reales sobre España y la situación actual. Abascal no ha hecho nada de todo esto. En sus intervenciones se ha limitado a repetir los viejos tópicos, la vieja retórica vacía y los viejos insultos. No ha aportado nada positivo, no ha articulado ningún proyecto: se ha limitado a valoraciones negativas sobre los demás, casi siempre sin ninguna base factual.  

Austin diría que el discurso de Abascal contiene más performativos que constativos, es decir, muchas declaraciones sin contenido factual y pocas declaraciones de hechos. Cuando Abascal ha declarado algo, casi siempre se ha tratado de un bulo, y con esto ha dado mucho campo a Sánchez (quien, él sí, se ha preparado y ha llegado armado de muchos datos) para demostrar que lo que decía no tenía sentido. Casi todo lo que ha dicho Abascal lo ha dicho sin dar ninguna base factual a sus declaraciones, y en esto ha dejado el campo libre a Sánchez para desenmascarar sus bulos.

Abascal, a pesar del tiempo que tenía para articular un discurso más razonado y del foro que tenía, no ha desviado de la retórica  habitual de VOX. La impresión es que estaba hablando más a los conversos que a electores del PP que podía atraer. Si su plan era aprovechar la debilidad de Casado para desconectar de él la derecha del PP, no parece que su discurso haya sido el más adecuado a su plan. Si su intención era consolidar el electorado actual de VOX por miedo a que se pueda ir al PP, entonces su discurso ha sido ideal. Un discurso sin argumentación racional, sin ninguna base factual, hecho simplemente de retórica, de bulos y de insultos es, según Abascal, lo que sus electores buscan. Abascal considera sus electores personas irracionales que sólo siguen a quien grita más fuerte. Es posible que tenga razón. Pero está claro que ya no hace falta que nadie insulte a los electores de VOX: para esto está ya el Sr. Abascal.

Sunday 11 October 2020

La ciencia no es una bola de cristal

La ciencia no es un conjunto de conocimientos, es un método. Un método que nació en el Siglo XVII, remplazando la observación empírica (empereia) de Aristotle con el experimento en condiciones controladas de Galileo, y que llegó a un alto grado de perfección en los siglos XIX y XX. A pesar de los trabajos de Popper, Feyerabend o Kuhn, no está todavía del todo claro cual sea, efectivamente, el método científico, en que consista el juego entre modelo teórico y experimento, si la flasificabilidad experimental es efectivamente el único criterio que hace que una teoría sea "científica", o si la ciencia nos proporciona verdades o sólo modelos que explican los experimentos. 

Una cosa sabemos: el error en los modelos es una parte esencial de la ciencia. Antes de la entropía estuvo el flogiston, antes de la relatividad el éter cósmico, antes de la mecánica cuántica los átomos de Thomson y Rutherford. La ciencia procede en el medio de errores, hace hipótesis y las corrige.

Esto es cierto sobre todo en medicina, una disciplina a mitad entre ciencia y tecnología a que, al mismo tiempo que intenta comprender el objeto de su estudio, se le pide "arreglarlo" cuando hay algo que no funciona. Muchos de los descubrimientos de la medicina se han hecho y usado antes de entender bien su mecanismo biológico, a través de ensayos clínicos que han demostrado la eficacia de algo incluso cuando no se sabía bien como funcionaba. El caso típico es el de la Aspirina, usada a lo largo de todo el Siglo XX con excelente resultado y cuyo mecanismo biológico se ha descubierto sólo a finales del siglo.

Normalmente estos intentos no se ven. Los errores se descubren en ensayos clínicos o experimentos de laboratorio mucho antes que un método o un medicamento sea anunciado al público, y esto puede dar la impresión que la medicina sea una especie de rulo compresor que aplasta con seguridad los obstáculos que encuentra mientras en realidad la medicina es una más como un persona perdida en una foresta que busca el camino de casa basándose en todos los indicios que la foresta le pueda dar, y equivocándose varias veces antes de encontrar el camino correcto.

Pero vivimos en una situación excepcional, y la medicina se encuentra en el medio de una tormenta perfecta. En enero el sars-cov-2 era un virus completamente desconocido, y la ciencia necesitaba tiempo para estudiarlo y para comprender como se extendía la epidemia. Pero al mismo tiempo la gente estaba muriendo, y era necesario tomar decisiones inmediatas, basadas en la evidencia que teníamos en el momento de la decisión, por parcial o incluso incorrecta que pudiera ser.

De allí los cambios de criterios y de opiniones que muchos acechan a incapacidad y que son simplemente el resultado de la evolución de nuestro conocimientos. Los consejos sobre las mascarillas o la eficacia de la hidroxicloroquina han cambiado no porque alguien había mentido, sino porque los conocimientos han cambiado, y la ciencia (al contrario de la religión) cambia de opinión cuando nuevos conocimientos invalidan las conclusiones a que había llegado.

Decir que alguien se había equivocado en Marzo en la base de los conocimientos de Septiembre no tiene mucho sentido: las decisiones se toman en cualquier momento basándose en lo que se conoce en ese momento. La ciencia es racional, pero no tiene la bola de cristal. 

No sé si estas acusaciones derivan de cierto penchant hacia las teoría conspiratoria o simplemente por la escasa educación científica en nuestro país. Una mezcla de las dos cosas, probablemente. 

Los errores de los médicos y de los científicos son, en esta situación, trágicos y cuestan vidas. Pero no se trata, en la gran mayoría de los casos, ni de mentiras ni de incapacidad: se trata simplemente del método científico en acción. Acusar a los científico de haber dado en Marzo recomendaciones que, con los conocimientos de Septiembre, puede haber resultado equivocadas quiere decir acusarlo de no tener una bola de cristal. Nadie, lamentablemente, la tiene. Que la ciencia la tenga es una creencia difundida (y errónea) debida a una lamentable falta de cultura científica en nuestro país (quien sabe como se enseña, por ejemplo, la física en los institutos sabrá que que hablo) y fomentada por unos medios también, a menudo, falto de cultura científica y que demasiada veces sacrifican el rigor en los altares de la espectaculariad y del tecno-optimismo.

En la vida de todos los niños llega el momento en que se dan cuenta que sus padres no son perfectos ni todopoderosos. Ha llegado el momento en que crezcamos de una vez, en que dejemos de esperar soluciones mágicas y en que nos demos cuenta que la ciencia es una creación humana y no es ni perfecta ni todopoderosa. Se trata, simplemente, del método mejor y más racional que tenemos para enfrentarnos a situaciones como esta.  


Tuesday 6 October 2020

El estilo Gabilondo

Sí, lo confieso, lo admito y lo asumo: me gusta mucho el estilo de Ángel Gabilondo. No puedo decir que estoy completamente de acuerdo con sus ideas politicas, pero aprecio muchísimo su estilo y a él como persona. De hecho, como ideas políticas estoy mucho más cerca de Podemos que del PSOE, pero como estilo y forma de hacer política aprecio más a Gabilondo que a Iglesias. Sé que decir esto en España es casi una blasfemia, pero es así.

No es el único político cuyo estilo aprecio. Ahora mismo puedo pensar en personas con cuyas ideas políticas me identifico mucho más, como Llamazares o, si me apuran, Garzón. Pero Gabilondo, dada la escasa consideración y las muchas criticas que parece tener su manera de hacer política, me parece un buen epítome en que centrarme. Además, el hecho que no pertenezca al partido que voto me ayuda a aislar su manera de hacer política de sus ideas.

Lo encontré y hablé con él, en varias ocasiones en su etapa de rector y siempre fueron conversaciones ineresantes y agradables. Creo que fue un buen rector, un buen presidente de la CRUE y un mediocre Ministro de Educación. Nadie es perfecto.

En el panorama de este tristísimo (por el momento) Siglo XXI, Gabilondo es seguramente una figura atípica. No grita, no insulta. Es capaz de juntar más de cinco parole en una frase con sentido y sin errores. Posee un vocabulario forbito, habla más por argumentos que por eslóganes. En un momento político triste y, se me permita, cutre como este, no me sorprende que no sea un ejemplo para el resto de la clase política.

Se le acusa de inactividad, de no hacerse oír y, efectivamente, es culpable de algo muy serio: habla mucho más en las sedes naturales de la política, los parlamento, que en los medios. Y, cuando habla, habla de una manera que los medios no entienden, por lo menos en un momento como este en que a la primera subordinada cortan el micrófono.

Gabilondo es, sin duda, un político de otros tiempos. Pero, dado el estado actual de la política, dado el ínfimo nivel del debate político, esto me parece más una virtud que un defecto. Así que sí, confieso: me gustaría que en España hubiera más políticos (de mi partido y de otros) que tuvieran la cultura y la urbanidad de Gabilondo.

Thursday 1 October 2020

Hay que investigar la actuaccion del(os) gobierno(s)

Un grupo de científicos ha pedido al gobierno que promueva una comisión de investigación sobre la respuesta de la administración a la crisis de la covid. La comisión debería ser técnica, no política, y su objetivo no sería buscar responsabilidades y asignar culpas, sino ver lo que se hizo bien y lo que se hizo mal, para, en posible crisis futura, aprender y repetir lo primero y evitar lo segundo.

Es una idea buenísima, y el gobierno debería acogerla y repetirla no sólo a novel nacional sino también a nivel de Comunidades Autónomas: deberíamos aprender de las diferencia entre quien lo ha gestionado mejor y quien lo ha hecho peor para evitar repetir los errores en caso en que algo parecido nos llegue en el futuro.

Todos, desde el gobierno central a las comunidades han tenido aciertos y cometido errores. Y si los errores pueden ser inevitables en una situación tan concitada y variable como la que estamos viviendo, también lo es aprender de ellos. Ya he escrito en otra ocasión (aquí) sobre la Comunidad de Madrid (vivo en Madrid, y no conozco bien las actuaciones de otras comunidades), y quiero ahora considerar algunas actuaciones del gobierno central que han tenido éxito negativo.
  1. El gobierno ha declarado el estado de alarma con un retraso de por lo menos dos días. Una declaración de estado de alarma el 11 o, como mucho, el 12 de Marzo nos habría encontrado en una situación epidemiológica mucho más parecida a la de países como Portugal y Grecia, que han tomado medida con más celeridad. Con "situación epidemiológica" me refiero aquí al número de casos detectados y a su distribución en el terrotorio, y no al número de muertos o a la fecha del primer muerto, como he visto hacer en varios periódicos. Las razones de esta elección las he explicado en otro escrito.
  2. El gobierno ha tardado demasiado en conseguir un número suficiente de test. Desde finales de Abril, España es uno de los países que más test hace por millón de habitantes, pero durante Marzo y parte de Abril el número de test fue claramente insuficiente. A finales de Marzo, Alemania hacía cada semana 511 test por cada millón de habitantes, frente a los 321 de España.
  3. El gobierno ha dejado el control de la desescalada demasiado pronto. El 25 de Junio, por ejemplo, Madrid estaba todavía en fase 2 y, una vez tomado el mando de la desescalada, ha pasado muy rápidamente a la fase 3 y luego a la "nueva normalidad". El gobierno debía haber mantenido el estado de alarma hasta que todas las comunidades hubieran vuelto a la normalidad y que la situación estuviera controlada.
  4. El gobierno tenía que haber tomado el control de la situación en Madrid a principios de Septiembre o, como mucho, a la mitad del mes, cuando estaba claro que la situación se estaba descontrolando.

Los americanos dicen que "hindsight is 20/20": siempre se tiene una visión perfecta de las cosas cuando estas han pasado, y es mucho más difícil decidir en el momento lo que hay que hacer, pero estos cuatro puntos me parecen fallos importantes en la acción del gobierno (hay más, sin duda, estos son los que se me ocurren en este momento). No está muy claro cuales han sido las razones de estos fallos, y una investigación seria debería averiguarlo para evitar repetir estos errores. Desde mi punto de vista personal, puedo hacer alguna hipótesis. Se trata de hipótesis mías, basada en lo que he visto y leído, es decir, en información muy parcial y, por tanto, no se le debería dar demasiado peso. Las ofrezco como contribución al debate.

  1. Las medidas sociales que hay que tomar están muy claras: restricciones de aforos, reducción de la movilidad, confinamiento. Decidir en que momento tomarlas es el problema principal. Tomarlas demasiado pronto daña la economía sin una verdadera ventaja epidemiológica; tomarlas demasiado tarde supone agravar la situación de la epidemia y también tener que adoptar medidas más duras. Italia, Francia e Inglaterra se ha encontrado en la misma situación y han cometido el mismo error.

    El 10 de Marzo el gobierno recomendó salir de casa lo menos posible y evitar contactos estrechos y reuniones de muchas personas. Se trata de recomendaciones que tuvieron éxito en Alemania (que nunca tuvo que decretar el confinamiento) pero no mucho en España, donde las terrazas siguieron llenas hasta el 13. El gobierno evidentemente se equivocó cuando valoró la eficacia de las recomendaciones.
  2. Durante todo el mes de Marzo el mercado internacional era muy complicado, y no había capacidad nacional para producir test en grandes cantidades. Países con más poder económico tuvieron la ventaja en este "seller market" muy competitivo, y España se quedó corta. Habría sido oportuno comprar más test en enero y febrero, pero aquí también juega le dificultad de decidir. En enero no estaba claro que la epidemia iba a llegar con tanta fuerza a Europa, y comprar más de lo que se necesita también expone el gobierno a critica. Es suficiente pensar, por ejemplo, a las críticas que se hicieron en su momento cuando el gobierno compró muchas más vacunas para la gripe aviar de lo que era necesario, pensando que la epidemia llegaría a España cuando, al final, no llegó. A veces es "damn if you do, damn if you don't".
  3. Aquí parece que el problema ha sido esencialmente político. El único instrumento legal que el gobierno de España tiene para imponer la desescalada es el estado de alarma, y las votaciones para prorrogar el estado de alarma se hacían cada vez más complicada. En la última el principal partido de la oposición votó en contra, y desde la oposición se gritaba cada vez más en contra del autoritarismo del gobierno, y varias comunidades presionaban para tomar el control de la desescalada. El estado de alarma se hacía cada vez más problemático. Una reforma legislativa relacionada con situaciones de emergencia médica puede ser oportuna en esto. Por otro lado, como opinión personal, siempre he pensado que en España el ejecutivo tiene demasiado poder, por tanto esta reforma debería estar conectada con otras reformas que permitan un mayor control del parlamento al ejecutivo.
  4. Aquí el problema es parecido al del punto 3. Quitar el control de la movilidad y del aforo a la Comunidad de Madrid habría creado una crisis con la oposición. Una intervención en Madrid habría dado material político a la oposición y probablemente habría tenido un coste electoral para el gobierno. Se trata de un coste que el gobierno debería haber sido dispuesto a pagar.

Como he escrito, estos comentarios son personales y tienen la misma validez que un billete de tres Euros. Por esto es importante que una comisión de técnicos, de médicos y epidemiólogos analice las actuaciones del gobierno y de todos los gobiernos autonómicos.

Thursday 24 September 2020

De Madrid al covid

La situación de la epidemia en Madrid ha llegado al desastre y al colapso. Hay transmisión comunitaria en buena parte de la cuidad, y no se ven señales de mejora. Si Madrid no estuviera en España, el IA del país sería de 206, un poco más que Francia.

Fuentes del PP ponen en resalto la difícil situación urbanística de Madrid, con alta densidad de circulación y fuerte dependencia del transporte público (por otro lado, durante el estado de alarma, ninguna razón estructural parecía existir: la culpa era del gobierno y punto; contradicciones del PP). El urbanismo no favorece Madrid, es cierto. Pero Barcelona tiene las mismas desventajas urbanísticas que Madrid, y este verano ha tenido el problema adicional de los turistas que se concentraban y se saltaban las medidas de seguridad.

Pero Barcelona ha conseguido doblar la curva en unas tres semanas, mientras Madrid ya lleva una seis a la alza. ¿Por qué? Quizás una pequeña cronología de los eventos nos puede ayudar.

Marzo
  • En el medio de la escalada de la curva, el colegio de médicos alerta la CAM que tras doblar la curva, los rastreadores jugarán un papel crucial, y ofrece una lista de 1.700 personas que la CAM puede contratar. La CAM agradece, pone la lista en un cajón, cierra el cajón y tira la llave.

Junio
  • A principio de Junio el PP vota en contra de prorrogar el estado de alarma, diciendo que las CCAA se gestionarían mejor solas
  • A mitad de Junio la CAM presiona para salir pronto de la fase 1 y luego de la fase 2, a pesar de la opinión de los médicos que sostienen que el sistema de atención primaria, desgastados por diez años de olvido, no puede garantizar el seguimiento de los casos que van a salir. La CAM los ignora.
  • La CAM propone un contrato basura a los residentes que tanto han hecho durante la crisis. Para que acepten los chantajea: si no aceptan no trabajarán nunca en Madrid. Muchos se van a otras comunidades que ofrecen condiciones mejores. La atención primaria, ya con carencias importantes de personal, se queda moribunda.
  • El 25 de Junio, terminado el estado de alarma, la CAM acelera la desescalada, abriendo el interior de los restaurantes y el ocio nocturno. Los médicos se oponen. El Presidente del Gobierno anima a los españoles a salir a disfrutar, pero sin bajar la guardia. Quizás por problemas técnicos, los españoles entienden sólo la primera parte de la frase, y de un día para otro se multiplican los botellones, las fiestas en las discotecas sin medidas de seguridad, las bodas y comuniones sin distancia se seguridad, las reuniones familiares en que los niños abrazan a los abuelos, los besan y, ocasionalmente, los contagian. Descubrimos que los españoles tienen una edad mental de ocho años: no se cuidan a menos que no los obliguen.

Julio
  • Los médicos avisan otra vez que la atención primaria, clave en esta fase, está al colapso y que hay que invertir en ella.
  • Los sanitarios avisan que la construcción de un nuevo hospital es un despilfarro: hay plantas vacías en varios hospitales de Madrid. El problema de la sanidad madrileña no es la falta de espacio físico, sino la falta de médicos: los hospitales sin médicos no curan. La CAM los ignora y sigue gastando dinero en el hospital e ignorando la atención primaria.
  • Las asociaciones médicas insisten que Madrid necesita rastreadores ya, antes de que haya demasiados contagios. La CAM mira para otro lado.
  • La CAM propone que del rastreo se ocupen rastreadores voluntarios no pagados. Siguen las obras del hospital que los médicos siguen considerando inútil.
  • La CAM, última entre las Comunidades junto a Canarias, impone el obligo de las mascarillas en todos los espacios público. Los madrileños empiezan a buscar razones para quitársela y cuando se la quitan no la guardan en condiciones se seguridad. Algunos opinan que las mascarillas son inútiles. Dado el porcentaje de personas que no las lleva y la manera en que muchos de los demás las llevan, algo de razón la tienen.

Agosto
  • A pesar de las estimaciones de los médicos que sostienen que Madrid necesita unos 1.500 rastreadores, Madrid sólo ha contratado a a unos 300. Para resolver la situación la CAM hace un contrato con una empresa privada para contratar a... 22 (sí: ¡22!) rastreadores para tres meses, a un coste de 3.300 Euros por rastreador al mes (sería interesante saber cuánto de este dinero llegará efectivamente a los rastreadores: dudo que los paguen 3.000 Euros al mes).
  • El número de contagiados empieza a crecer de manera importante. La atención primaria está al colapso. Díaz Ayuso sostiene que la CAM no tiene recursos. En la misma frase anuncia un recorte de impuestos.
  • A finales de Agosto la CAM se da cuenta que el cole está a punto de empezar y que no tiene nada preparado. Acusa el gobierno de no haber coordinado y no haber publicado protocolos. Las demás comunidades, que llevan desde Junio coordinándose con el gobierno y leyendo los protocolos que se publicaron ya en Junio, se preguntan preocupada si Madrid ha cambiado de país sin que nadie se diera cuenta.

Septiembre
  • La situación se hace dramática. La CAM anuncia que contratará 250 médicos... en tres años, lo que supone que este año llegarán 80. Una gota de agua en el desierto.
  • La CAM se niega a volver a la fase 1 (medida que ha funcionado en otras comunidades), se niega a cerrar el interior de los restaurantes y a restringir la movilidad.
  • Antonio Zapatero, viceconsejero de Sanidad y médico, fuerza la mano a la CAM anunciando en una rueda de prensa que habrá cierre de ciertas áreas. Desconcierto en la CAM que no se había planteado la medida. Al final, a regañadientes y esperando casi una semana en anunciarlas, la CAM toma medidas de limitación de la movilidad, muy discutidas por sus criterios que no parecen ser basado exclusivamente en la IA.
  • La CAM sigue negándose a reorganizar los centros de salud, por ejemplo habilitando prefabricados para aislar las sintomatologías respiratorias. Los médicos anuncian una huelga. Díaz Ayuso, tras haber pasado meses fomentando la confrontación, dice que se necesita unidad.
  • En un local de Madrid se da una fiesta con baile, decenas de personas y ninguna mascarilla a la vista. Una pareja pregunta preocupada al gestor del local por las medidas de seguridad. El gestor contesta que no e preocupen: si llega la policía sacarán comida para simular una cena. LA idea que habría que cuidarse incluso sin obligación, en lugar de hacer trampas para saltarse las normas, todavía no ha llegado, a pesar de la situación ya crítica de Madrid.
  • Tras haber dicho, durante todo el mes de Junio, que las CCAA se gestionaban mejor solas, ahora pide "implicación" y "coordinación" al gobierno. Se olvida de todo el trabajo de coordinación que Sanidad y Educación han hecho con las comunidades desde Junio a que la CAM no se ha apuntado. Sigue en su oposición al estado de alarma pero al mismo tiempo pide medidas que equivalen al estado de alarma. Alguien empieza a dudar que el Sr. Casado conozca la legislación española. Otros están seguros que no.
  • La CAM anuncia que ha comprado test rápidos y que los va a administrar de forma masivas. Los médicos se preguntan quién los administrará. Los médicos de atención primaria se echan a temblar: seguramente le tocará a ellos, y esto quiere decir que todas las patologías que no sean el covid se dejarán de atender. El exceso de mortalidad aumentará por esto, pero al PP le da igual: los contará todos como muertos por covid y dirá que la culpa la tiene Fernando Simón. No, mejor Iglesias.
  • La CAM pide ayuda al gobierno central. Pero en lugar de pedir médicos militares para reforzar la anémica atención primaria, pide policías y militares para controlar el confinamiento.

Octubre
  • Tras haber pedido en varias ocasiones al gobierno central una actuación y unos protocolos homogéneos para toda España, el gobierno (tarde) lo hace. La CAM vota en contra de los protocolos que ha pedido y los recurre en los tribunales.
  • 1 de Octubre: reunión entre el Ministerio y la CAM para establecer nuevas medidas. Al final de la reunión, Ayuso anuncia que se ha llegado a un acuerdo y que las medidas son razonables.
  • 2 de Octubre: en el consejo interterritorial la CAM vota en contra de las medidas que el día anterior les habían parecido buenas. Después de su entrada en vigor, la CAM las publica en el boletín sin ampararla con la ley de sanidad pública de 1986 (como hacen otras comunidades, entre ellas CyL y Andalucía) y luego las recurre. La manera en que han sido implementadas causa la falta de apoyo del tribunal. En unos días la CAM ha conseguido anular las medidas que sólo una semana antes había declarado aceptar.
  • 9 de Octubre: con mucho retraso el gobierno, por fin, declara el estado de Alarma en Madrid.
  • En un momento en que las demás comunidades (algunas gobernadas por el PP) empiezan a imponer medidas duras y toque de queda, la única medida de la CAM consiste esencialmente en cambiar el horario de cierre de los bares de las 23 a las medianoche.
  • Madrid toma una medida eficaz para reducir la Incidencia Acumulada: deja de hacer PCR a los contactos. Única en el mundo, la CAM ha seguido el consejo de Trump de hacer menos PCR para tener menos casos.
  • La CAM anuncia la apertura del nuevo hospital. Pero no se le ha ocurrido que un hospital necesita médicos. La solución que proponen es reasignar médicos sacándolos de los demás hospitales. Hospitales que están al borde del colapso. 

Noviembre
  • El coste del hospital que los médicos consideran inútil ha pasado de 50 a más de 90 millones. Más de 90 millones adjudicados por procedimiento de urgencia, tremendamente opaco, por un partido que tiene una larga historia de corrupción en favor de las empresas de construcción. No hay, claramente, indicios de malversación, pero la cosa huele peor que los calcetines de un maratoneta. Los médicos insisten que lo que hay que hacer es reforzar la primaria. La CAM insiste en no contratar a médicos.
  • La CAM busca voluntarios que se vayan de los hospitales desbordado al hospital que los méeicos consideran inútil. Si no hay voluntarios, se "voluntarizará" un número suficiente de médicos. Protestas de los médicos que consideran absurda esta petición. La CAM, como siempre, los ignora.
  • La CAM deja de hacer PCR a los contactos de personas contagiadas. De hecho, reduce drásticamente al número de PCR en favor del test de antígenos, que no detecta directamente el virus, y que tiene un 30% de falsos negativos en asintomáticos (contra el 3% de la PCR). El número de casos detectados baja inmediatamente en Madrid. El gobierno de la CAM considera que la bajada es real. Nadie más, entre los técnico, está de acuerdo.
  • Dado que las olas crecen y se reducen, y dado que la hola ha empezado antes en Madrid que en otras comunidades, el número de hospitalizados empieza a reducirse y la situación empieza a mejorar. Esto sucede un par de semana tras la declaración del estado de alarma específico para Madrid. El gobierno de la CAM ignora esta circunstancia y decide apuntarse la medalla.
  • El gobierno de la CAM pide que se hagan test en las farmacias. Los médicos no la consideran una buen idea, principalmente por dos razones: (1) en las farmacias no hay circuitos separados para las pruebas, así que los posibles positivos se encontrarían en contacto con los clientes, muchos de ellos personas mayores y por tanto vulnerable y (2) el sistema informático de las farmacias no permite acceder a la historia clínica de los pacientes, por tanto no hay manera de comunicar el resultado de las pruebas a los centros de salud, a menos de no causarle más trabajo de lo que se le ahorraría. Los médicos repiten que la única medida razonable es reforzar la primaria, pero parece que la CAM está buscando todas las maneras posibles para no hacerlo.
  • La Conserjería de sanidad elimina el "filtro" a la entrada de los centros de salud. Ahora cualquiera puede entrar sin tener que esperar fuera. Las posibilidades de contagio, entre los pacientes y hacia el personal del centro, se multiplican.


Diciembre
  • Tras una bajada de contagiados (dudosa, en cuanto se produce justo cuando la CAM ha dejado de hacer PCR a los contactos y ha reducido el número de PCR, y también porque la curva de hospitalizaciones sigue creciendo), la CAM habla de "Milagro madrileño".
  • Tras un nuevo aumento de los contagios y una IA que se acerca otra vez a 250, la CAM no habla de "desastre madrileño". Echa la culpa al gobierno.
  • La CAM, a pesar del desastroso resultado del puente de la constitución, no prevé (caso único en España) endurecer las medidas en Navidad. Tras haber, en Junio, exigido que se le devolvieran las competencias para apuntarse la medalla de la desescalada, ahora que es el momento de tomar medidas duras e impopulares, la CAM huye de sus responsabilidades e intenta escurrir el bulto.
  • El consejo interterritorial aprueba por unanimidad (es decir, con el voto positivo de la CAM) el reparto de las vacunas. Tras haberlo aprobado, Ayuso empieza a atacar el gobierno sosteniendo que Madrid no va a recibir bastante vacunas.
Enero 2021
  • Tras protestar por recibir pocas dosis, resulta que la Comunidad de Madrid es una de las que menos ha administrado: sólo el 5% de las vacunas recibidas han sido administradas.
  • Las asociaciones de enfermería denuncian que la Comunidad de Madrid está infrautilizando su red de centros de salud: en lugar de enviar refuerzos para administrar la vacuna, la CAM no utiliza ni siquiera los enfermeros que hay, y no les permite administrar la vacuna.
  • En una jugada ya conocida, el gobierno regional aprovecha la ineficiencia que él mismo ha provocado para firmar contratos con empresas privadas para vacunar. Estamos en la situación de siempre: los que administran la cosa pública tienen todo el interés a sabotearla para favorecer las empresas privadas.
  • En una jugada magistral, la CAM firma un contrato con la cruz roja para administrar la vacuna. Seguro del impacto mediático del contrato (¿quien se va a oponer a firmar un contrato con la cruz roja?) la CAM firma un contrato muy lucrativo con Quiron. Y más vendrán.
  • La CAM quiere administrar test de antígenos en las farmacias, y sostiene que si se hubieran autorizado antes de navidad, ahora estaríamos en una situación mejor. Olvida que los test de antígenos tienen una tasa de falsos negativos de hasta el 70% en asintomáticos, por tanto el falso sentido de seguridad que habrían dado habría probablemente empeorado las cosas
Acabo de leer lo que he escrito. Casi me sorprende que Madrid no tenga aún más casos de los que tiene.

Monday 14 September 2020

Reformar la constitución

Las últimas revelaciones sobre los negocios de dudosa legalidad del Rey Emérito Juan Carlos han vuelto a destapar en España el debate sobre monarquía y república. Se trata de un debate que en el país siempre está a penas por debajo de la superficie, como algo cubierto por un fino velo de arena que cualquier movimiento del aire vuelve a destapar. España está, hay que admitirlo, en una posición única frente al resto de las monarquías europeas.

Las monarquías Europeas son, generalmente, monarquías "de supervivencia", antiguas monarquías que, por falta de evento traumáticos que justificara su eliminación, se han mantenido, cediendo cada vez más poder hasta reducirse a una mascarada un poco anacrónica, divertida a veces. Pero ningún país que haya abandonado la monarquía en el Siglo XX ha vuelto a ella. Ninguno, con una excepción: España.

No sorprende por tanto que el asunto de la República sea más presente en España que en otros países. Pero, pasar de la monarquía a una república necesita una nueva constitución o, por lo menos, un cambio en profundidad de la que tenemos. Cambiar la constitución sólo para cambiar la forma de l estado supondría perder una ocasión única para corregir varios defectos de la constitución de 1978. La constitución de 1978 fue, sin duda, un logro para España, una manera de pasar de una dictadura a una democracia sin excesivos traumas. Pero, justo por esta razón, contiene compromisos y límites que, si eran lo mejor que se podía hacer en 1978, deberían ya haberse corregido en los 40 años que han transcurrido. Lamentablemente, no se ha hecho, pero nunca es tarde para mejorar la calidad democrática del país.

Uno de los aspectos más anómalos de nuestra constitución es el poder del ejecutivo. Los estados democráticos tienen dos tipos de gobiernos: gobiernos "fuertes" elegidos directamente o gobiernos "débiles" cuya investidura viene del parlamento que, solo, es elegido por el pueblo. EE.UU. es un típico ejemplo de país con gobierno fuerte: el parlamento no puede obligar el gobierno a dimitir, porque el jefe del gobierno (el Presidente) es elegido directamente. Italia es un ejemplo de país con gobierno débil. Los italianos eligen el parlamento que otorga la investidura al gobierno. Pero el gobierno necesita la confianza del parlamento, y perder una votación en que se ha puesto la "cuestión de confianza" obliga el ejecutivo a dimitir.

España es una excepción. El gobierno no es elegido directamente, y depende de la investidura del congreso, pero el gobierno puede disolver el congreso, y el congreso puede cambiar el gobierno sólo a través de una moción de censura. Se trata de un instrumento más difícil de usar que un voto de no confianza. Una no confianza simplemente obliga el gobierno a dimitir, y luego el normal mecanismo constitucional se pone en marcha para nombrar un nuevo gobierno. La moción de censura supone un candidato alternativo que consiga la mayoría, algo mucho más difícil de conseguir.

La consecuencia es una paradoja jurídica: es el parlamento quien autoriza el gobierno, pero en el momento en que el gobierno entra en función ya no necesita el parlamento y hasta lo puede disolver.

El funcionamiento del parlamento presenta también algunas particularidades que habría que volver a analizar. Creo que en ningún parlamento democrático exista una institución parecida a la mesa del parlamento español con poderes comparables. La mesa es un organismo con representatividad reducida que prácticamente domina el funcionamiento de la cámara.

España, otra vez caso único, prevé que todas las votaciones en el parlamento sean abiertas: no se permiten votaciones secretas. Esto otorga un gran poder a las secretarías de los partidos. Permitiendo la aplicación de la disciplina de partido, la votación abierta obliga a los diputados a ser fieles a su partido y no a sus electores. Muchos parlamentos restringen el uso de la votación abierta a un grupos restringido de cuestiones, por ejemplo cuando el gobierno pone la cuestión de confianza.

Del sistema electoral se ha hablado mucho. Se sabe que el sistema electoral español favorece los partidos grandes, y ha sido la causa principal del bipartidismo que ha dominado la política española durante 40 años y que no ha todavía desaparecido. El método de cálculo D'Hondt (que ha prácticamente desaparecido en el resto de Europa) y sobre todo la manera en que se asignan los votos "perdidos" (votos dados a partidos que en una circunscripción no han conseguido escaño) han causado el dominio bipartidista en España.

Los Padres de la Constitución eligieron estabilidad por encima de la representatividad, una elección que quizás tenía su raison d'être en 1978 pero que hoy, en un momento histórico en que la economía está quitando poder a la política y los consejos de administración tienen más representación en la decisiones políticas que los ciudadanos, quizás ahora habría que cambiar.

Monday 7 September 2020

Vuelta a la universidad con covid: los desafíos

No sé mucho de vuelta al cole pero, por mi situación profesional, sé algo de vuelta a la universidad. En la universidad en que trabajo (cuyo nombre no haré) la semana que viene empezarán las clases, y estamos en una situación que definiría de "caos controlado al límite del pánico".

En parte, claro, esto es inevitable. Vivimos en una situación epidemiológica en cambio continuo, y lo que parecía decidido y consolidado hace un mes ya no vale nada. En julio teníamos una tenue esperanza de poder empezar el curso de manera principalmente presencial, pero la multiplicación de casos en Agosto nos ha obligado a revisar todo: ahora se hará un mixto de enseñanza on-line y presencial (con prioridad de la on-line) para el Grado y una enseñanza esencialmente presencial para el Master, donde las clases son mucho más pequeñas y se puede mantener la distancia. Esta es la situación hoy, 7 de Septiembre. Lo que será la situación en una semana, pues... ¿quién sabe?

Organizar una clase usando un método de enseñanza completamente nuevo no es una tarea fácil, y todos, cada uno en su asignatura, estamos buscando la manera mejor de hacerlo y, en la medida de lo posible, de usar las nuevas condiciones como una oportunidad de mejorar en lugar de un obstáculo a la enseñanza. Muchos de nosotros han aprovechado el verano para preparar varios escenarios en que dar la asignatura. Habrá muchos intentos, errores, éxitos y adaptaciones pero espero que consigamos un buen curso.

La cosa es complicada sobre todo porque, a pesar de haber tenido un verano para prepararnos, desde el punto de vista de la organización logística y de los horarios el tiempo se nos ha echado encima. En parte esto depende de la inestabilidad de la situación, en parte de una costumbre latina muy difundida y dañina.

He tenido la impresión que en verano todo el mundo se ha quedado bloqueado esperando instrucciones de arriba: los departamentos esperaban el rectorado, el rectorado esperaba instrucciones de la consejería y del ministerio. Somos, parece, incapaces de descentralizar, de tomar decisiones a nivel local. Necesitamos un jefe que nos diga cómo actuar. Se trata de una costumbre que en el mundo de hoy no tiene lugar, de una mala costumbre que hay que perder. Necesitamos aprender a tomar decisiones, a correr el riesgo de equivocarnos y a asumir la responsabilidad de las decisiones que, autónomamente, tomamos.

La cultura de nuestro país no nos ayuda. España está siempre dispuesta a reprochar los errores de quien ha tomado decisiones y a alabar a los que no toman ninguna. Hacer quiere decir equivocarse de vez en cuando, mientras quien no hace nada y espera instrucciones no se equivoca nunca. Lamentablemente, a nivel social, se castigan los errores más que se premia la iniciativa a la hora de tomar decisiones.

Cambiar esta actitud, aprender a moverse autónomamente, aprender a apreciar quien decide y actúa aún si a veces se equivoca puede ser la lección más importante que nos dará este año académico.

En 1970, en el medio de la crisis del Apolo 13, el director de la NASA comentó que estaban en el medio del peor desastre de la NASA, y Gene Kranz, director de vuelo, contestó: "este no será un desastre, este será nuestro mejor momento". A todos los colegas y a todos los estudiantes universitarios: os deseo que podáis decir lo mismo.

Que este sea nuestro mejor momento.

Thursday 3 September 2020

Un viaje a Italia en tiempos de covid-19

La semana pasada, por razones que no son importantes aquí, viajé a Italia. Pasé cinco días en Vinci y Empoli, dos pueblos en la orilla del Arno, a mitad entre Florencia y Pisa. Quiero aquí relatar mis impresiones sobre las similitudes y diferencias que he encontrado en referencia a la pandemia del sars-cov2. No quiero dar a estas observaciones ningún carácter general: escribo sólo lo que he visto y hablo de mis experiencias. Nada de lo que escribo tiene ningún valor estadístico, ni debería ser usado para llegar a ninguna conclusión. Se trata de un punto de vista definido, de una experiencia personal en estos tiempos tan únicos que estamos viviendo. La situación del viaje también invita a la prudencia: he viajado a dos pequeñas ciudades (Vinci tiene unos 10.000 habitantes, Empoli unos 60.000) en una zona de Italia donde el virus ha llegado muy poco y ha creado poco miedo. Mis impresiones habrían sido sin duda muy diferentes si hubiera viajado a Milan o a Bergamo, la zona donde se ha concentrado la mayor parte de las 35.000 víctimas mortales en Italia.

Mi primera sorpresa ha sido en el aeropuerto de Pisa. Conociendo las medidas adoptadas por el gobierno italiano, me había hecho una PCR antes de salir de España. Resulta que a la llegada no había ningún control, simplemente nos han dado un papel con una url que teníamos que contactar para declarar que habíamos hecho la PCR. Es posible que esto sea debido a que Pisa es un aeropuerto pequeño, y todavía el personal y el material para poner en marcha las nuevas medidas no había llegado. Me han controlado bastante más a la vuelta a España (aeropuerto de Sevilla), con toma de temperatura, formulario de síntomas y de contactos, etc.

A la salida, el aeropuerto de Barajas estaba tan vacío que daba impresión. Cuando el avión se acercaba a la pista, se veían decenas y decenas de “fingers” vacíos, aviones aparcados con los motores tapiados… una escena de apocalipsis. El aeropuerto de Pisa tenía un aspecto más normal. Llegué poco después de un vuelo desde Londres con turistas que iban a Florencia, algo que puede haber contribuido a la sensación. También hay que remarcar que el turismo en Italia ha caído menos que en España: menos de un 70% frente al 80% de España. Es posible que la diferencia en el tipo de turismo haya tenido algo que ver. El turismo de verano en España es sobre todo de playa, mientras que en Italia es sobre todo turismo a las ciudades de arte, un turismo que permite disfrutar más a pesar de las medidas de seguridad: ir a la playa con la mascarilla elimina casi del todo el placer de estar en la playa, ir a ver la Capilla Sixtina con mascarilla, no.

Los italianos estaban bastante bien organizados en el transporte público. Los trenes tenían asientos “prohibidos” y se habían separado las puertas de salida de las de entrada. Que los italianos respetaran las normas, pues, esta es otra cuestión. Aquí también, el sitio donde estaba ha influido: los trenes regionales entre Pisa y Florencia no viajan tan llenos como lo pueden hacer el Metro o los trenes de Cercanía en Madrid. A pesar de esto, la idea de separar las puertas podría ser útil, sobre todo si consideramos que las puertas siempre se paran en el mismo punto del andén y que por tanto se podría separar los flujos ya desde el andén. En Italia también se hablaba de vuelta al cole, y las medidas se parecen bastante a las que se han tomado aquí: entradas escalonadas, limitaciones en el recreo, mascarilla a partir de cierta edad. Había una polémica en este momento porque el gobierno quería hacer una PCR a los profesores y estos sostienen que la PCR es inútil, dado que uno se puede contagiar tras haberla hecho. En este caso, hacer la serología como se está haciendo, por ejemplo, en Madrid, me parece más racional.

Han llamado mucho la atención mis mascarillas FFP2. Me había llevado unas cuantas, algo que en Toscana se ha visto como exceso de precaución. Aún más ha llamado la atención mi declaración que las había comprado en un supermercado a un par de Euro cada una. Parece que en Italia las FFP2 son todavía bastante difíciles de conseguir, incluso en las farmacias, y bastante cara. En efecto, tras esta conversación me he fijado y he notado que de todas las personas que he visto, sólo dos o tres llevaban una FFP2.

Como he mencionado, en Toscana el virus no ha golpeado muy fuerte, y esto se nota en la actitud de la gente y hasta de las instituciones. Me ha llamado la atención, por ejemplo, que el padre de un amigo, de 85 años, que a principio de Agosto tenía fiebre y dificultad para respirar, lo curaran por catarro sin hacerle una PCR. Al final resultan que tenían razón y era un catarro, pero creo que en ningún lugar de España con esa sintomatología y esa edad lo habrían mandado a casa sin PCR. Y, viniendo de Madrid, donde el miedo es bastante mayor, me ha sorprendido la cantidad de gente que me abrazaba. Se trata de viejos amigos, pero confieso que la cosa me ha molestado un poco. En general, las medidas se adoptan de manera bastante laxa. Sé por cierto que esta es una cosa local: tengo colegas en Milan con quien estoy muy en contacto, y me aseguran que allí las cosas con muy diferentes. Hay que decir que, por lo menos en Toscana, la situación de las residencias no es tan crítica como en Madrid. Las residencias públicas son de gestión pública y en general no se ha dado la reducción brutal de personal calificado que hemos tenido en Madrid. Esto ha contribuido a reducir el número de víctimas y por tanto el impacto emocional del virus.

La impresión general que he tenido es que no me explico la “excepción Italiana”: 7.000 casos diarios en Francia, 3.500 en España, y sólo 1.300 en Italia. La diferencia no parece derivar de una diferencia sustancial en las medidas que se están tomando ni en el mayor respeto de las medidas por parte de la gente. Como muchos otros en esta pandemia, es un fenómeno que habrá que estudiar. Cuando todo esto acabe.

Thursday 6 August 2020

Desde la valla

El otro día me levanté temprano. Me hice un buen desayuno con queso manchego y jamón ibérico (confesaré que en éste campo prefiero la contribución española), salí de casa sin lavar los platos, y marché de prisa hacia el sur. Pasé las últimas casas de la ciudad cuando la gente aún dormía y en un rato llegué a una parte desierta y aislada de la frontera. Era todavía muy temprano y no había nadie, entonces me senté y empecé a pensarlo. Me detuve un buen rato (varias horas, creo) sin que sucediera nada, pero yo seguí pensándolo y, por fin, de tanto pensarlo, un trozo de la valla de frontera desapareció, se volatilizó en el aire como si nunca hubiera existido, llevándose consigo su miedo y hasta su recuerdo. Entonces pude verlo todo.

En una calle de Tijuana vi a una mujer joven, casi una niña, de quizás catorce o quince años, que andaba sola y triste regresando a su casa, con la cara arañada y un ojo negro. Había pasado la noche con un Americano borracho que, al despertarse sobrio, quiso pagarle solo la mitad de lo que había prometido y al protestar le pegó. Mientras que andaba me vio y paró un rato para mirarme y sonreírme con una sonrisa triste y gris.

Más allá vi a la muchedumbre inagotable de la Ciudad de México, caras y caras que se tocaban con solo parpadear, ojos que se miraban tan de cerca que no alcanzaban a verse, brazos que se abrían el camino entre brazos que se abrían el camino. Vi la plaza más bella del mundo, con una multitud de personas que cantaban con el puño levantado. Mientras que cantaban me vieron y, sin parar, dieron la vuelta hacía mi, como deseando que me uniera a su canto.

Vi a dos mujeres en Guatemala que dejaban un pueblo pequeño con sus mercancías, yendo a venderlas al mercado de la ciudad. Estaban sentadas al lado de una carretera, esperando el camión, con trajes de lana de mil colores, y dos sacos grandes hechos de sábanas azules. Hablaban y reían, no sé de qué, y cuando reían toda la cara se les movía, como si cada parte de ellas quisiera participar de la risa. Me vieron y, tapandose la boca con una mano y escondiendo tímidamente la risa, levantaron la otra mano para saludarme.

En el Amazonas una mujer estaba sentada en la selva. Miraba las máquinas que, metro a metro, la destruían para plantar los bananos de una compañía del norte. Trozo a trozo veía el mundo donde había nacido y donde siempre había vivido desaparecer, y no entendía el porqué. Al verla, se notaba que tenía ganas de llorar, pero nunca se hubiera dejado ver llorar frente a esos hombres y a sus maquinas. Para hacerlo, esperaba a quedarse sola en un rincón escondido del bosque. Y un día, cuando las máquinas destruyan todo, a los hombres no les quedará ningún lugar para llorar; entonces los corazones se secarán, y el mundo se acabará. Se dio la vuelta, me vio, y con su mirada me invitó a seguirla para que llorara con ella el fin del mundo.

En una calle de Río un niño había robado una cartera. Un vigilante joven y atlético lo había alcanzado y ahora sostenía una pistola en su nuca, a punto de disparar. El niño estaba de rodillas, mirando al suelo, esperando la bala. Un instante antes de que el vigilante disparara, levantó los ojos, me vio, y me golpeó con una mirada grande y violenta, que contemplaba todos los días que nunca viviría.

En una montaña altísima de Bolivia vi a una muchacha que respiraba feliz el aire frío de cristal, y agradecía su suerte que la había hecho nacer tan cerca de Dios. Me vio y me sonrió, compadeciéndome, que estaba condenado a vivir tan lejos de ella y tan lejos de Dios.

En una plaza de Buenos Aires dos hombres tomaban café en una mesita redonda de mármol gris, con tres piernas de metal verde. Tomaban un café estilo Italiano, y se hablaban de vos. Mi vieron y me miraron con ironía por encima de sus tazas, elevando la ceja izquierda.

En la Tierra del fuego, un hilo de viento frío, que había viajado desde el polo sur, dio la vuelta en una esquina, se puso en la calle principal del pueblo, pasó sin parar dos semáforos en rojo, hizo volar dos periódicos, cuatro bolsas de plástico, y un sombrero que destapó la cabeza de un hombre para terminar en medio de la calle y ser aplastado por un automóvil que pasaba, para gran desesperación del dueño. El hilo de viento paró un rato frente a una boda, dobló a la derecha en la carnicería Rossi, salió del pueblo y se dirigió hacía el norte, para alcanzarme.

Todo eso lo vi ese día, y mucho más. Toda la inagotable muchedumbre, la humanidad cansada, feliz, desesperada, lo niños y los viejos serenos, la minuciosa infinidad de una América vertical y humana, todos se dieron la vuelta para mirarme a través de la puerta que se había abierto en la red, y empezaron a dirigirse hacía mi.

Todo esto existió durante un rato, pero ya no.

Una media hora después, alertados por un ciudadano concienzudo, dos policías llegaron y me arrestaron por fomento de la inmigración clandestina. Luego cerraron el agujero en la red con un triple muro de acero. Para siempre.

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