Wednesday 30 January 2013

Fútbol y corrupción

Josep Valls, teniente de alcalde de Lloret, fue detenido por supuestos delitos de prevaricación y cohecho. Valls, en calidad de consejero de urbanismo, supuestamente, otorgó favores a miembros de una red de mafia rusa a cambio de dinero y otros favores.

Se trata, esencialmente, de otro ejemplo de “chorizismo” a la española, de los a que estamos ya tristemente acostumbrados: tenemos a Camps, Pujol, Bárcenas, los ERE de Andalucía. ¿Por qué no Valls?

Sin embargo hay en este caso un aspecto que llama mucho la atención. Parte de los beneficios que Valls (supuestamente) recibía eran en forma de patrocinio el equipo de fútbol de Lloret, del cual era presidente.

Es curioso que los políticos españoles estén dispuestos a hacerse corromper para financiar a un equipo de fútbol, pero nunca para financiar a un instituto de investigación. Aceptan ilegalmente dinero, ponen en riesgo su respetabilidad (su libertad no: cuentan con los indultos del gobierno) para el equipo, pero nunca para un círculo literario o filosófico, nunca para una escuela de música o un taller de pintura. Si no hay dinero para la cultura o la investigación, no hay problema: se recorta. Si no hay dinero para el fútbol, pues, el dinero se encuentra. Si es necesario pidiéndolo a la mafia rusa.

Los políticos son expresión del país que los elige. La corrupción es una señal preocupante de la falta de ética de los españoles, y las razones que llevan políticos a hacerse corromper son una señal preocupante de su incultura.

Monday 28 January 2013

La desaparición de la música

Una de las consecuencias de la estafa, que otro llama crisis, es la proliferación de gente que toca música y pide dinero en los coches del Metro de Madrid. Aclararé que apoyo a estas personas: se trata de gente que vive una situación muy difícil y que intenta salir adelante como pueda pidiendo sí dinero, pero ofreciendo algo a cambio. A ellos va mi admiración y mi apoyo.

Pero, bueno, el hecho queda que con la llegada masiva de los músicos en el Metro cae uno de los últimos sitios en que podíamos pasar un rato tranquilo sin el bombardeo continuado de muzak que nos está llegando de todos lados. Y nos pillan en una situación particularmente vulnerable en cuanto, a diferencia de la calle donde podemos simplemente alejarnos de quien toca música, en el Metro nos tienen prisioneros. Allí estamos intentando leer o tener una conversación sosegada, y cuando empiezan a tocar las primeras notas de acordeón ya nos tienen acorralados: nada de conversación, nada de lectura. La música se impone por mera intensidad de sonido.

Los músicos de Metro, como ya he dicho, intentan salir adelante, y los respeto (pero ¿es necesario tocar con un volumen tan alto?), pero, lamentablemente, añaden su música a una situación ya peligrosamente cercana a la saturación. Entre la arrogancia de quien escucha música a volumen muy alto en público (con los auriculares abiertos de hoy se oye todo), y la vulgaridad de las tienda con su banda sonora continuada, ya no sabemos dónde ir a parar.

La música, para los griegos, era parte de las matemáticas: había una matemática del número estático (la aritmética), una del número en movimiento (la música), una de la magnitud estática (geometría) y una de la magnitud en movimiento (astronomía). Para los monjes medievales era la voz de Dios, para los Barrocos era un juego combinatorio con infinitas variaciones. Hoy todo esto se ha reducido a un murmullo de fondo de elevator music que, por ser siempre presente, desaparece; por ser en cualquier sitio, no tiene espacio propio.

Es una pena para la música y para los que, como yo, la aprecian. Me gusta la música y por tanto, cuando escucho música esto es todo lo que hago. La música es suficiente, se justifica en sí misma, y me parecería una falta de respeto reducirla a un simple fundo para estimularme mientras que estoy haciendo otra cosa. Me parecería también una falta de respeto hacia la otra cosa que estoy haciendo y que, si es algo que merece la pena, también llena mi percepción sin necesidad de ruido de fondo.

Thursday 17 January 2013

Fonética y dominación cultural

Con mis amigos españoles hablamos relativamente a menudo del Inglés (mi idioma madrastra, que me adoptó recién entrado en la edad adulta) y de sus diferencias con el Castellano. Los latinos encuentran muchas dificultades fonéticas con el Inglés, desde los muchísimos sonidos vocálicos hasta la diferencia frustrante entre vocales largas y vocales cortas. Una de las cosas que más llama la atención es sin duda la curiosa manera de escribir el Inglés, una manera que parece tener muy poca relación con la pronunciación.

La ortografía inglesa es sin duda una de las más curiosas entre los idiomas indoeuropeos y quizás, entre todos los idiomas con escritura alfabética. No conozco ningún otro idioma en que una competición como el “spelling bee” tendría sentido. No conozco ningún otro idioma en que la palabra “live” se pronuncia \’liv\ en la frase “I live here” pero se pronuncia \’l(ai)v\ en la frase “a live concert”. No es muy claro cómo esta curiosa falta de regla se haya creado. El Middle English (y aún más, el Old English) era mucho más fonético que el inglés moderno. Mi teoría es que este fenómeno se debe, en parte, a las muchas influencias culturales que se ejercieron sobre la lengua inglesa a lo largo de los siglos.

Una confirmación (muy parcial) de este hecho es que en los últimos años la lengua Castellana se ve sometida a una pérdida de correspondencia entre la fonética y la escritura que, si bien mucho más reducida que la del inglés, va por el mismo camino. Consideremos, por ejemplo, el término wi-fi, que se pronuncia “güi-fi”. Aquí tenemos dos grafemas (“w” y “gü”) que representan el mismo fonema. Para complicar las cosas, la misma “w” se pronuncia “v” en palabras como “wagneriano”. En otros casos hay letras que se transforman en diptongos, como la “a” de “facebook”.

Parece tratarse de un fenómeno relativamente nuevo. Hasta hace unos años la incorporación de palabras extranjeras al Castellano se hacía intentando respetar la correspondencia fonética. Así, una vez establecido que la “w” se pronunciaba como una “v” en “wagneriano,” se tuvo que crear una fonética alternativa para palabras como “whisky,” que oficialmente en Castellano se escribe “güisqui” o como el baseball, que se escribe (¿escribía?) béisbol.

Es normal que una lengua evolucione, naturalmente. Pero la pérdida de la escritura fonética representa una pérdida muy importante para el Castellano. Lo que es peor, se trata de una señal de decaimiento cultural: las culturas más activas imponen su semiótica a las culturas en caída.

No es una situación muy alegre. Pero, si nos puede consolar en algo, los italianos están peor que los españoles: en Italia el fenómeno ha llegado al punto que se remplazan con el inglés incluso palabras que existen en Italiano Por ejemplo, el cotilleo—“pettegolezzo” en Italiano—se encuentra casi siempre remplazado por “gossip”, incluso en los periódicos.

Y hay que admitir que si un pueblo latino llega al punto de aprender de los anglo-sajones como escribir “cotilleo,” su decadencia es completa.

Thursday 3 January 2013

Previsiones para el futuro

La comunidad de Madrid ha decidido privatizar la gesti ón del 10% de los centros de salud de la Comunidad. Temo que, como sucede a menudo en estos casos, en un par de años se nos contar án unas cuantas mentiras y medias verdades sobre lo sucedido, contando con la poca memoria de la gente.

Por tanto, y para que quede constancia, quisiera hacer un par de previsiones sobre lo que pasar á en el futuro pr oximo.

Primero, es muy probable que se eligan cuidadosamente los centros de salud que se van a privatizar: los centros que tienen muchos pacientes mayores permanecer án de gesti ón p ublica, ya que la gesti ón privada no resulta en estos casos muy rentable. A las empresas les gusta curar pacientes jóvenes y sanos. Los viejos se enferman demasiado y cuestan demasiado caros.

Segundo, es probable que los centros con gesti ón privada empiecen a presionar para que se eviten demasiadas pruebas diagn osticas, sobre todo de las caras. Los m édicos (que, en general, se preocupan m ás por la salud de los pacientes que por la cartera de los administradores) harán alguna observaci ón a los pacientes que los animará a cambiar de centro de salud, acudiendo a uno de gesti on p ublica. Los pacientes, comprensiblemente, quieren que la decisión sobre si necesitan una nueva TAC o no la tome un médico, y no un admiistrador financiero de una empresa de sanidad.

Por tanto, en un par de años tendremos una situación polarizada: centros de gesti ón privada con relativamente pocos pacientes, m as j ovenes y más sanos, y centros de gesti on p ública con m ás pacientes, m ás mayores y con enfermedades m ás graves y costosas.

¿Para que servir á todo esto? Pues, para que en un par de años la Comunidad de Madrid nos enseñe datos donde se "demuestra" que los centros con gesti ón privada gastan menos dinero y por tanto que hay que privatizar m as.

Por favor, recortad este artículo, guardadlo y volved a leerlo cuando os lo digan.

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