Sunday 21 August 2011

El Papa en Madrid

Tengo suerte: no soy creyente. Tengo suerte porque, de esta manera, no tengo mucho que quejarme por la visita del Papa en Madrid: justo el escándalo del gasto público, del descuento innombrable para el uso del transporte público (si fuera un turista "normal"... ¡oh, como me enfadaría!), los descuentos fiscales a los patrocinadores, el uso de centros públicos (mientras que los participantes a otros eventos tienen que pagarse el hotel).

Ningún problema, naturalmente, con la JMJ en si: me parece fenomenal que jóvenes de todo el mundo se encuentren para celebrar su fe. Pero, como dice un lema de la manifestación laica, no con mis impuestos, please.
Pero si fuera católico, entonces sí que me cabrearía. Me enfadaría viendo que como guia espiritual llega rodeado de una escenografía digna de Lady Gaga, de que se parece más a una estrella del Rock que al cura que debería ser, de que mis principios espirituales se están usando para montar un vulgar espectáculo mediático. (Quizás también pensaría que es raro ver tantas banderas nacionales para celebrar una iglesia que se define católica---es decir: universal; pero, ¿quien sería yo para juzgar a los demás?).

Pensaría que se está usando mucha arrogancia y mucho dinero para propagar una religión basada en la humildad y en la pobreza. Pensaría que las personas que, dentro de la iglesia, viven de verdad los ideales cristianos acogiendo a emarginados, ayudando a drogadictos, han sido una y ora vez discriminados por la misma iglesia. Me indignaría que el Papa discrimine a los Cristianos de verdad.

Jesús pasó su vida entre los pobres y los excluidos, la terminó ejecutado entre dos ladrones, y me indignaría que su vicario en tierra se encuentre tan bien con un poder arrogante, y tan mal con los pobres a quien ni se acercará.

Pensaría que hace 2.000 años el Papa habría estado del lado del Sinedrio, y que habría gritado crucifige.
Si fuera católico pensaría que el gigantismo de la organización de esta visita, cuando hay en España personas que buscan comida en la basura de los supermercados, ridiculizaría los fundamentos de mi religión.

Pero, afortunadamente, no soy creyente, gracias a Dios.

Monday 1 August 2011

Addendum a Telefónica

Un pequeño addendum a mis consideraciones sobre la empresa Telefónica, de que hablaba en el último artículo. Este año los beneficios de la empresa han sido de 3.162 millones de euros, un 16,3% menos que en el mismo periodo del año anterior.

Buena parte de la responsabilidad de este calo se debe a la depreciación de la participación de Telefónica en Telecom Italia (353 millones de pérdida); una participación que, sin duda, fue decidida a los niveles más altos de la empresa: los mismos niveles que este año se han compensado con 450 millones de premios.

Así funcionan las cosas en el nuevo capitalismo especulativo. El antiguo capitalismo (el capitalismo industrial) se fundaba en la cultura del riesgo: las decisiones correctas se ven premiadas con el éxito, mientras que las decisiones equivocadas se pagan.

En el capitalismo especulativo las cosas no funcionan así, evidentemente: el trabajo de los empleados se castiga con el despido, mientras que las decisiones que han costado a la empresa 350 millones se compensan con premios millonarios.

Dos observaciones se imponen: cualquier sistema económico que si base en esta ética de la prevaricación merece desaparecer, y cualquier sistema legal donde este comportamento sea legal necesita reformas urgentes.

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