Wednesday 5 May 2021

Elecciones en Madrid, o: el sueño de la razón

Según previsiones, Ayuso ha ganado por goleada y gobernará Madrid dis años más con el apoyo de la ultraderecha. El resultado no sorprende: ya hace semanas, en otro escrito, había hablado de las razones que la llevarían a una, entonces, probable, victoria. Pero si es cierto que, como dice el Alighieri, "saetta prevista vien più lenta", es cierto que se trata de una victoria preocupante no sólo (para una persona de izquierdas) en el plano político sino también (y esto debería preocupar a todos) en el plano de la salud democrática, por como se ha conseguido esta victoria y por la involución que representa en el debate político.

Para una persona de izquierda es lógicamente preocupante que, durante por lo menos dos años más, seguirá el desmantelamiento de la sanidad y de la educación públicas, la privatización de los servicios, la práctica de hacer negocios privados con la cosa pública. Esta es una preocupación política, de alguna manera normal en una persona de izquierda cuando gana la derecha.

Pero lo que hace esta victoria preocupante es lo que representa en el plano del anti-política, del anti-razón. Ayuso no ha ganado presentando su gestión durante los últimos dos años, ni presentando un programa para los dos años que vienen. La gestión de la administración Ayuso en los últimos dos años ha sido nula (dos leyes en dos años), su gestión de la pandemia, de que he hablado enotro escrito, nefasta (IA acumulada desde el 1/7 en 8300, la más alta de España, el 20% d los muertos con el 14% de la población, caída del PIB en un 10%, de las más altas de España, subida del paro en un año del 1.55% frente al 1.57% de la media española). Ayuso ha conseguido que no se hablara de eso. De hecho, Ayuso ha conseguido que en campaña no se hablara de gestión ni de programa. El folleto que ha enviado a los electores, con su foto, la palabra "libertad" y el verso en blanco sin ninguna propuesta ha sido la metáfora perfecta de su gestión y de su campaña.

Ayuso ha ganado porque ha gritado más que sus adversarios, porque ha enfrentado, porque ha calentado los ánimos sin, en realidad, decir nunca nada. Esto es lo que verdaderamente preocupa. El gran derrotado de la noche electoral ha sido Angel Gabilondo, el antitesis de Ayuso, una persona que, a pesar de tener profundas diferencias políticas con él, siempre he respetado por ser una persona sosegada y culta, una persona capaz de hablar de política, de problemas complejos que necesitan soluciones complejas. Esta es la política que, con la excepción de Más Madrid que ha ganado muchos votos, ha salido derrotada de la noche electoral. La derrota de Gabilondo no es sólo la derrota de un proyecto político (algo que, en una democracia es, al fin y al cabo, lo normal: uno gana y el otro pierde), es la derrota de la política razonada, de la política culta. La victoria de la campaña de Ayuso es la victoria de la política falsamente chabacana, que en el fondo es una política manipuladora muy sofisticada que primero crea artificialmente emociones y luego las explota sin decir realmente nada sobre su programa o sus ideales.

Pierde la razón y ganan las emociones, pierde el razonamiento y ganan los eslóganes. Ayuso no ha ganado proponiendo ideas, sino levantando el miedo, un miedo irracional, que no tiene ninguna razón efectiva de existir, pero que es muy poderoso a la hora de dirigir las acciones de las personas. Consuela un poco el éxito de Más Madrid y de Mónica García, una persona que, con un formato quizás más moderno, ha presentado también una campaña sosegada y basada en contenidos.

Ayuso ha demostrado que para ganar no sólo no es necesario tener un programa, sino que es mejor no tenerlo. Se ganan más votos insultando a los adversarios que hablando de los problemas de la cuidad. Si uno piensa un poco en la campaña electoral, se dará cuenta que, excepto por los insultos personales, los eslóganes y el enfrentamiento, Ayuso no ha dicho absolutamente nada. Esto es lo que preocupa desde el punto de vista de la salud democrática.

Para una persona de izquierda, una victoria de la derecha es siempre preocupante. Pero victorias de la derecha ha habido en el pasado y habrá en el futuro: es parte del juego democrático. Pero en Madrid ha ganado el miedo, ha ganado la anti-política, han ganado los eslóganes vacíos y, a menudo, basados en datos falsos. Esto es lo que verdaderamente debería preocupar todos los que, de izquierda o de derechas, se preocupan por la calidad de nuestra democracia.

Han ganado las emociones (sobre todo esa emoción muy poderosa que es el miedo), la razón se ha quedado dormida. Y Goya ya nos advirtió que el sueño de la razón produce monstruos.

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