Monday 10 December 2012

La destrucción de la sanidad pública en Madrid

La comunidad de Madrid está lanzando un ataque sin precedentes al sistema público de salud madrileño. Se privatizará la gestión de 6 hospitales, y del 10% de los centros de salud, además de privatizar todos los servicios no-médicos. La comunidad, en realidad, prefiere no hablar de privatización, sino de “externalización”. Pero, dado que el diccionario de la RAE la palabra externalización no aparece, y que la definición de privatización describe exactamente lo que la comunidad está haciendo, seguiré el sentido común antes que la retórica de los políticos, y usaré la palabra privatización.

La comunidad médica al completo está argumentando, con muy buenos argumentos, que la privatización supondrá una reducción de la calidad del servicio y que abre las puertas a un copago para todo tipo de servicios. La comunidad dice que no, y lo sostiene con un solo argumento que, en definitiva, es lo de siempre: no aportar ningún argumento, pero repetir la mentira una y otra vez hasta que se transforme en verdad. Se trata de una fórmula teorizada por Göring y que nuestros políticos del PP han aprendido muy bien.

Se ha hablado mucho de la calidad del servicio, y creo que nadie que refleje sobre el asunto más de dos minutos podrá seguir creyendo en el cuento de hadas de la comunidad. Pero la comunidad también avanza otro argumento, el económico. Se nos dice que las cajas están vacías y que hay que ahorrar dinero. A esto se podría contestar que las cajas están vacías porque el gobierno no quiere cobrar impuesto a los defraudadores y a los ricos, pero quiero ocuparme aquí de otro asunto: ¿tiene fundamento la idea que la privatización ahorrará dinero? El gobierno regional, fiel a su estrategia, sigue diciendo que sí, pero sin argumentar su posición.

Conviene dividir la discusión en dos partes: la gestión privada en un país capitalista que funcione, y la gestión privada en España. El ejemplo más completo de sanidad privada en un país verdaderamente capitalista es EE.UU. Ahora, en 2007, antes de los recortes, España gastaba en sanidad un 9% del PIB, contra un 13% de EE.UU. Con este 9%, España daba a todo el mundo una asistencia sanitaria de altísima calidad, reconocida internacionalmente. EE.UU. con su 13% tenía 40 millones de personas sin cubertura. En EE.UU. una enfermedad seria podía suponer la ruina económica de una familia, en España no. El ejemplo del capitalismo más desarrollado del mundo no parece pintar bien para la gestión privada.

Si queremos datos más cerca de nosotros, en Madrid ya hay hospitales con gestión privada. En 2010, una cama en un hospital con gestión pública costaba a la comunidad (todos los servicios incluido) 270.000 Euros al año. La misma cama en un hospital privado costaba en media 450.000 Euros, con puntas como el hospital Infanta Leonor donde la cama costaba más de 500.000 Euros. Vaya ahorro. A esto hay que añadir que no vivimos en un país liberal-capitalista, sino en España, patria del chorizo. En un país donde el ex-presidente de la patronal ha conseguido quebrar cinco empresas está en la cárcel por estafa. Donde el actual vice-presidente de la patronal (el señor que dijo “se acabó el café gratis para todo”) sobrevive gracias a sus cafeterías en centros públicos, es decir, gracias al dinero del estado. Vivimos en un país donde los liberales son liberales sólo con el dinero de los demás, donde los liberales piden menos gasto público, pero cuando se encuentran en dificultad corren a buscar financiación pública, más o menos legal.

El modelo de sanidad que se quiere implementar en Madrid es el modelo “Valencia,” y es emblemático, en este sentido, el caso estrella de la Comunidad Valenciana, el hospital de Alzira.

En 1999, un consorcio de cinco empresas ganó un concurso para gestionar el hospital de Alzira, en Valencia. Ofrecían un buen precio, pero con una trampa: muchos de los servicios más caros (transporte, oxígeno, refección,...) quedaban a cargo de l comunidad. Incluso así, el consorcio consiguió perder varios millones de Euros en los primeros cuatro años de operación. En un país liberal, esto habría supuesto, naturalmente, la quiebra del consorcio. En España no. La comunidad rescindió el contrato, compensó (!) las empresas con 80 millones de Euros, y volvió a ofrecer la gestión a concurso, a condiciones mucho mejores para la entidad gestora. El concurso lo ganó... pues, sí: el mismo grupo de cinco empresas.

La cosa no sorprende tanto si pensamos que entre las cinco empresas estaba la Caja de Ahorros del Mediterráneo, un banco gestionado más o menos directamente por el PP de Valencia. Se trata, también, de unos de los bancos rescatados por el gobierno central.

Esta es la situación de la sanidad privada en los países donde el capitalismo funciona, y esta es la situación del “capitalismo” en España. Los madrileños tendrán que decidir si quieren que las decisiones sobre su salud las tome un médico o una persona del tipo de las que han llevado los bancos a la quiebra.

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