Tuesday 10 January 2012

Contra la crisis, vuelve la burbuja inmobiliaria

La crisis ha tenido consecuencias muy graves en España sobre todo porque su economía se basaba en medida excesiva en el ladrillo. España nunca tuvo un verdadero desarrollo industrial, ni una verdadera burguesía industrial, y son estas cosas que habría que fomentar para cambiar el modelo productivo, sobre todo fomentando la creación de industrias innovadoras y fomentando la investigación y el desarrollo avanzado.

Este era un análisis compartido más o menos por todos: derecha, izquierdas, analistas, economistas, emprendedores.

En palabras, of course.

Ahora las medidas del gobierno: se penaliza el consumo con un impuesto que golpea sobre todo a la clase media (el 60% de la recaudación del aumento del IRPF provendrá de los sueldos inferiores a 53000 Euro). Se protegen los patrimonios improductivos, negándose a recuperar el impuesto sobre el patrimonio. Se aumenta el desequilibrio del sistema fiscal (España tiene una presión fiscal entre las más bajas en Europa, pero es sexta por imposición al trabajo): se desincentiva el trabajo y se incentiva la renta pasiva. Se elimina el ministerio de Ciencia, y se elimina, en práctica, la investigación con un recorte de 600 Millones de Euros. Tras dos años en que el gobierno Zapatero ha recortado o congelado, este recorte supone un golpe mortal a la investigación en España. Los mejores investigadores se marcharán (los que se marchan son siempre los mejores, ya que son los que más fácilmente encuentran trabajo en el extranjero). Los burócratas de la investigación, los que fuera de España no encontrarían nada, se quedarán.

El problema, en términos económicos, es sencillo: ¿queremos investigadores de calidad en España? Los investigadores de calidad son relativamente pocos, y todo el mundo intenta llevárselos. Para que se queden hay que darle una buena compensación económica (es curioso que un gobierno que se declara capitalista no aplique aquí una de las normas más básicas del capitalismo) y condiciones para poder hacer bien su trabajo. Si no se las damos, los buenos se irán, y nos quedaremos con los que el resto del mundo no quiere.

Una cosa (entre muchas, sin embargo) diferencia España de los países punteros de Europa, de los que han sufrido mucho menos la crisis: un modelo productivo basado en el conocimiento, una educación bien financiada y de calidad, y una gran consideración, económica y social para la investigación. En el medio de una crisis al principio de que estábamos más cerca de Grecia que de Finlandia, el gobierno ha decidido que la mejor solución es alejarnos de Finlandia y acercarnos a Grecia.

Finalmente, vuelve una de las estrellas de la burbuja inmobiliaria: la deducción por compra de vivienda, una de las medidas más contraproducentes del modelo fiscal español. Es una desgravación que sale muy cara: en 2008 llegó a costar más de 6.000 millones de euros. Es regresiva, porque beneficia más a las rentas más altas y se llega al absurdo de que el Estado subvencione, por ejemplo, mansiones de varios millones de euros si se trata de la “vivienda habitual”. Y además es injusta, porque realmente no ayuda a las familias, sino a las empresas del ladrillo: los vendedores acaban repercutiendo esa deducción en el precio final.

En definitiva, las medidas del gobierno miran a confirmar un modelo económico basado en la construcción. Justamente el modelo económico que nos ha llevado a la crisis.

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