Thursday 13 October 2011

¿Socialdemocracia o Neoliberismo?

A parte las polémicas, un poco estériles, que caracterizan toda campaña electoral en la era de la televisión (máxime en la era de la televisión basura), el próximo 20 de Noviembre los electores deberán decidir entre dos modelos de desarrollo social. Con un poco de simplificación podemos caracterizar estos dos modelos como el Socialdemócrata y el Neoliberal. Con aún más simplificación podríamos decir que habrá que elegir entre una sociedad con fuerte carácter social y servicios públicos y una con énfasis en el sector privado y estado reducido. O, para simplificar una vez más, entre un gobierno con alto ingreso y uno con bajos gastos.

Claramente, en todo caso habrá que hacer cambios y ajustes relacionados con la situación actual, pero la base en que se insertarán estos cambios será una de las dos: la Socialdemócrata o la Neoliberal.

Para elegir nuevas alternativas no es mala idea echar un vistazo al pasado. Al fin y al cabo, como escribió Edmund Burke "those who don't know history are destined to repeat it." Y si miramos a como estos dos modelos han funcionado en el pasado, no cabe duda que el Socialdemócrata gana por KO técnico.

Falta no hace (no debería) recordar que fue el New Deal, un plan de inspiración casi Socialista que sacó EE.UU. de la última crisis comparable con la actual, la de 1929.
Tras la segunda guerra mundial, Europa fue, grosso modo, socialdemócrata desde 1948 hasta la década de los '80, y neoliberal después (España, en esto, es un caso aparte, a causa de la dictadura). En este periodo hubo quizás el incremento más grande en nivel de vida que se recuerde en la historia de Europa. La esperanza de vida aumentó de diez años, la educación hizo un salto impresionante, se impuso el acceso universal a la universidad y a la sanidad. En 1948 Europa era un continente pobre, con alta tasa de analfabetismo, y una presencia importante de enfermedades de infección. En 1985, tras 40 años de Socialdemocracia, Europa tenía la calidad de vida más alta del mundo.

En los mismos EE.UU. en los años '50, una de sus épocas de mayor prosperidad y desarrollo económico, los impuestos para las clases más pudientes llegaban al 65%.
Tampoco parece cierto que la bajada de impuestos sea necesaria para fomentar la inversión y el desarrollo económico: España y Grecia tienen una presión fiscal muy por debajo de la media Europea, Finlandia y Suecia muy por encima. A pesar de esto la industria se ha desarrollado y sigue invirtiendo mucho más en estos últimos dos países que en España o Grecia. Hay factores culturales mucho más importantes que los impuestos y. Si estos factores son presentes, las inversiones existirán independientemente de la presión fiscal. Si no son presentes, impuestos bajos resultarán simplemente en un desperdicio, en cuanto las clases adineradas no usarán el dinero para inversiones productivas. Esto es cierto sobre todo en España, país que nunca tuvo una burguesía emprendedora y donde muchas de las grandes fortunas están relacionadas con la antigua aristocracia terrera, y son improductivas.

El neoliberalismo ha sido, prácticamente siempre, un fracaso social. Incluso en EE.UU., el país en que se ha creado y en que se daban las mejores condiciones culturales y económicas para su éxito, la revolución neoliberal ha aumentado la pobreza, reducido la calidad de vida, reducido el acceso a la sanidad y a la universidad. La carga de trabajo y la inseguridad que el neoliberalismo ha supuesto para las clases pobres ha sido mencionada como causa determinante de la disgregación social que los EE.UU. viven desde los años ’80. El neoliberalismo empobrece la gente y destruye la sociedad.

En el mundo, el neoliberalismo ha creado un sistema en que el 1% más rico posee más riqueza que el 90% más pobre, en que un tercio de la población mundial vive en la pobreza. Claro, el neoliberalismo no ha inventado el hambre en el mundo, pero es cierto que desde 1980 el problema ha empeorado notablemente.

La elección parece ser entre un sistema que ha funcionado, que ha conseguido frenar la codicia de los mercado y hacer sí que trabajaran para el bien común, y un sistema que se ha basado en esa codicia, generando pobreza y desigualdad.
La única ventaja (importante) que tiene el sistema neoliberal es un aparato notable de propaganda. Como dijo un editorialista del New York Times: "El sistema ha convencido a los pobre que en realidad son ricos que están pasando una mala racha".

Lamentablemente, en la era de la televisión, la propaganda lo es todo, y por esto es muy probable que el sistema de la codicia y de la pobreza gane las elecciones en Noviembre.

Tuesday 4 October 2011

¿Democracia?

El gobierno central y las administraciones locales justifican los recortes diciéndonos que no hay alternativa, que hay que recortar para generar confianza en los mercados. Es una explicación importante porque, en cierto sentido, nos dice sobre nuestra situación política más que los recortes mismos.

Notamos que los recortes no se justifican por ser gastos inútiles. Ni siquiera la Sra. Aguirre o la Sr.a De Cospedal los justifican así, mucho menos el gobierno central. No se están recortando gastos que no sirven para nada (medida que, incluso en tiempos de crisis, tendría cierto sentido). No: se están recortando el gasto sanitario y el gasto en educación, que cierto inútiles no son, el primero teniendo que ver con nuestra salud, el segundo con nuestro futuro.

El el afán de recortar, se olvidan incluso los problemas económicos de España: muchos economistas y muchos institutos internacionales advierten que los recortes deprimirán la economía, impedirán la recuperación y, al contrario, generarán recesión. Además, en un momento en que todos los políticos reconocen que el problema principal de España es el paro, hay que notar que sólo los recortes en Madrid y Castilla La Mancha han generado casi 10.000 parados. Si esta es la manera con que las administraciones piensan resolver el problema más importante de España (según su misma admisión), no la entiendo.

En ciertas administraciones de derecha, los recortes y el ataque al estado de bienestar tienen una justificación ideológica, no cabe duda. Pero preocupa más la justificación del Presidente del Gobierno para los recorte que el impuso: "No podemos hacer otra cosas". El problema verdadero es que creo que Zapatero tenga razón.
Si por un lado la elección de que recortar es a menudo política (sanidad y educación para el PP), la decisión de recortar ya no está en mano de los políticos. Los mercados financiero, que tienen a los estados en su poder a través del control de la deuda, imponen y disponen. Hay que hacer recortes no porque pensamos, políticamente, que son útiles, no porque los Españoles han decidido que se trata de una medida necesaria para salir de la crisis. Hay que recortar, simple y llanamente, porque los mercados financiero lo quieren, y tienen el poder para imponer lo que quieren.

Si esto es cierto, entonces ya es tarde para luchar para defender nuestra democracia: ya la hemos perdido. En una democracia el poder está en el pueblo, pero si la justificación que nos ofrecen para los recortes es cierta (y yo creo que lo es), el pueblo ya no tiene el poder. Vivimos en un régimen de oligarquía económica, en que los bancos de inversión, las agencias de calificación, y organismos no-democráticos como el FMI tienen el poder decisiones, y la política (es decir, indirectamente, el pueblo) solo puede obedecer.

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