Thursday 24 September 2015

¿Por qué el PP hace campaña por la independencia de Cataluña?

La campaña electoral del PP de cara a las elecciones autonómicas en cataluña, el próximo 27 de Septiembre es, por lo menos, curiosa. La última decisión poco comprensible es enviar el Ministro de Asunto Exteriore a un debate electoral, dando la clara impresión que el PP ya considera Cataluña como un estado soberano. Por un lado, la elección de Margallo tiene sentido, en cuanto nadie, en la primera línea del PP, quiere "mojarse" demasiado en cataluña tan cerca de las elecciones generales, pero no puedo creer que en la segunda línea no se encontrara a nadie que enviara un mensaje menos ambiguo que el Sr. Margallo.

En ralidad, toda la campaña del PP suena rara. Moragas, el director de campaña, es demasiado inteligente como para no darse cuenta que con esta campaña el PP está creando más independentistas que nunca antes, que cada previsión catastrofista sobre el futuro de Cataluña aumenta el efecto "nosotros-contra-el-mundo" y crea 10.000 independentistas más.

¿Por qué el PP en Cataluña está haciendo campaña en favor de Mas?

La respuesta, creo, está en al cercanía con las generales, y en el hecho que hoy en cataluña es un partido marginal. Moraga lo sabe, y creo que se está dando cuenta que es inútil intentar remontar en cataluña, que para el PP cataluña está perdida, por lo menos en el corto plazo. La campaña del PP en cataluña, en realidad, se dirige al resto de España: en cataluña el PP está haciendo campaña pensando en Madrid, proponiéndose como defensor de la unidad nacional en los lugares donde cree que est emensaje colará más.

Esto explica también porque el PP confunde a menudo entre los independentistas y fuerzas qu eindependentistas no son, tales como el PSOE o Podemos. Un catalán sabe perefectamente, por ejemplo, que Podemos no apoya activamente el independentismo: por cuanto partes de Podemos puedan estar en favor de la consulta, Podemos, como partido, no quiere la independencia de cataluña. Mezclar Podemos o el PSOE con el independentismo no es un mensaje que el PP envía a cataluña, sino un mensaje que envía al resto de España.

Espero, por el bien de España (con o sin Cataluña), que el mensaje no cuele.

Wednesday 23 September 2015

El móvil en el metro

Tengo una propuesta muy económica y sencilla para mejorar la calidad del servicio del Metro de Madrid: eliminar por completo a cubertura del móvil, el wi-fi, y cualquier forma de conexión inalámbrica.

Las ventajas de tal solución son tan evidentes que podría parecer inútil recordarlas, pero quizás no esté completamente fuera de lugar hacerlo, sobre todo para los más jóvenes, los inexpertos y las personas menos preocupadas con los verdaderos problemas de la red de metro.

La primera ventaja es evidente: el viajero de metro no se encontraría casi obligado a enterarse (a causa del volumen de concierto Rock con que la mayoría de los españoles hablan por móvil) de los eventos, extremadamente poco interesantes, de la vida privada de los demás. Que la novia de Pablo se haya liado con Carlos es quizás un hecho muy interesante para Pablo, Carlos y la novia, pero es poco probable que la vida de los demás viajeros de la línea 10 se vea negativamente afectada por la ignorancia de este hecho. La eliminación de la cubertura no resuelve completamente el problema, en cuanto deja abierta la posibilidad de conversaciones a dos sobre temas íntimos y privados que, como es costumbre en España, se desarrollan con el tono de voz de un leñador que grita “timber”; pero la experiencia enseña que estas conversaciones no son tan frecuentes como las del móvil, nada más por la necesidad de reunir a dos personas en el mismo espacio físico.

La eliminación de estas conversaciones tendrá también efectos benéficos sobre el sistema nervioso de los pasajeros, estresados hasta la paranoia por la recurrencia de la “despedida española”. La situación es casi paradigmática: tras media hora de conversación a un nivel de decibelios cerca del umbral del dolor, la persona con el móvil por fin dice “vale... venga... un besito”, señal universal de fin de conversación. El pobre pasajero ya empieza a relajarse y a saborear el descanso de sus pobres oídos cuando, tras unos segundos de silencio, la conversación sigue: “Por cierto... ¿y tu madre?” La conversación sigue desde este punto, siempre más cerca del umbral del dolor y, diez minutos después la escena se repite: “vale... venga... un besito...(unos segundos)... ¿Cómo? ¿Y Alejandro que dice de todo eso?” El ciclo se puede repetir entre cuatro y ocho veces y cuando, por fin, la conversación termina (a menudo simplemente porque se acaba la batería del móvil), el pobre oyente involuntario queda reducido a una masa de nervios informe y temblante.

Pero, como bien sabemos, el móvil ya no es sólo (ni principalmente) conversación. Buena parte de las personas lo usa para dialogar a través de textos, una actividad que no genera ruido (el ruido que sale de los auriculares de los que escuchan música no se puede, lamentablemente, eliminar eliminando la cubertura). Sin embargo, en este caso, también la eliminación del servicio resultaría en varias ventajas. La más importante es quizás el considerable aumento de la seguridad de las estaciones, consecuencia de la desaparición de las multitudes que andan sin mirar adonde van, con la mirada fija en la pantalla del móvil. La cantidad de accidentes, a veces fatales, que se podrían evitar, es motivo suficiente para interrumpir el servicio en toda la red de metro. Si añadimos la ventaja de no tener que ver las hordas de zombies deambulando por las estaciones con la mirada fija en una pantallita, sin darse cuenta de lo que los rodea, pues, el caso a favor de la eliminación de la señal se hace irresistible.

Finalmente, sin un móvil que los captura y aísla, es posible que la gente empiece a mirarse un poco a los ojos y (¡ojalá!) a sonreírse, una cosa que Madrid necesita desesperadamente.

Thursday 3 September 2015

España sale de la crisis. Los españoles no.

El producto interior bruto (PIB) español acumula varios meses de crecimiento, y el gobierno presume. El Presidente del Gobierno, Sr. Rajoy, es tajante: gracias a las reformas de su gobierno, España está saliendo de la crisis. Lo que el Sr. Rajoy omite de su discurso es que, si España está saliendo de la crisis, los españoles no. De hecho, los españoles se están hundiendo en la crisis más que nunca.

España ha conseguido mejorar su macroeconomía empeorando su microeconomía o, para decirlo de otra manera, ha “salido” de la crisis abaratando el trabajo y, consecuentemente, empobreciendo el país. El gobierno intenta vendernos la salida de la crisis aplicando uno de los teoremas del capitalismo Keynesiano: si hay crecimiento, aumenta el bienestar general. Sin embargo, en la economía neoliberal este teorema ya no funciona: es posible conseguir crecimiento a costa del bienestar general, así como demuestran países como Bangladesh o India, o incluso países ricos como EE.UU., que sigue creciendo y donde al mismo tiempo están aumentando la pobreza y la desigualdad.

En la España del crecimiento, los sueldos se han reducido un 13% desde la entrada en vigor de la reforma laboral en 2012. Al mismo tiempo los sueldos de los altos cargos han aumentado un 10%. Con el crecimiento del PIB, las cosas no mejorarán: se prevé un crecimiento superior al 3%, pero el acuerdo entre patronal y sindicatos limita en los próximos años el crecimiento de los sueldos al 1% (es un límite máximo: no hay límite mínimo, y se prevé que la subida real será de un 0.5%). Por lo menos dos tercios del crecimiento no se repartirá entre la mayoría de los españoles.

La creación de empleo, de que el gobierno también presume, es en buena parte un espejismo. El número de horas trabajadas sigue siendo muy inferior a lo que era en 2011, y se “crea” empleo simplemente remplazando un trabajo de 40 horas semanales con dos de 10--el abaratamiento del despido y el alto desempleo hacen fácil para las empresas chantajear los trabajadores con contratos de 10 horas para que en realidad trabajen 40. Para el gobierno, se ha creado un puesto de trabajo; para los trabajadores se han perdido 20 horas de sueldo semanal.

El pacto social en que se ha fundado el bienestar europeo garantizaba que tener un trabajo suponía salir de la pobreza. Este pacto se ha roto: por primera vez en la España de la democracia hay trabajadores pobres: casi el 25% de las personas que acuden a comedores sociales tienen trabajo: se trata de las personas que han pagado con su bienestar el crecimiento macroeconómico y el enriquecimiento de unos pocos.

Unas consideraciones a parte la merece el papel del sistema financiero español. En 2012 la UE, como seguía haciendo desde un par de años, presionó para un rescate, y el recién elegido gobierno Rajoy aceptó. El dinero del rescate fue dirigido principalmente a las cajas de ahorro, pero el mismo ministro de economía Luis de Guindos admitió que una quiebra de las cajas habría tenido consecuencias muy serias para todos los bancos y que se trataba en realidad de un rescate a todo el sistema financiero español.

A pesar de lo que declaró el Presidente del Gobierno, no se trató de un préstamo de la UE a las cajas, sino de un préstamo a España que el gobierno deberá devolver, independientemente de que los bancos devuelvan el dinero o no. Con el rescate (y, otra vez, a pesar de las declaraciones contrarias del Presidente del Gobierno) vino la imposición de las medidas de austeridad que tanto han empeorado las condiciones de vida de los españoles. Lo que no vino fue alguna imposición a los bancos: el sistema financiero recibió 40.000 millones que los españoles tendrán que pagar, sin ninguna obligación de usar este dinero para reactivar el crédito, acabar con los desahucios o usar de alguna manera el dinero para el bienestar de la mayoría.

De los 40.000 millones del rescate, el gobierno ya considera perdida más de la mitad: por lo menos 20.000 millones que nosotros tendremos que pagar a la UE pero que los bancos no pagarán. Al mismo tiempo, gracias a este influjo, el sistema financiero se ha recuperado y en el primer trimestre de 2015 los bancos han aumentado sus ganancias un 62%. Se trata, lamentablemente, de ganancias de especulación que nosotros hemos pagado pero que no nos beneficiarán: los bancos siguen desahuciando y la riqueza sigue concentrándose.

El caso de los bancos sigue el mismo patrón que el resto de la política de austeridad: salvar los préstamos mejorando la macroeconomía, y mejorar la macroeconomía empobreciendo a la gente y abaratando el trabajo. Si vemos la economía no como un fin, sino como un medio para que las personas vivan mejor, entonces nos encontramos en la situación absurda en que se ha sacrificado el fin por el bien del medio.

El gobierno presume que los mercados financieros y las agencias de rating ven España como un ejemplo a seguir, que tienen confianza en nosotros y que la prima de riesgo baja. La cosa no nos sorprende: salvar a los especuladores empobreciendo a los trabajadores es el plan de los especuladores, y España lo está ejecutando a la perfección. No es raro que los especuladores, los mismos que han causado la crisis, aplaudan a un gobierno que no se la hace pagar a ellos.

Nos están dando la enhorabuena por un suicidio social bien ejecutado.

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