Monday 30 June 2008

weburocracia

Acabo de terminar un innecesariamente largo proceso de entrega (a la ANECA, la agencia de evaluación del ministerio de ciencia) de la documentación para la evaluación del profesorado. He pasado por el penoso proceso de introducir los datos de mi currículo en la aplicación web de la ANECA, por él, igualmente penoso, de recoger documentación en papel para todo lo que había puesto en el currícolo y por él, más rápido, de pasar por un registro público y entregar todo. Un par de preguntas sobre el proceso se me presentan de forma espontánea.

La primera: ¿cual es la utilidad para el usuario de la aplicación web? La entendería si la aplicación web constituyera todo el proceso de solicitud y no tuviera que entregar nada: en este caso, gracias al web, podría hacer todo el proceso desde mi despacho y no tendría que desplazarme. Pero, así, de toda manera tengo que ir a un Registro para entregar los papeles. Entonces, ¿para que me sirve? Desde mi punto de vista las cosas serían más rápidas sin la aplicación web, ya que así sólo tendría que imprimir el currículo que ya tengo y entregarlo junto a los documentos. Con la aplicación web, el currículo que tengo no me vale, y he tenido que introducir a mano más de cien publicaciones, unos veinte cursos y no sé que más. No sólo la aplicación web no me ha quitado trabajo, sino me ha forzado a rehacer una cantidad considerable de trabajo que ya tenía hecho.

La segunda pregunta: pero, ¿porqué tengo que entregar certificados y copias de artículos junto al currículo? Sin esta entrega si que la aplicación web sería útil. Además de costar mucho tiempo e invalidar la web, esta entrega me parece un arcaísmo sin sentido hoy en día. Si la ANECA quiere averiguar que los candidatos no mienten en el currículo, un rápido vistazo al web es mucho más eficaz que una entrega de documentos. Ya que habéis decidido recurrir al web como instrumento de entrega, ¿porque no ser coherentes y recurrir al web también para verificar los datos del currículo? Sin considerar que, en estos días de procesadores de texto e impresoras láser de colores, a un candidato que quiere mentir en el currículo no le resultará demasiado difícil fabricar un certificado o una página de revista falsos.

Lo peor le ocurre a la gente como yo, que ha pasado la mayor parte de su vida profesional al extranjero. Para mucha de las cosas que he hecho en mi vida será imposible conseguir un certificado, porque las he hecho en EE.UU. donde este tipo de burocracia, y los certificados que van con ella, no existen. Resulta así que para la carrera en España, es más útil dar un seminario en una pequeña universidad española cualquiera, donde de dan un certificado, que al MIT, donde, por prestigioso que sea el sitio, el certificado no te lo dan. Menudos criterios de evaluación.

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