Sunday 22 November 2009

Virtual y Real

Vivimos en una era de maravillas tecnológicas. Técnicas casi milagrosas, máquinas inimaginables hace una generación (y, sin embargo, imaginadas; milagros de la fantasía humana) nos permiten crear un mundo virtual, donde podemos vivir libres de los vínculos y de la rutina de la vida cotidiana. En el mundo virtual nos podemos relacionar con personas muy lejos de nosotros (pero, ¿de verdad están lejos? A medida de que el mundo virtual se apodera de la realidad, ¿no es la distancia física que se hace irreal?). Podemos explorar nuevos mundos, entretenernos, gozar de un poder que creíamos reservado para los Dioses. La realidad virtual es el verdadero Prométeo; lo que Frankenstein no consiguió usando carne y sangre, nosotros lo conseguimos con unos cuantos bit, nomás pulsar un interructor.
Sin embargo, el mundo virtual tiene sus peligros. Nos podemos perder en sus paisajes fantásticos y olvidar que, por mucho placer y satisfacción que nos de, no es real. Quizás es cierto que la realidad está desvaneciendo de nuestra percepción pero, a pesar de esto, tenemos que seguir viviendo en ella. Por mucho que nos gustaría abandonarnos completamente a las ilusiones consoladoras del mundo virtual, tenemos que seguir distinguiendo entre lo real y lo virtual. No es dificil.

En el mundo virtual, estamos viviendo del periodo de paz más largo de la historia. En el mundo real hay cientos de conflictos abiertos que causan miles de muertos al año. En el mundo virtual, la guerra es una empresa gloriosamente tecnológica, combatida por profesionales equipados como robots de videojuegos, con punterías láser, gafas de visión nocturna, y bombas inteligéntes. En el mundo real la guerra es sangre, dolor y lágrimas. Huele a muerte y a miedo, destruye todos y todo. En el mundo virtual se usan bombas para afirmar la paz. En el mundo real las bombas sólo afirman la muerte.

En el mundo virtual el dinero es abstracto, dígitos que fluyen en los ordenadores de los bancos, y uno puede llevar una vida de lujos simplemente moviendo estos números de un ordenador a otro. En el mundo real, el dinero son los pocos dólares que recibes tras un día de trabajo, y puede que mañana haya más, puede que no. En el mundo virtual hay una crisis financiera cuando los números en los ordenadores no crecen a un ritmo cada día más rápido. En el mundo real, una crisis es cuando no tienes bastante comida para ti y para tu familia, o un techo bajo el cual vivir. En el mundo virtual se puede ser muy rico sin producir nada y, a menudo, manejar dinero sin producir nada hace uno más rico que producir algo. En el mundo real, puedes producir muchas cosas y seguir siendo pobre, porque todo el dinero se lo llevan los que no producen nada. En el mundo virtual un ejecutivo puede haber tenido una gestión muy mala, haber perdido mucho dinero, haber llevado una empresa casi a la bancarrota, y todavía recibir un premio de millones. En el mundo real, si a un cabecilla no le gustan tu cara o tus ideas políticas, te puedes quedar sin trabajo y sin medios para sobrevivir. En el mundo virtual, una crisis financiera es un bache en el sueño dorado del neoliberalismo. En el mundo real ni te das cuenta, porque de toda manera el neoliberalismo trajo sólo pobreza y explotación.

En el mundo virtual hay una emergencia sanitaria cuando demasiada gente está demasiado gorda porque come comida grasa, procesada y con conservantes. En el mundo real, la emergencia es que demasiada gente no tiene bastante para comer. En el mundo virtual hay clínicas perfectamente equipadas y doctores excelentes para atender a todas las necesidades de la quirurgía estética. En el mundo real, tu hijo se muere y no puedes comprar antibióticos. En el mundo virtual, chicas jovénes pasan hambre y no comen para parecerse a las modelos de las revistas. En el mundo real, no comer no presenta problemas: es comer demasiado que es difícil.

En el mundo virtual se compra agua mineral muy cara en botellas de diseño. En el mundo real, andas 20 Km para llegar a un rio relativamente limpio. En el mundo virtual, la edad en que los niños reciben su primer móvil baja cada día más. En el mundo real lo que baja es la edad en que los niños son reclutados como soldados o como esclavos sexuales. En el mundo virtual la gente hace horas de fila para participar al casting del último reality de le televisión. En el mundo real la gente hace horas de cola para que la Cruz Roja le de un poco de maíz.

En el mundo virtual se viaja con vuelos de bajo coste, y la gente se queja porque ya no ofrecen comida a bordo. En el mundo virtual se cruza el mar en pateras, jugandóse la vida, para buscar un lugar en los márgenes del mundo virtual. Allí también se viaja sin comida.

La realidad virtual es maravillosa, pero quizás este sea un buen momento para apagar el ordenador un rato y mirar por la ventana.

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