Monday 25 May 2020

El baile de las cifras del covid

Recoger y analizar datos en una situación tan complicada como la presente no es fácil, y es normal que muchas cifras sean inestables y que a veces nos dejen sorprendidos.

En España, en los últimos días, varias comunidades han aprovechado de la situación de relativa calma para consolidar los datos, y eso provoca que las cifras que se reportan no siempre sean consistentes. Ayer, por ejemplo, la Comunidad de Madrid notificó 261 casos nuevos de los cuales sólo 26 son nuevos diagnósticos. No se trata, esperemos, de negligencia por parte de la Comunidad de Madrid (¿se falsifican datos para acelerar el cambio de fase? Quiero pensar que no), sino de un reflejo de la situación complicada que estamos viviendo. Lo mismo pasa, por ejemplo, con Cataluña y hasta con Francia que un día, hace poco, no comunicó datos en cuanto los estaba consolidando y cuya cifra de fallecidos ha sido bastante inconsistente últimamente (el 19/5, por ejemplo, el número de fallecidos de Francia se redujo en 217 unidades(*), mientras el 29/05 Francia y Alemania han ajustado datos (**), resultando en una diferencia diaria de 3325 y 741, que no tienen nada que ver con los casos nuevos efectivos en esos días).

En los datos influyen también diferencias de medidas. A menos de no asumir que el criterio con que se cuentan los fallecido cambia de país en país, no se entiende como Francia pueda tener una letalidad (muertos/casos) del 19% y Bielorrusia del 0.6%. Una noticia no confirmada, y que no he conseguido confirmar, reporta que, por ejemplo, en Alemania, las personas con patología previa que mueren tras contraer covid se consideran, en las estadísticas, como víctimas de la patología que tenían. De confirmase, por lo menos parcialmente, esta noticia podría explicar porque la letalidad en Alamania (4.6%) está tan distante de países como Suecia (12%), España (12.2%), Países Bajos (12.9%), Bélgica (16.3%) etc. (los datos de letalidad se han consultado el 24/5).

Cualquier científico sabe que los datos que se consiguen son consecuencia de una medida, y que dependen de cómo se mide y del contexto de la medida. Esta observación puede explicar la aparente paradoja de UK. En UK, desde hace muchos días, se registra cada día un número de nuevos casos alrededor de los 3000. Es un dato curioso, en cuanto parece que en UK la epidemia sigue un crecimiento lineal, en lugar de comportarse como en todos los demás países en que el número de casos crece al principio en razón geométrica, seguido por un descenso según las medidas de aislamiento tienen su efecto. Este número constante no parece debido a la saturación del número de test (UK es el séptimo país en test por millón de habitantes: 51000/millón, muy por encima, por ejemplo, de Francia, con 21000). Es posible que el comportamiento social de los ingleses mantenga el Rt alrededor de 1 o que haya un problema en la colección de datos. En este momento no lo podemos saber.

Sea cual sea la explicación, es evidente que en un momento tan convulso como el que acabamos de pasar (y que también seguimos pasando, a pesar del optimismo inconsciente de algunos que se saltan las medidas) la colección de datos no puede ser perfecta. En unos meses sabremos mejor como han evolucionado los números. Por el momento, creo que la actitud más prudente es utilizar los datos que tenemos (por imperfectos que sean, son la única guía que tenemos) pero dejando siempre un pequeño margen para la duda.

(*) Nota posterior: en Italia también el 25/6el número de fallecidos se redujo.

(**) Otra nota posterior: el 02/07 UK reportaba 313.483 casos. El días siguiente la cifra se reducía a 283.757 creando la evidente posibilidad estaística de un país con un IA negativo (-27.1). No se trata, naturalmente, de un "truco" o de un "engaño" por parte de los ingleses: simplemente en el medio de una epidemia es normal que las cifras se revisen.

Saturday 16 May 2020

Sobre la desescalada en Madrid y el estilo en la comunicación

La semana que viene, Madrid no pasará a la fase 1 de la desescalada. Esta decisión se basa, a pesar de lo que estamos oyendo desde el gobierno de la comunidad, en razones reales. La fase 1 conlleva inevitablemente un aumento de casos (ya lo estamos viendo en las autonomías que llevan una semana en fase 1) y por esto uno de los criterios para pasar de fase es la capacidad de la atención primaria para hacer test y seguimiento de los nuevos casos.

Prácticamente todos los médicos de atención primaria están de acuerdo que la atención primaria en Madrid no está preparada. En muchos centros de salud las PCR han llegado sólo ayer, no hay todavía un mecanismo bien testado para hacer estas PCR y no hay personal para hacer seguimiento. Madrid, esto nos dicen los médicos, está pagando años de olvido de la atención primaria, un área en que la inversión está estancada desde 2007.

Las razones, por tanto, existen, y son reales. En este aspecto, me ha llamado la atención la diferente actitud, diría la diferencia en elegancia, entre Sanidad y Comunidad. En la rueda de prensa de ayer, el Doctor Simón y el Ministro Illa han evitado todo tipo de polémica. Han agradecido la CAM por su esfuerzo, han reconocido las mejoras y han dicho que iban a trabajar juntos para pasar a la fase 1 cuanto antes.

Desde la comunidad, sólo han llegado proclamas políticos, ataques al gobierno basados en la nada, sin esgrimir un solo dato o un solo argumento. Intento de explicar y calmar los ánimos por un lado, intento de incendiarlos por el otro. Y me parece que, en la situación en que estamos, incendiar los ánimo es una de la cosas más irresponsables que se puedan hacer, máxime si quien la hace es un cargo institucional.

Wednesday 13 May 2020

¿Por qué las noticias falsas se propagan tanto?

El fenómeno de la propagación de noticias falsas en las redes sociales es bien conocido y ha sido muy estudiado. La crisis epidemiológica que ha caracterizado esta primera mitad de 2020 lo ha puesto en evidencia como nada desde por lo menos las elecciones presidenciales en EE.UU. en 2016, y a un nivel mucho más global. La crisis es grave (y por esto captura la atención), mundial (captura la atención de mucha gente), tiene debajo fenómenos complejos (lo que hace más fácil crear ruido y desinformación) y fuera de la esfera de la competencia de la mayoría (lo que hace más fácil "vender" argumentos engañoso basados en un mal entendido "sentido común") y tiene una vertiente política (lo que hace que propagar desinformación sea útil a muchas personas).

Un tema complejo, en que los argumentos simples no funcionan y fuera de la experiencia de mucha gente facilita, sin duda, la proliferación de bulos y rumores, pero muchas veces sorprende la facilidad y la velocidad con que estos argumentos se propagan. ¿Por qué es tan fácil propagar falsedades?

Acabo de leer un artículo muy interesante que apareció en la revista Science hace un par de años (S. Vosoughi et al. Science 359, 1146—51). En él se analizan rumores generados y reenviados por más de 3 millones de usuarios de twitter en un periodo de varios años. Se usan varias agencias de verificación de noticias para separar las noticias verdaderas de las falsas, y varios tipos de análisis basadas en grafos para analizar la viralidad y la difusión de las noticias. Los resultados son sorprendentes: las noticias falsas son reenviadas más veces, y se difunden a más usuarios y a mayor velocidad que las verdaderas. Estos resultados no dependen de la estructura de la red social, sino del comportamiento de los individuos que la componen, y la presencia o ausencia de bot no cambia los resultados. Los usuarios de redes sociales, simplemente, se fijan y difunden noticias falsas más que las reales. Otro artículo, esto de 2020, analiza un fenómeno relacionado: la importancia de las "echo chambers", grupos de personas interconectadas de opiniones parecidas que se reenvían los rumores y los amplifican (Daejin et al. NatureScientific reports, 10(1), 2020). Curiosamente, parece que estas cámara de resonancia son más comunes entre los usuarios conservadores que entre los progresistas (A. Boutyline, R. Willer, Political Psychology, 38(3),2017 supone que la necesidad de certezas es más fuerte entre conservadores, y esto explica su preferencia por grupos con las mismas opiniones).

Es un comportamiento curioso. A todos nos gusta pensar que somos personas generalmente racionales, y que tendencialmente creemos la verdad más que las mentiras. En realidad, hay que reconocerlo, somos menos racionales de lo que nos gustaría pensar. Todos tenemos una historia, y un marco ideológico en que encajamos cada vez las noticias que nos llegan, formulando juicios sobre ellas para que se adapten a nuestro marco ideológico. No somos autómatas, esto no, y nuestro marco puede cambiar a medidas que los hechos lo invalidan, pero se trata de una operación lenta y que nos cuesta. En general, tenemos la tendencia a leer y difundir más las noticias que se adecuan a nuestro marco, que lo confirman.

Y aquí está la gran ventaja de las noticias falsas frente a la verdad. Los hechos reales son lo que son, y no los puedo cambiar. Si un hecho real contradice mis ideas y mis presupuestos, quien lo cuenta no puede hacer mucho para que yo lo acepte y lo difunda. Pero cuando una persona crea un rumor o una noticia falsa, la crea expresamente para que las personas de cierta ideología la difundan. La crea a medida de sus presupuestos, la crea de manera tal que confirme su marco ideológico y, a menudo, para que identifique un enemigo preciso en el campo ideológico opuesto.

Porque esta es otra característica de los seres humanos: nos gustan las explicaciones sencillas y claras, sobre todo las explicaciones que identifican un culpable para las cosas que no nos gustan. Tener un culpable es satisfactorio: las cosas no van mal por causas complejas, interconectadas, difíciles de entender y que no tienen una solución clara. No: nos gusta pensar que las cosas van mal porque una persona (o un grupo de personas) están haciendo algo mal, ya sea por incompetencia o por deshonestidad. Un análisis serio de una situación en una sociedad tan compleja como la nuestra, rara vez encontrará un culpable preciso, y por tanto nos dejará insatisfechos. Pero una noticia falsa no tendrá problemas en identificar un culpable y asignarle la responsabilidad de todos los problemas.

Quien ha leído "1984" de Orwell reconocerá en esto la función que el Partido asigna a Immanuel Goldstein. Quien no lo ha leído, sólo tendrá que pensar a eventos de las últimas décadas, desde la invasión de Panamá a la guerra del Golfo para encontrar muchos ejemplos.

No es fácil escapar al circulo vicioso de las noticias falsas. Pero, en una situación como la que vivimos y en las muchas que viviremos en el futuro, es esencial. Hay que tener mucho cuidado en lo que aceptamos e difundimos. Internet causa el problema, pero también puede ofrecer soluciones: gracias a Internet hoy tenemos acceso a las fuentes primaria en que se basan las noticias (las verdaderas, por lo menos). Tendríamos que desarrollar la costumbre de averiguar antes de creer. Tenemos acceso a informes, leyes, decretos, todos desde nuestro ordenador. Deberíamos tener, siempre, la costumbre de averiguar. Si no antes de leer, por lo menos siempre antes de difundir. Y siempre, siempre, desconfiar de las noticias que nos dicen que nuestra parte política tiene toda la razón y que la culpa de los problemas es de los adversario o, peor, del líder adversario.

Sunday 3 May 2020

Hay noticias falsas y hay deducciones incorrectas

La situación que estamos viviendo no es sólo de gran gravedad, es también situación con causas complejas, una situación en que la simplificación puede ser casi peor que la mentira. En este sentido, a veces lo peor no son las noticias falsas (cuya falsedad es a menudo fácil demostrar---que luego la gente deje de creerlas es otra cuestión), cuanto las interpretaciones falaces o, a vece, tendenciosas, de datos reales.

Leo en un artículo una critica al gobierno de España por haberse retrasado en declarar el estado de alarma. El argumento compara España con Grecia y dice que España ha declarado el confinamiento 30 días después del primer muerto, Grecia sólo unos 10. Por tanto: España mala, Grecia buena. 

Es cierto que Grecia está saliendo de esta crisis en mejores condiciones de España. Pero ¿es este retraso la razón? ¿Es este retraso real? ¿Es culpa del gobierno?

Notamos primero que el retraso de España se basa en la fecha del 13 de Febrero para el primer fallecido. La fecha es correcta, pero no se supo que esta persona había muerto de covid-19 hasta el examen histológico de sus tejidos, a principio de Marzo. Era por tanto imposible decretar el estado de alarma menos de 15 días tras la primera muerte: simplemente no se sabía que había una muerte por covid-19.

En segundo lugar, el argumento tiempo deja de un lado una variable fundamental: la evolución de la epidemia. Hagamos un pequeño Gedankenexperiment. En el país de Immunistan, el 1 de enero hay una víctima por covid-19. El país sigue con un caso al día hasta Junio, cuando hay una explosión de la epidemia y el gobierno declara el confinamiento. Seis meses después del primer muerto. ¿Demasiado tarde? Pues, no: simplemente hasta junio la evolución de la epidemia no necesitaba confinamiento.

Lo absurdo es que un análisis de la situación epidemiológica sí puede revelar un retraso en la aplicación de medidas en España. Grecia decretó el confinamiento cuando tenía 67.5 casos por millón de habitantes. España los decretó cuando tenía 89. Pero dos días antes España tenía 59 casos por millíon de habitantes: menos que Grecia. Es decir, sí, el gobierno retrasó la puesta en marcha de medidas de 48 horas. 

En una situación como esta es importante basar los argumentos en datos completos y comprobados. Pero igualmente importante es considerar todos los datos, identificar las variables relevantes y hacer razonamientos rigurosos basado en estas, sin pasar bajo silencio variables esenciales. Esto es lo que ha pasado con el argumento de los 30 días: se ha completamente ignorado un factor esencial: la evolución de la epidemia.

Friday 1 May 2020

Costa Rica contra el SARS-COV2

El caso de Costa Rica es único en el panorama de America Latina y, diría, mundial. Este país, no especialmente rico, ha tenido unos 700 casos de covid-19 pero a penas 6 muertos: una tasa de mortalidad del 0.8%, entre las más bajas del mundo, por debajo de países como Corea, que se toman como ejemplo de respuesta al virus.

¿Cual es el secreto de Costa Rica? En pocas palabras, lo comenta  Luis Villalobos, del servicio de salud de Costa Rica: "Nuestra mejor vacuna contra el covid-19 es tener una población disciplinada y educada, y un sistema de salud bastante consolidado". Y añade: "Nosotros no gastamos en ejército, pero sí gastamos mucho en salud, en seguridad social y en educación, y eso ha sido muy importante".

Costa Rica efectivamente ha gastado mucho no sólo en salud (el 9.3% del PIB, 1,389 $/(año*habitantes), más que algunas comunidades de España) sino también, y esto es muy importante, en educación a la salud.

Las consecuencia: un sistema de atención primaria que la llegado a la crisis en buenas condiciones (al contrario de muchos sistemas en España, destrozados por años de recortes en primaria) y que ha podido identificar casos y hacer seguimientos resultando en relativamente pocas hospitalizaciones.

La educación también ha jugado un papel. En Costa Rica nunca se ha decretado el aislamiento obligatorio: simplemente se ha recomendado que la gente no salga de casa si no es necesario y que mantenga la distancia. La cuestión es que la población ha seguido la recomendación, no ha salido de casa y no ha propagado el virus.

Contrastemos esto con la situación de España: el 11/3 sanidad recomendó reducir las salidas de casa y mantener las distancias, pero hasta el día 13, por ejemplo, las terrazas estaban llenas y la gente estaba en la calle. La falta de disciplina se paga.

Quizás, para aprender como preparar nuestro sistema sanitario para una emergencia, como invertir en atención primaria, como educar a la población a la responsabilidad individual, quizás para todo esto no es necesario ir a Corea: es suficiente cruzar el atlántico.

Blog Archive