Wednesday 24 September 2008

funcionarios y empresas

Leo en un periódico que el 65% de los jovenes españoles quiere conseguir un trabajo de funcionario. Dada la situación del trabajo en el sector privado en España, la parte que no entiendo es que haya un 35% que todavía quiera trabajar en empresa. Trabajar por una empresa en España supone menos seguridad en el trabajo, un horario peor y todo por menos posibilidades de carrera y un sueldo igual o menos que él de un funcionario. La menor seguridad en el trabajo y el horario más largo con características del trabajo en empresas privadas en todo el mundo. Que estos problemas endémicos no se compensen con un sueldo alto y con la posibilidad de una carrera rápida para los mejores, es una distorción muy latina. ¿En esta situación, quien pondría el trabajo en empresa como su carrera ideal?

Las cosas no tienen porque ser así: la carrera de funcionario tiene, por supuesto, su atractivo, pero también puede tenerlo la carrera en empresa. Hay jóvenes que, por temperamento o historia personal, se sentirían llamados a una carrera de funcionario en cualquier situación económica. Pero hay muchos, muchísimos, que preferirían un trabajo en un ambiente, como se dice hoy, dinámico, competitivo, con posibilidades de ascenso y de dinero. Para conseguir a estos jóvenes, la empresa simplemente tiene que actuar según los principios que predica: basándose en el mercado.

El mercado del trabajo, en que las empresas se mueven se caracteriza por una doble competencia: la del sector público y la de las empresas extranjeras. Un principio elemental de la economía de mercado dice que cuando la demanda supera la oferta los precios suben; las empresas aplican este principio a sus productos: por coherencia y por su mismo interés, tendrían que aplicarlo a sus empleados también. Y mucho más si quieren subir al tren internacional de la innovación científica y tecnológica. La innovación no se hace con mileuristas desilusionados sin perspectivas de sueldo o carrera, sino buscando a los mejores, pagándoles bien, dándole libertad de acción y flexibilidad. Y también, claramente, pidiendo a cambio flexibilidad. Pero la flexibilidad la puede pedir sólo quien la ofrece y en esto las empresas españolas tienen mucho que aprender.

Hace un par de años estaba hablando con un empresario español que, al saber que yo había trabajado durante muchos años en el sector tecnológico en EE.UU. dijo algo como “claro, en EE.UU. es más fácil: encuentras a buena gente, que están dispuestos a trabajar mucho, incluso el fin de semana si se lo pides, y tienes mucha flexibilidad de gestionarlos, e incluso de despedirlos si procede”. Le contesté que todo eso era cierto, pero que también era cierto que un jovén ingeniero en su primer trabajo podía ganar entre 60.000 y 80.000 dolares al año (y esto hace años, cuando un dolar valía más que un Euro), si trabajaba bien doblaba su sueldo en cinco años y, si su proyecto funcionaba y era rentable, se llevaba a casa varios centenares de miles de dólares, y acciones de la empresa. En estas condiciones, claramente, se puede pedir flexibilidad, y es posible atraer a gente con la ganas y la capacidad de inovar. Si queremos un modelo de inovación basado en el mercado, hay que ser coherentes, aceptar sus premisas y sus consecuencias: no se puede hacer mercado a medias. Si las empresas necesitan flexibilidad y creatividad, tienen que ser flexibles y creativas.
Como ejemplo sacado de mi experiencia laboral, cuando trabajaba en la universidad en California, trabajaba mucho como consultor freelance para empresas, sobre todo en la fase de definición de nuevos proyectos. Las empresas veían en esto una manera rápida de conectar con la universidad y de emportar conocimientos del mundo de la investigación. Por lo que he visto, estas práctics resultan desconocidas en España. Una empresa, normalmente, sólo utiliza consultores para tareas muy especificas (instalar un nuevo programa) y, en este caso, el consultor siempre llega de una empresa de consultoría. Este tipo de contratación siempre se hace a alto nivel, y los responsibles técnicos de los proyectos no tienen ni el poder ni el presupuesto para contratar.
No es así que nos podemos enfrentar al mercado internacional de la inovación. El talento, la calidad, la creatividad, hay que ir a buscarlas y retenerlas, sea como sea: con dinero, libertad de acción, libertad de decisión, flexibilidad de horario, etc. Si no, los buenos seguirán marchandose.
La industria española, como dirían los Americanos, “talks the talk, but does't walk the walk”: se basa a menudo en un sistema tan rígido, burocrático y frustrante como él del sector público, sin sus ventajas de horario y seguridad del trabajo. En esta situacción los únicos que quedarán para trabajar en empresa serán los masoquistas y los que no han conseguido sacarse una oposición.

Monday 30 June 2008

weburocracia

Acabo de terminar un innecesariamente largo proceso de entrega (a la ANECA, la agencia de evaluación del ministerio de ciencia) de la documentación para la evaluación del profesorado. He pasado por el penoso proceso de introducir los datos de mi currículo en la aplicación web de la ANECA, por él, igualmente penoso, de recoger documentación en papel para todo lo que había puesto en el currícolo y por él, más rápido, de pasar por un registro público y entregar todo. Un par de preguntas sobre el proceso se me presentan de forma espontánea.

La primera: ¿cual es la utilidad para el usuario de la aplicación web? La entendería si la aplicación web constituyera todo el proceso de solicitud y no tuviera que entregar nada: en este caso, gracias al web, podría hacer todo el proceso desde mi despacho y no tendría que desplazarme. Pero, así, de toda manera tengo que ir a un Registro para entregar los papeles. Entonces, ¿para que me sirve? Desde mi punto de vista las cosas serían más rápidas sin la aplicación web, ya que así sólo tendría que imprimir el currículo que ya tengo y entregarlo junto a los documentos. Con la aplicación web, el currículo que tengo no me vale, y he tenido que introducir a mano más de cien publicaciones, unos veinte cursos y no sé que más. No sólo la aplicación web no me ha quitado trabajo, sino me ha forzado a rehacer una cantidad considerable de trabajo que ya tenía hecho.

La segunda pregunta: pero, ¿porqué tengo que entregar certificados y copias de artículos junto al currículo? Sin esta entrega si que la aplicación web sería útil. Además de costar mucho tiempo e invalidar la web, esta entrega me parece un arcaísmo sin sentido hoy en día. Si la ANECA quiere averiguar que los candidatos no mienten en el currículo, un rápido vistazo al web es mucho más eficaz que una entrega de documentos. Ya que habéis decidido recurrir al web como instrumento de entrega, ¿porque no ser coherentes y recurrir al web también para verificar los datos del currículo? Sin considerar que, en estos días de procesadores de texto e impresoras láser de colores, a un candidato que quiere mentir en el currículo no le resultará demasiado difícil fabricar un certificado o una página de revista falsos.

Lo peor le ocurre a la gente como yo, que ha pasado la mayor parte de su vida profesional al extranjero. Para mucha de las cosas que he hecho en mi vida será imposible conseguir un certificado, porque las he hecho en EE.UU. donde este tipo de burocracia, y los certificados que van con ella, no existen. Resulta así que para la carrera en España, es más útil dar un seminario en una pequeña universidad española cualquiera, donde de dan un certificado, que al MIT, donde, por prestigioso que sea el sitio, el certificado no te lo dan. Menudos criterios de evaluación.

Tuesday 11 March 2008

Luz y sombra electoral

Desde aquí donde estoy (metafóricamente) sentado, bastante a la izquierda del partido socialista, los resultados de las elecciones del 11 de Marzo 2008 se ven rodeados de luz y sombra.

La parte positiva para la izquierda es clara: la derecha no va a gobernar España durante los próximos cuatro años. (Me imagino que desde el lugar simétrico al mío, a la derecha del PP, esta se verá como la sombra más oscura.) Pero desde aquí a decir que la izquierda española goza de buena salud, el paso es largo y peligroso.

Hay varias razones de preocupación. La primera es muy evidente si miramos a los números: la derecha gana votos y la izquierda no. El PP ha subido en porcentaje, escaños y número de votos y, ya que el PP es prácticamente el único partido de derecha en España, una subida del PP corresponde a una subida de la derecha. Por contra, el PSOE ha ganado sobre todo porque ha concentrado votos de izquierda, quitándolos a otros partidos minoritarios, cuyo papel se encuentra muy reducido después de estas elecciones. En términos absolutos, me parece ver un desplazamiento de votos hacia la derecha, y la izquierda ha conseguido ganar sólo gracias a esta compactación de votos. Me parece un dado preocupante, algo que tener en cuenta en los próximos cuatro años. La situación es analoga a la de uo que gasta más de lo que gana y que para llegar a fin de mes vende el coche. En realidad no ha aumentado sus ingresos, sino ha redistribuido su riqueza (transformandola de coche a efectivo). El juego puede funcionar una vez, pero ahora ya no hay coche: el próximo mes faltará ganar más.

Es cierto que el PP ha hecho una campaña electoral muy populista, explotando el terrorismo y el aflojamiento de la economía. En este último caso, me parece vislumbrar una incapacidad de comunicación que la izquierda tiene que corregir en los próximos cuatro años. El teorema económico de Rajoy no tiene mérito, y debería ser haber sido muy fácil desmontarlo. La economía española se afloja a causa de varios factores: una crisis econímica mundial y una crisis de la burbuja inmobiliaria. Pues, la crisis económica mundial se ha originado en EE.UU. y el gobierno de España no podía hacer nada para evitarla, independientemente de quien gobernaba. De hecho, la crisis econímica se ha originado a través de los mismos mecanismos de libre mercado que el PP asume como su ideología. En cuanto a la burbuja inmobiliaria, y a la especulación sobre el precio de la vivienda, las administraciones locales que más la han favorecido se encuentran en manos del PP, así que, si el gobierno es culpable, el PP lo es doblemente. Finalmente, una mirada a nuestro alrededor nos convencerá que España es uno de los países que menos se encuentran afectados por la crisis mundial, que sigue creciendo, aún si a un ritmo menor, y esto gracias, en parte a la acción del gobierno.

Todo esto para decir que había argumentos para responder rotundamente a los ataques del PP, pero el PSOE no ha sido capaz de utilizarlos propiamente. Algo que la izquierda tiene que corregir.

El segundo dado preocupante de los resultados es la derrota de los partidos "minoritarios" y el fortalecimiento del bipolarismo. Los afectados por este fenómeno son sobre todo ciertos partidos nacionalistas y Izquierda Unida. De todo esto se puede dar, en parte, una lectura en clave de política de las autonomías. El calo de Esquerra Republicana puede ser debido a su actitud frente al gobierno de España, y los electores pueden haber castigado su intransigencia. Esto es posible y, sin duda, ha sido un factor. Pero queda, sobre todo, la posibilidad del "voto útil". Frente a la posibilidad de una victoria del PP la izquierda ha decidido fortalecer el partido con más posibilidades de victoria, desplazando votos de los pequeños a los grandes. Si este es el caso (y habrá que analizar el voto con atención en los próximos meses) España podría moverse hacia un sistema bipolar casi puro, con dos partidos que se alternan al gobierno y los demás alejados del poder y de las decisiones. Ya la derecha no tiene prácticamente opciones fuera del PP. La izquierda podría encaminarse por el mismo camino.

Este camino representaría un empobrecimiento considerable del debate político en España, y un vaciamiento del proceso democrático. La democracia debería ser algo más que elegir el partido que se considera el mal menor. Un bipolarismo puro nos llevaría a una situación muy parecida a la de EE.UU., donde ha generado una "carrera hacia en centro" que ha vaciado los partidos de su personalidad política. Los electores de derecha (para los Republicanos) y de izquierda (para los Dem'ocratas) se consideran como adquiridos, y la acción de los partidos se dirige sólo hacia los precioso indecisos del centro. La consecuencia es que en EE.UU., en 2000, antes de las diferentes posiciones sobre la guerra en Irak, era prácticamente imposible distinguir los Republicanos de los Demócratas. Siguiendo el camino hacia el bipolarismo España está en riesgo de vaciar de manera análoga su sistema político. Hasta ahora la posibilidad que el PSOE perdiera votos a favor de Izquierda Unida ha favorecido una política social de alguna forma izquierdista del gobierno. Si los partidos pequeños desaparecieran, la vocación izquierdista del PSOE también será en peligro. A derecha podría suceder algo análogo.

El debate político de las elecciones de 2012 podría reducirse a decidir si preferimos un presidente con barba (Rajoy) o sin barba (Zapatero). No sería la vieja URSS de un solo partido, pero casi.

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