Friday 27 April 2012

Los inmigrantes, la sanidad, y los titulares.


Entre los recortes al estado de bienestar aprobados por el gobierno Rajoy está la decisión, a partir del 1 de Septiembre, de eliminar la asistencia sanitaria pública a los inmigrantes indocumentados.  Es oportuno preguntarse porque se ha tomado esta decisión ya que desde los puntos de vista económico y social no tiene mucho sentido.

Económicamente, la medida supondrá, según el gobierno, un ahorro de unos 150 millones al año. En realidad, en todos los países en que se han intentado este tipo de medidas, los ahorros se han revelado ilusorios, y se ha llegado incluso (es el caso de California en los años ’90) a la conclusión que la medida suponía un gasto adicional. El problema es que los indocumentados enfermos, sin posibilidad de recurrir al médico de familia, esperarán hasta que su condición sea tan grave como para garantizarle la asistencia en urgencia. Asistir un enfermo grave en urgencias es, claramente, mucho más caro que atender un enfermo en un centro de salud, y muchos países se han dado cuenta que el gasto adicional es a menudo superior al ahorro.

Desde el punto de vista de la salud pública se trata de una medida muy peligrosa: vamos a tener enfermos, posiblemente con enfermedades contagiosas, que seguirán en la calle sin control  médico por falta de papeles. Esto supone un riesgo para todos: las bacterias no piden pasaporte. Se trata, en este caso también, de un fenómeno que se ha observado en otros países que han adoptado este tipo de medidas, máxime en California. Dada la densidad de población en Los Angeles y en Madrid, diría que cualquier efecto negativo para la salud pública que se observó allí lo vamos a observar nosotros multiplicado por cinco o seis veces.

¿Por qué, entonces, se ha tomado esta medida? La razón no es económica (ningún economista serio lo sostendría) ni social, sino mediática. El gobierno está tomando una serie de medidas sumamente impopulares y necesita que se hable de ellas lo menos posible. Para esto, es necesario crear titulares que puedan, por lo menos en la prensa de derecha, remplazar las malas noticias. La prensa de derecha ha conseguido evitar hablar de muchas de las últimas medidas dedicando titular tras titular a la nacionalización de YPF, pero ahora necesita algo más. Una medida populista como esta es lo ideal para desviar el discurso público y atenuar los comentario sobre las medidas que, de verdad, van a afectar a los españoles.

No se trata de una estrategia nueva. La usó, por ejemplo, la Casa Blanca de Reagan en 1983. En Beirut, un terrorista suicida mató a más de 300 soldados Americanos. Pasada la primera emoción, la prensa americana empezó a preguntarse si de verdad la misión en Líbano servía a los intereses de EE.UU. Unas semanas después, el ejercitó americano invadió la isla de Grenada.  La Casa Blanca consiguió su objetivo: ya no se habló de la oportunidad de quedarse en Beirut.

Ahora nos encontramos frente a una estrategia parecida, con una medida económicamente inútil, socialmente dañina, que pero sirve para evitar que en la prensa se hable de otras medidas, mucho menos populistas. Está en nuestras manos hacer sí que la estrategia no funcione.

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