Tuesday 19 April 2011

Una carcajada os informará

Los usuarios de internet han seguido con gran atención la entrevista del cómico Andreu Buenafuente a la ministra de Cultura Ángeles Gonzales-Sinde. La ministra, que ha dado nombre (quizás injustamente) a la impopular (esto sí, justamente) ley sobre las descargas ilegales, no es precisamente una de las favoritas para ganar el título de "miss popularidad" entre los usuarios de internet (los llamados internáutas). Tras la entrevista, este colectivo ha reprochado a Buenafuente una excesiva amabilidad con quien es, y esto es poco decir, un ministro muy "e-controvertido".
No soy un partidario de la ley Sinde, ni mucho menos. Me parece un instrumento de la arrogancia de las empresas que controlan los derechos de propiedad intelectual (por cierto, derechos que las empresas se niegan rotundamente a considerar como derechos naturales de los autores), que intentan continuar con una normativa de tipo industrial que les favorece en una época post-industrial en que su modelo de negocio carece completamente de sentido. Una ley absurda y anacrónica que defiende intereses particulares por encima del interés público y de los cambios sociales y tecnológicos.
A pesar de todo esto, la protesta de los internáutas me parece un poco absurda y muy preocupante.
Absurda porque, pues, Buenafente es un cómico, alguien que hace un programa en la linea general del "buenrollismo" y que siempre, en sus entrevista, se ocupa más de sacar una sonrisa que una controversia. Se trata de un programa de entretenimiento, y no de un reportaje.

Justamente por esto la protesta me parece preocupante. (Mejor dicho: me parece preocupante que existan las condiciones en que semejante protesta se pueda plantear.) la protesta señala, temo, que ya nos hemos hecho con la idea que el periodismo ha muerto, que los programas "de información" no nos van a informar y que no podemos esperar nada de los telediarios y de los reportajes sino pseudo-información al servicio de los intereses comerciales. La basura ha invadido todo el espacio de la televisión "seria", la presión sobre los periodistas y la manipulación de las noticias ha vaciado de contenidos fiables el periodismo que tradicionalmente nos informaba.

La comedia es la única esperanza que nos queda. Ya que su objetivo es sólo hacernos reír, tenemos la esperanza de que las presiones y las manipulaciones la haya dejado relativamente libre, y que allí, en el ámbito de lo cómico, se puedan decir cosas que el periodismo ya no se atreve a decir.
La decepción para la entrevista "blanda" de Buenafuente es una señal de las expectativas que les usuarios de internet tenían sobre su programa y estas, a la vez, son votos de desconfianza hacia el periodismo.
El problema es que internet podría tener razón. Hace uno años en EE.UU. se intentó determinar el grado de cocimiento de los asuntos políticos y sociales en grupos de personas que usaban la televisión como medio principal de información. Se estudiaron dos grupos: uno de "usuarios" de telediarios y programas tradicionales de información, el otro de programas satíricos como el "Jon Stewart Show" (un programa en el estilo de "El intermedio" pero más duro y enfadado). Resultó que el público de los programas satíricos era mucho más informado del publico de los telediarios, mucho más al día de los asuntos políticos.
Con la crisis del periodismo y la expansión de la televisión basura que lo ha prácticamente englobado, la televisión satírica parece ser el último foro donde se puedan presentar y debatir los asuntos públicos. Buenafuente o El Gran Wyoming tendrán que asumir una responsabilidad frente a la sociedad que nunca habrían imaginado.
EL futuro de la información está en las manos de los cómicos y de los payasos.
Si consideramos que los dictadores, los presidentes de grandes empresas y los banqueros raramente tienen sentido del humor, pues, hay manos peores.

(P.D. El título es una paráfrasis del eslógan "Una risata vi seppellirà" ("Una carcajada os sepultará"), uno de los más famosos del movimiento del 1968 en Italia.)

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