Thursday 3 September 2015

España sale de la crisis. Los españoles no.

El producto interior bruto (PIB) español acumula varios meses de crecimiento, y el gobierno presume. El Presidente del Gobierno, Sr. Rajoy, es tajante: gracias a las reformas de su gobierno, España está saliendo de la crisis. Lo que el Sr. Rajoy omite de su discurso es que, si España está saliendo de la crisis, los españoles no. De hecho, los españoles se están hundiendo en la crisis más que nunca.

España ha conseguido mejorar su macroeconomía empeorando su microeconomía o, para decirlo de otra manera, ha “salido” de la crisis abaratando el trabajo y, consecuentemente, empobreciendo el país. El gobierno intenta vendernos la salida de la crisis aplicando uno de los teoremas del capitalismo Keynesiano: si hay crecimiento, aumenta el bienestar general. Sin embargo, en la economía neoliberal este teorema ya no funciona: es posible conseguir crecimiento a costa del bienestar general, así como demuestran países como Bangladesh o India, o incluso países ricos como EE.UU., que sigue creciendo y donde al mismo tiempo están aumentando la pobreza y la desigualdad.

En la España del crecimiento, los sueldos se han reducido un 13% desde la entrada en vigor de la reforma laboral en 2012. Al mismo tiempo los sueldos de los altos cargos han aumentado un 10%. Con el crecimiento del PIB, las cosas no mejorarán: se prevé un crecimiento superior al 3%, pero el acuerdo entre patronal y sindicatos limita en los próximos años el crecimiento de los sueldos al 1% (es un límite máximo: no hay límite mínimo, y se prevé que la subida real será de un 0.5%). Por lo menos dos tercios del crecimiento no se repartirá entre la mayoría de los españoles.

La creación de empleo, de que el gobierno también presume, es en buena parte un espejismo. El número de horas trabajadas sigue siendo muy inferior a lo que era en 2011, y se “crea” empleo simplemente remplazando un trabajo de 40 horas semanales con dos de 10--el abaratamiento del despido y el alto desempleo hacen fácil para las empresas chantajear los trabajadores con contratos de 10 horas para que en realidad trabajen 40. Para el gobierno, se ha creado un puesto de trabajo; para los trabajadores se han perdido 20 horas de sueldo semanal.

El pacto social en que se ha fundado el bienestar europeo garantizaba que tener un trabajo suponía salir de la pobreza. Este pacto se ha roto: por primera vez en la España de la democracia hay trabajadores pobres: casi el 25% de las personas que acuden a comedores sociales tienen trabajo: se trata de las personas que han pagado con su bienestar el crecimiento macroeconómico y el enriquecimiento de unos pocos.

Unas consideraciones a parte la merece el papel del sistema financiero español. En 2012 la UE, como seguía haciendo desde un par de años, presionó para un rescate, y el recién elegido gobierno Rajoy aceptó. El dinero del rescate fue dirigido principalmente a las cajas de ahorro, pero el mismo ministro de economía Luis de Guindos admitió que una quiebra de las cajas habría tenido consecuencias muy serias para todos los bancos y que se trataba en realidad de un rescate a todo el sistema financiero español.

A pesar de lo que declaró el Presidente del Gobierno, no se trató de un préstamo de la UE a las cajas, sino de un préstamo a España que el gobierno deberá devolver, independientemente de que los bancos devuelvan el dinero o no. Con el rescate (y, otra vez, a pesar de las declaraciones contrarias del Presidente del Gobierno) vino la imposición de las medidas de austeridad que tanto han empeorado las condiciones de vida de los españoles. Lo que no vino fue alguna imposición a los bancos: el sistema financiero recibió 40.000 millones que los españoles tendrán que pagar, sin ninguna obligación de usar este dinero para reactivar el crédito, acabar con los desahucios o usar de alguna manera el dinero para el bienestar de la mayoría.

De los 40.000 millones del rescate, el gobierno ya considera perdida más de la mitad: por lo menos 20.000 millones que nosotros tendremos que pagar a la UE pero que los bancos no pagarán. Al mismo tiempo, gracias a este influjo, el sistema financiero se ha recuperado y en el primer trimestre de 2015 los bancos han aumentado sus ganancias un 62%. Se trata, lamentablemente, de ganancias de especulación que nosotros hemos pagado pero que no nos beneficiarán: los bancos siguen desahuciando y la riqueza sigue concentrándose.

El caso de los bancos sigue el mismo patrón que el resto de la política de austeridad: salvar los préstamos mejorando la macroeconomía, y mejorar la macroeconomía empobreciendo a la gente y abaratando el trabajo. Si vemos la economía no como un fin, sino como un medio para que las personas vivan mejor, entonces nos encontramos en la situación absurda en que se ha sacrificado el fin por el bien del medio.

El gobierno presume que los mercados financieros y las agencias de rating ven España como un ejemplo a seguir, que tienen confianza en nosotros y que la prima de riesgo baja. La cosa no nos sorprende: salvar a los especuladores empobreciendo a los trabajadores es el plan de los especuladores, y España lo está ejecutando a la perfección. No es raro que los especuladores, los mismos que han causado la crisis, aplaudan a un gobierno que no se la hace pagar a ellos.

Nos están dando la enhorabuena por un suicidio social bien ejecutado.

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