Monday 22 October 2018

¿Cargarse la democracia para defenderla?

ISIS es, sin duda, un fenómeno inédito en el panorama del terrorismo internacional, que presenta nuevos problemas y nuevos desafíos. Esta vez no se trata simplemente de una organización terrorista, por extensiva y organizada que sea, sino de una entidad casi-estatal que, a pesar de no ser reconocida internacionalmente, controla un territorio, actúa como poder de facto en este territorio, y controla recursos y financiación. En este sentido, ISIS representa un salto calitativo incluso frente a organizaciones muy fuertes y extendidas como Al-Qaeda que, a pesar de su extensión, no cesaba de ser una red undereground de terroristas.

La territorialidad de ISIS proporciona, si no un mandato legal, por lo menos una legitimación parcial de acciones militares. Al contrario de las organizaciones terroristas anteriores, en que las acciones militares no tnían razón de existir por falta de objetivos, en este caso existen objetivos militares en un teerrotorio controlado por la organización. Se trataría, pues, de acciones de guerra. No una guerra tradicional entre estados que se reconocen mutuamente, pero algo muy parecido.

Lo que hay que preguntarse, por tanto, no es tanto la legitimidad de una acción militar cuanto su eficacia. Todo el mundo descarta una invasión y el envío de tropas en el terreno, y me parece una decisión correcta. La idea que una potencia militar fuerte con un ejercito tecnológicamente avanzado pueda fácilmente derrotar unos rebeldes menos avanzados es lo que animó a los Americano a entrar en Vietnam y a los Rusos a entrar en Afghanistan. Los resultados, los hemos visto.

Incluso cuando la invasión resulta en un éxito militar, como fue el caso de Irak en 2003, las consecuencias son a menudo desastrosas y van en la deirección opuesta a lo que se buscaba. El mismo Blair admitió hace poco que las causas de la situación en Oriente Medio en 2015 hay que buscarlas en la invasión de Irak en 2003. Ya hemos creado bastante problemas con intervenciones en el terreno: parece que por fin los estados occidentales están aprendiendo la prudencia, y están aprendiendo d elos errores del pasado.

Quedan los bombardeos que, todos lo admiten, tienen una eficacia limitada. ISIS no tiene gtrands centros nevrálgicos, no tiene ciudades industrializadas. Se trata de un estado difundido, desperdiciado, por tanto difícil de golpear. La alternativa de intentar destruir las vias de comunicación, por que pasa el petróleo que financia la organización, es buena. Habrá que ver si es también eficaz. Seguramente no destruirá ISIS, pero quizás conseguirá contenerlo y dar tiempo a las fuerzas moderadas de oriente medio de organizarse.

Otra cuestión son las medidas de emergencia, como la propuesta de Hollande de reformar la constitución para dar más poder al ejecutivo. Hay que rechazar estas medidas antidemocráticas firmemente, por inútiles y represivas. Cualquier policía con experiencia de antiterrorismo confirmará que las medidas de securidad públicas (las que se ven en la calle) no sirven contra una organización con medios y dinero: ellos tienen el contro, ya que ellos saben donde, cuando, y como van a atacar. Simplemente estudiarán las medidas irán alrededor de ellas. Incluso las acciones policiales como las que se están llevando a cabo en estos días, por útiles y necesarias que sean, no constituyen una solucción del problema, en cuanto son exclusivamente reactivas: se desarrollan después de un atentado y, si por un lado permite la necesaria aplicación de la justicia, por el otro no consiguen evitar atentados.

Absurda también la idea de cerrar las fronteras: la mayoría de los terroristas habían nacido en Francia y tenían nacionalidad francesa. Se trata de un ejemplo de "legislación en caliente" que cualquier estado racional debería evitar, pero que los políticos ven cada vez más necesaria como medio para responder a la presión de la opinión publica que pide "algo, ya, sea lo que sea". Se trata de una dinámica nefasta que los terroristas conocen y explotan.

Las armas más eficaces contra las células terroristas son el espionaje y la infiltración. Así se han conseguido la mayoría de los éxitos. Hay que parar los atentados ants de que se pongan en marcha, si no, ninguna medida de seguridad los parará.

Las medidas autoritarias sólo otorgarán más fuerz a a los terroristas. ISIS considera como una victoria la declaración del estado de emrgncia en Francia y la propusta de cambio a la constitución. Tienen razón: es una victoria del terrorismo. Nos están obligando a renunciar a los principios que proclamamos defendre, nos están obligando a transformar nuestros estados que ahora s parecen un poco más al suyo. No debemos caer en la trampa: la democracia se defiende manteniendo y extndiendo la democracia, y no reduciendola. Los americanos tienen un refrán: fighting for peace is like fucking for virginity. Creo que cargarse los principios de la democracia para defender la democracia está en la misma línea.

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