Saturday, 6 June 2020

¿Donde ha desaparecido la responsabilidad personal?

Como ciudadanos tenemos el derecho a exigir una actuación eficaz y racional de nuestros poderes públicos. Cuando todo esto acabe, será por tanto oportuno crear comisiones de investigación en el los parlamentos nacional y autonómicos para analizar la actuación de las administraciones y aprender de los errores que, inevitablemente, todos han cometido. Quien actúa se expone al riesgo de equivocarse (sólo quien no actúa y sólo sabe criticar no se equivoca nunca), y hay que asumir que somos imperfectos y que por tanto nos equivocamos. Pero habrá que aprender de los errores que se han hecho, en todas las administraciones, para actuar mejor la próxima vez (que podría estar tan cerca como el otoño que viene). Esto es lo que podemos y debemos exigir a las instituciones.

Pero, como decía Kennedy, "ask not what your country can do for you, ask what you can do for your country". Además de los poderes públicos deberíamos también analizar críticamente, en cuanto ciudadanos, nuestra actuación en la crisis. ¿Hemos actuado responsable, eficaz y racionalmante?

A veces parece que no. El 10 de Marzo el gobierno recomendó quedarse en casa, extremar las medidas de higiene y mantener la distancia social. El mismo día muchos madrileños aprovecharon el cierre de los colegios para irse a la playa. Hasta el día 13 las terrazas estaban llenas. Se ha criticado mucho el estado de alarma, pero parece que, como sociedad, somos tan infantiles que no conseguimos cuidarnos a menos que no nos obliguen. Los alemanes, en este sentido, nos han dado una lección.

Ya declarado el estado de alarma, el fin de semana del 21 de Marzo, Valencia estaba atascada de coches que intentaban ir a la playa, el mismo día en que tuvimos 5.000 casos nuevos. Una locura. Durante todo el estado de alarma he visto a personas salir de casa sólo para comprar pan, he visto personas llevar a pasear el perro un número de veces que tiene que haber sido la alegría del pobre animal. Una irresponsabilidad.

Ya en fase cero, he visto a gente aprovechar el paseo para tomarse una cerveza en la calle, quitarse la mascarilla para fumar un cigarro o simplemente porque le molestaba. En fase uno, las calles están llenas de personas hasta las dos de la madrugada, se han descubierto bares clandestinos y se han disuelto macrobotellones. Hay personas mayores (categoría de riesgo) tomándose una caña sin demasiado respeto para las medidas de seguridad como si nada hubiera pasado. Hay abuelos jugando en los parques con los nietos. Lo peor ha pasado y todo el mundo ya se ha olvidado el miedo y, por tanto, las precauciones.

Comportamientos insolidarios. En una sociedad adulta, estas medidas deberíamos haberla tomado, cada uno de nosotros, desde el principio. Sanidad lleva desde febrero recomendando lavarse bien las manos o toser en el codo. Desde febrero recomienda a las personas que tenían síntomas no acudir al centro de salud y llamar por teléfono. ¿En serio somos incapaces de seguir unas recomendaciones sin que el gobierno nos obligue, máxime si luego también nos quejamos de la obligación? Somos como niños de 8 años que no quieren escuchar, que por no escuchar se asustan y que se olvidan el susto en cuanto pase. ¿Conseguiremos hacernos adulto algún día?

A menudo criticamos el gobierno diciendo que "se veía venir". Si se veía venir, ¿por que nosotros, individualmente, cada uno de nosotros, no hemos hecho nada y no hemos tomado las precauciones que se nos recomendaban?

Existe una responsabilidad de las instituciones y existe una responsabilidad personal. Creo que habrá que analizar el comportamiento de todas las instituciones, ver los errores y aprender de ellos. Pero también cada uno de nosotros tendrá que preguntarse: ¿he hecho yo, personalmente, todo lo que estaba en mi poder para reducir la difusión de la epidemia? Creo que para muchos de nosotros la respuesta será "no". Los gobiernos, nacional, autonómicos y municipales tendrán que reconocer sus errores y aprender de ellos. Nosotros también.

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