Monday 28 November 2022

EL rigor en el uso de datos para apoyar un argumento

Últimanente he publicado, en una conocida red social he publicado varios mensajes en defensa de las moviilizaciones de los médicos de atención primaria en Madrid. Los médicos, cabe recordarlo, piden mejores condiciones de trabajo y la posibilidad de dar a los pacientes un servicio de calidad. Cabe recordar sus reivindicaciones principales:

  1. Agendas cerradas con un paciente cada 10 minutos. Ahora mismo las agendas tienen un paciente cada 6 minutos, lo que hace imposible proporcionar un servicio de calidad, especialmente si consideramos las urgencias y los médicos que en un día dado pueden estar de baja o de vacaciones
  2. Más pediatras. Madrid ha perdido 200 pediatras desde 2019, y ya hay varios centros de salud que no tienen pediatra en ningún turno
  3. Tiempo para la formación: actualmente la hora y media diaria que, por contrato, tienen para sesiones clínicas y formación está ocupada por pacientes, y los médicos tienen que estudiar en casa el fin de semana
  4. Tiempo para la docencia. Si no hay nadie para formar a los residentes que hacen su rotación en los centros de salud, no habrá la próxima generación de médicos
  5. Mejores contratos para los residentes. Si Madrid ofrece a los R4 que salen contratos basura de una semana o menos, otras CCAA le ofrecen contratos de tres años, los residentes seguirán marchándose. Cabe recordar que este año, de 230 R4 que terminaron la residencia en Madrid se quedaron sólo 27.
Pero el tema de este blog no es la reivindicación de los médicos, sino el uso que se hace de ciertas gráficas. Un contertulio argumenta, esencialmente en cada mensaje que escribo, que en realidad el problema no existe en cuanto la sanidad de Madrid es la mejor de España y, para confirmarlo, publica este diagrama (siempre el mismo):




Se trata de un buen compendio de todos los errores que se pueden hacer cuando se intenta usar datos para sostener un punto de vista. Veámoslos. 

  1. El punto más obvio, que salta a la vista, es que yo hablo de atención primaria y especificamente de condiciones de trabajo de los médicos. Los datos se refieren a listas de espera (por tanto no a condiciones de trabajo) y a especialistas y hospitales (por tanto no a atención primaria). Es decir, son completamente irrelevante en el contexto de mi argumento
  2. Yo hablo de condiciones laborales. Es relativamente fácil acortar las listas de espera obligando a los médicos a ver 60 o 70 pacientes al día. Esto quiere decir perjudicar la salud de los trabajadores y la calidad del servicio para conseguir mejorar unos indicadores. 
  3. Un fallo muy común en estos debates es publicar la "foto" de una gráfica sin poner un enlace al informe de donde se ha sacado. Hay quien pública enlaces a periódicos (algo que no se debería hacer por el riesgo del sesgo de confirmación) y hay quien publica sólo la foto. De esta manera es imposible evaluar los datos en cuanto no sabemos exactamente que se está midiendo, que criterios se han establecido o si la medida permite comparaciones.
  4. En este caso específico, por ejemplo, la Comunidad de Madrid calcula las espera para operarse desde el momento en que el paciente ve al anestesista, mientras otras CCAA las calculan desde el momento en que se introduce el nombre del paciente en el registro de espera. En estas condiciones, es posible comparar una comunidad consigo misma (es posible, por ejemplo, ver si las listas aumentan o se reducen de año en año), pero no es posible comparar comunidades. Se trata de detalles muy importantes si queremos hacer una  valoración racional. Lamentablemente se trata de mensajes que los periódicos no publican y que en las fotos de las gráficas no resultan.
Finalmente, es importante razonar en la base de datos, pero es importante que esos datos sean completos, que se ponga un enlace a las fuentes primarias y que estas fuentes aclaren las medidas que se usan y el contexto en que se derivan. Es importante ser rigurosos a la hora de usar datos, especialmente en un momento de crisis. Lamentablemente el uso de titulares de periódicos es la norma en las redes sociales, a pesar de que muchas veces esos titulares sean manipuladores

Monday 3 October 2022

Una posible definición de "Fiscalidad justa"

Definir que es un sistema fiscal "justo" no es una cuestión matemática, sino social y política. Si una persona cree, por ejemplo, que un sistema fiscal justo es uno en que los pobres pagan los impuestos y los ricos no, no hay mucho que un matemático le pueda objetar. Pero, si nos ponemos de acuerdo sobre cierto principio, las matemáticas nos pueden ayudar a hacer ciertas consideraciones, por lo menos a nivel aproximado y cualitativo. Propongo, como posible definición, la siguiente:

Un sistema fiscal es justo si afecta a la calidad de vida de todo el mundo de la misma manera.

Se trata de una definición sólo aparentemente sencilla. Antes de analizarla, quiero hacer una observación metodológica. En varios puntos de estas consideraciones habrá que elegir entre alternativas sin tener toda la información que nos permita una elección sin incertidumbre. Dado que yo apoyo una fiscalidad fuertemente progresiva, en todos estos casos eligiré la alternativa que pone mi punto de vista más en desventaja. Es decir, cuando se trate de elegir bajo incertidumbre, elegiré la alternativa que da a mis "adversarios" la mayor ventaja.

Y ahora a analizar la definición. Un primer problema es determinar que tipo de "efecto" sobre la calidad de vida nos interesa. Los impuestos financian el estado de bienestar, por tanto el resultado neto de pagar impuesto es un aumento de la calidad de vida, y no una reducción. Los efectos de los servicios que se pagan con los impuestos (sanidad, educación, pensiones, carreteras, policía, bomberos, etc.) son tales que pagar impuesto aumenta la calidad de vida. En este caso, no nos interesa considerar este efecto: queremos saber cual es el efecto sobre la calidad de vida del hecho de pagar impuestos, que _reducción_ de la calidad de vida se causa haciendo que las personas paguen impuestos. Es decir: en mis consideraciones olvidará el impacto sobre la calidad de vida de los servicios públicos que se pagan con los impuestos, y consideraré sólo el impacto negativo que deriva de pagar los impuestos y por tanto de tener menos dinero.

Con esta clarificación, la definición de arriba se reduce a la siguiente: un sistema fiscal es justo si la fracción de calidad de vida que se pierde como consecuencia del dinero que se paga en impuestos es igual para todos. Si llamamos $p$ esta reducción ($0\le p \le 1$), esto quiere decir que una persona que tiene una calidad de vida $q$ verá su calidad reducida a $(1-p)q$ (recuerdo que si calculamos el efecto de los servicios que se consiguen gracias a los impuestos, la calidad de vida aumenta, pero aquí no estamos considerando esos efectos: sólo consideramos los efectos del dinero que se gasta en impuestos).

La calidad de vida es, entre otras cosas, una función del dinero que una persona gana (escribiermos $q=f(m)$, donde $m$ está por money), pero no es una función lineal. Si una persona no tiene nada de dinero y de repente empieza a ganar un millón de Euros al año, su calidad de vida aumentará drámaticamente. Por otro lado, si una persona que gana 100 millones al año pasa a ganar 101, su calidad de vida quedará esencialmente la misma. Los efectos son muy diferentes, a pesar de que en los dos casos las ganancias han aumentado en un millón.

¿Cómo varia la calidad de vida en función de las ganancias? ¿Cuál es la forma de la función $f(m)$? Una medida que se usa mucho en estos casos es el Subjective Well Being: la percepción que una persona tiene de su propio bienestar como función de la renta. La figura siguiente muestra la variación a nivel internacional, por países, con los datos de varios países y la curva que los aproximas (notamos que España está un poco por debajo de la línea: los españoles se "sienten" peor que otros países con la misma renta---probablemente la vieja costumbre latina de quejarse de todo...).

Otra iliustración de la misma medida, con datos y en escala diferente, es la siguiente:

Está claro que esta medida no depende sólo de las ganancias: circunstancias sociales también influyen. Una demostración es la gráfica siguiente:

Aquí veamos la medida de "Happiness" (Es la misma medida que el bienestar, pero a los Americanos el "pursuit of happiness" les influye mucho, y prefieren llamar así la medida) en función de las ganancias, en dolares deflactados (Se ha puesto de moda en España hablar de "deflactar" el IRPF; quien habla de estas cosas debería echar un ojo a la definición de "deflactar"), en los años 1970s y en los 1990s. Parece que, con el mismo dinero al neto de la inflación (sí: deflactar significa esto) la gente se consideraba más feliz en los años 1970s que en los 1990s.

Las curvas de las figuras anteriores muestran dos comportamientos diferente. En la segunda, parece que la calidad de vida llegue a saturación, es decir, hay un límite que, por mucho dinero que se gan, no se va a rebasar. En la segunda parece que lacalidad de vida pueda seguir aumentando sin límite aún si, a medida que la ganancia aumenta, la curva crece menos. Fiel a mi elección metodológica eligiré la alternativa menos favorable a un sistema fiscal proporcional, y asumiré que la calidad de vida pueda aumentar sin límite a medida que una persona gana más dinero.

Las curvas son consistente con la hipótesis siguiente: el aumento de la calidad de vida no es proporcional al aumento absoluto de las ganancias, sino a su aumento relativo. Matemáticamente, esto se expresa diciendo que si una persona gana $m$ Euros al año y sus ganancias se incrementan en $\Delta{m}$ Euros al año, el incremento de su calidad de vida, $\Delta{q}$ es dado por la relación

\begin{equation} \Delta q = \frac{\Delta m}{m} \end{equation}

Transformando esta ecuación de diferencias en una ecuación diferencial y resolviéndola, determinamos que la relación entre las ganancias $m$ y la calidad de vida $q$ es

\begin{equation} q = \log\,m \end{equation}

Una persona gana una cantidad de dinero $m$ y consecuentemente tiene una calidad de vida $q=\log\,m$. Si, tras los impuestos, la cantidad de dinero que le queda es $m'$, su calidad de vida será $q'=\log\,m'$. Si queremos que para todos la calidad de vida se reduzca de una misma fracción $p$, tiene que ser

\begin{equation} q' = (1-p)q \end{equation}

Es decir

\begin{equation} \log\,m' = (1-p)\log\,m \end{equation}

En la figura siguiente vemos un ejemplo en que dos personas con ganancias $m_1$ y $m_2$ (con $m_2>m_1$) tienen calidades de vida $q_1$ y $q_2$ que se reducen en la misma fracción (en este caso, un $10\%$).

Notamos que la persona que gana más puede renunciar a un porcentaje mayor de sus ganancia para conseguir una misma reducción en porcentaje de su calidad de vida. La relación anterior nos dice que una reducción de una fracción $p$ de la calidad de vida se consigue si tras lo impuestos a la persona le queda una ganancia

\begin{equation} m' = m^{1-p} \end{equation}

El porcentaje de impuestos que una persona con ganancias $m$ tiene que pagar para conseguir una reducción relativa de calidad de vida $p$ es por tanto:

\begin{equation} \mbox{TAX} = 100\frac{m-m'}{m} = 100 \frac{m - m^{1-p}}{m} = 100(1 - \frac{1}{m^p}) \end{equation}

Esta curva es representada en la figura siguiente

Por tanto el sistema fiscal justo, en el sentido de la definición que hemos dado, es un sistema proporcional: el porcentaje de sueldo que se paga en impuestos crece a medida que crecen las ganancias.

Se trata, naturalmente, de una curva teórica a que hay que añadir consideraciones de carácter social. Por ejemplo, para los sueldos más bajos, incluso una pequeña pérdida de calidad de vida puede ser deleteria, por tanto los sueldos más bajos no deberían pagar impuestos (Milton Friedman, uno de los fundadores del neoliberalismo, iba más allá, llegando a hipotizar una negative tax: cierto nivel de sueldo no pagará impuestos y sueldos menores pagarán un impuesto negativo, es decir: recibiran dinero en lugar de pagarlo), por tanto la curva no empiezará con sueldos cero. La curva, para sueldos muy altos, satura cuando los impuestos llegan muy cerca del 100\%, algo que en la práctica es imposible de poner en marcha.

Sin embargo el resultado general mantiene, creo, su validez: dada la relación no lineal entre ganancias y calidad de vida, si queremos un sistema que pida a todos renunciar a una fracción igual de su calidad de vida, el sistema tiene que ser progresivo: quien más gana tiene que pagar un porcentaje más alto de impuestos.

La curva logarítmica que hemos usado se basa en ciertas hypótesis que pueden no ser del todo exactas. Pero, sea cual sea la forma exacta de la curva, esta tiene dos propiedades:
  1. La curva es creciente (se asume que si el dinero que tenemos aumenta, nuestra calidad de vida no se reduce)
  2. La curva crece menos que una función lineal (esto deriva de nuestra consideración sobre el efecto de ganar un millón: pasar de ganar cero a ganar un millón supone un cambio en calidad de vida mayor que pasar de ganar 100 millones a ganar 101)
Es posible demostrar (la demonstración no es difícil, pero es un poco técnica) que estas dos propiedades son suficientes para que el criterio de justicia que estamos utilizando implique un sistema fiscal progresivo.

Tuesday 27 September 2022

El camino de Predappio

La abrumadora victoria de Meloni en Italia confirma un diagnóstico preocupante: Europa tiene gana de Fascismo. Podríamos pensar que tras la dura lección de los años 1933-45, tras los millones de muertos que ha costado liberar a Europa del Fascismo, tras las guerras partisanas librada en muchos países, no último Italia, tras todo esto Europa estaría permanentemente vacunada contra los males gemelos del fascismo y del nacionalismo. Pero así no es: la lección de la historia ha sido olvidada tras ni siquiera un siglo, y aquí estamos, listos para repetir sus errores.

Sobre la matriz fascista del partido de Meloni no caben dudas. Meloni es una discípula de Giorgio Almirante, fundador del fascista Movimiento Social Italiano (cuyo símbolo, la llama tricolor, Meloni ha adoptado en el logo de su partido). Almirante fue una camisa nera de la primera hora, organizador de squadracce, admirador de Mussolini hasta el final. Su único gesto de conciliación fue en 1984, a la muerte de Enrico Berlinguer, secretario del Partido Comunista Italiano cuando, por primera y única vez en su vida, Almirante entró en la sede del PCI en Via delle Botteghe Oscure para rendir homenaje al político fallecido. No creo estar muy lejos de la verdad si digo que Meloni no repetiría este gesto: la política del Siglo XXI es más sectaria, el fair play ha desaparecido, y Meloni es hija de su tiempo: un fascismo del Siglo XXI, más intolerante y sectario hasta del fascismo de Mussolini.

En el resto de Europa las cosas parecen encaminarse (con algunas excepciones) en la misma dirección. La derecha "europea", de molde liberal, está cediendo terreno frente a la ultraderecha nacionalista, religiosamente fundamentalista, xenófoba e intolerante.Los partidos autoritarios de extrema derecha (Lega Nord, Alternativ für Deutschland, Amanecer Dorado, VOX, etc.) van ganando votos, el "líder carismático" que hace proclamas (normalmente vacíos y siempre muy simplificados) está remplazando el político culto que analiza con serenidad la situación en toda su complejidad, la desafección hacia las instituciones democráticas está creciendo. Mucha gente quiere cada vez más que se le venda la ilusión de soluciones sencillas (los "one-liner" de los americanos) a problemas complejos. Mala tempora currunt.

 

La ultraderecha parece defender todo lo que la cultura Europea ha rechazado a lo largo del Siglo XX: el suprematismo cultural, la pureza racial, el culto del Volk, el rechazo a cualquier cambio y a cualquier hibridación. ¿Cómo es posible que en la Europa ilustrada, tolerante, culta, esté teniendo tanto éxito esta vuelta atrás esta cerración cultural?

Uno de los instrumentos principales del éxito de la ultraderecha es la cultura del miedo: generar miedo y explotarlo con un discurso puramente negativo permite al fascismo ganar adeptos sin tener que proponer nada concreto. Lo vemos claramente con el caso de VOX en España. Está claro que VOX no dice nada. Nada positivo, por lo menos. Su discurso se compone de negativos: en contra de la ley de derechos LGTBI, en contra de la ley de violencia de género, en contra de la inmigración, en contra de la memoria histórica. VOX está en contra, no tiene propuestas positivas.

Para que este discurso funcione, es necesario crear miedo. Miedo a los inmigrantes, miedo a los okupa, miedo a las mujeres o a homosexuales y transexuales. En esto ayudan mucho la simplificación y la superficialidad, dos características que, por suerte de la ultraderecha y mala suerte de los ciudadanos, maridan muy bien con los medios de comunicación contemporáneos, su dependencia de la publicidad y su necesidad de "capturar" espectadores con discursos simples y atractivos. Así, por ejemplo, cuando se habla de inmigración, no se ve como un fenómeno complejo, consecuencia de una estructura económica mundial que nosotros hemos contribuido a crear. Un fenómeno que tiene aspectos positivos y negativo, un fenómeno que hay que integrar en la organización social del mundo moderno. No. Es mucho más fácil considerarla una "invasión" de gente que quiere llegar a delinquir y a quedarse con nuestro estado de bienestar (el mismo que la ultraderecha quiere destruir, pero esto es mejor no decirlo). Así se crea el miedo, y se proponen soluciones drásticas, creando un enemigo (el inmigrante) que causa este miedo y que tiene que ser eliminado. El problema es complejo, la solución sencilla. La solución no funciona, pero esto no se dice.

La seguridad y los delitos son otros de los grandes temas de la ultraderecha y, tras crear el miedo (de manera arbitraria: los países de Europa son entre los más seguros del mundo) se crea el "enemigo" (el delincuente) y la solución draconiana (más penas y reducción de los derechos civiles para todos). Curiosamente, resulta que los delitos que más han aumentado en los últimos 20 años son los delitos financiero, otro tema que la ulrtaderecha prefiere no tocar.

Una vez que se predispone la gente al miedo, también es más fácil utilizar la mentira, sobre todo si se dispone para esto de medios de comunicación complacientes. ¿Cuantas veces hemos oído decir que la ley de violencia de género elimina la presunción de inocencia para los hombres? En realidad, la ley no cambia la estructura del proceso penal ni la carga de prueba, por tanto no cambia en nada la presunción de inocencia. La ley del "sólo sí es sí" cambia simplemente la frontera entre abuso sexual y agresión sexual, pero no cambia la carga de prueba en los dos casos. Pero, en este caso también, es útil crear miedo, y crear artificialmente un enemigo que se supone causa de este miedo y cuya eliminación resolverá el problema.


El tema no es nuevo, naturalmente. En la Alemania de los años 1930s la causa de los desordenes sociales eran los Marxistas (y eliminándolos se habrían eliminado los desordenes), la causa de la derrota en la primera guerra mundial eran los socialdemócratas (y eliminándolos se habría vengado el deshonor), la causa de la crisis financiera eran los judíos (y eliminándolos se habría abierto la puerta a una era de prosperidad). Ya sabemos como acabó.

Uno de los aspectos fundacional de todas las ultraderechas Europeas son los estereotipos identitarios, sobre todo el nacionalismo y la religión. Tres siglos después de que se crearan el Estado laico y la idea de la separación entre Iglesia y Estado, el fundamentalismo religioso vuelve a Europa (un fundamentalismo ignorante que, por lo menos en España, confunde católico con Cristiano, ignorando que católicos y protestantes se han matado entre ellos mucho más que cristianos y musulmanes). Con el fundamentalismo religioso vuelve el nacionalismo. Luc Ferry, uno de los intelectuales más reconocible de la derecha francesa, escribió: "el nacionalismo causó 50 millones de muerto sólo en la segunda guerra mundial. No puedo creer que ya tenemos ganas de volver a empezar".

Los dos estereotipos juegan bien con una crisis de identidad innegable en la sociedad contemporánea. Lo que llama la atención es que la causa principal de esta crisis es la evolución del sistema económico, que se ha globalizado uniformando creencias y comportamientos. Y es curioso que la misma derecha que usa esta falta de identidad como instrumento de miedo sea la misma que apoya el sistema económico que de ella es responsable.

 

Es imposible separar la educación y la cultura de la democracia: la segunda no puede existir sin las primeras. Benjamin Franklin lo expresó muy claramente en su famosa definición de la "informed citizenry": una ciudadanía informada, que tenga los instrumentos intelectuales necesarios para evaluar la situación política y decidir en consecuencia es un elemento esencial de la democracia. Sin ella, no hay democracia, dado que el voto sería dominio de quien grita más. Condorcet, el fundador de la educación pública, consideraba que la educación es necesaria para que las garantías constitucionales no se queden en papel mojado. La democracia pone a los ciudadanos en un doble papel: sujetos del derecho (los ciudadanos están sujetos a la ley) y autores del derecho (los ciudadanos, a través de sus representantes, crean la ley), y para que los ciudadanos estén preparados para este segundo papel, la educación es esencial, y puede ser la única arma efectiva contra la ultraderecha.

No cabe duda que en la Europa de hoy, entre mucha gente, hay ganas de  fascismo. Hay una espera casi mesiánica de un "hombre fuerte" que piense por nosotros y que resuelva los problemas sociales con su toque mágico. Esta persona no llegará, pero sí llegarán falsos profetas que en nombre de esta esperanza crearán formas de poder autoritarias y vaciarán de sentido la democracia. La distinción, que tuvo vigencia durante la segunda parte del Siglo XX, entre democracias y dictaduras ya tiene que ser matizada. Países como Rusia mantienen el aparado formal de una democracia pero se trata, en realidad, de regímenes autoritarios que usan las formas y la parafernalia de la democracia para legitimarse.

Monday 26 September 2022

Don Conspiración contra los molinos de viento

Hace unos días tuve una conversación curiosa en twitter. Mi contertulio estaba muy enfadado por el precio de la electricidad (comprensible), y sostenía que las empresas estaban haciendo trampa: estaban manteniendo los molinos en los parques eólicos parados para tener que usar más gas y cobrar más. Su rabia estaba dirigida sobre todo hacia el gobierno que, según él, tenía que obligar las empresas a no parar los molinos (una variante del italiano “Piove, governo ladro”). Su punto de vista me llamó la atención en dos respectos.

Primero, mi contertulio era uno de esos liberales acérrimos defensores de la libertad de empresa, de los que dicen que el gobierno no debe meterse en los asuntos de las empresas, que el mercado lo arregla todo, y que hay que dejar que las empresas hagan sus negocios como mejor crean. Es, también, de los que acusan el gobierno de autoritarismo para prácticamente todo lo que el gobierno hace, desde la ley de memoria histórica hasta la autorización de un nuevo medicamento para la diabetes. Curiosamente, en el momento en que el comportamiento de las empresas lo toca de cerca (o cree que lo toque de cerca), resulta ser de los primeros en pedir una acción contundente y autoritaria del gobierno. Me parece que es un vicio muy común entre los liberales españoles: que el gobierno se mantenga al margen del mercado, pero sólo cuando les conviene. Si hay algo que no le gusta, son más gobernativos que un burócrata norcoreano.

EL segundo punto que me llamó la atención es, claramente, la historia de los molinos. No conseguía encajarla. Pregunté cuales eran sus fuentes y todo lo que conseguí es que “algunas personas” habían visto molinos parado en un día de viento, y hasta habían publicado un vídeo. Ahora bien, entiendo que en este 2022 publicar un vídeo en YouTube es el sello de garantía de la fuente más atendible, incluso si se trata de un vídeo de platillos volantes más falso que “Plan 9 from outer space”, pero le reproché que evidencia anecdótica de segunda mano, un vídeo publicado por “alguien que ha visto algo” no es la fuente mejor para hacerse una opinión. No conseguí nada. Nos saludamos con una cortesía un pelín forzada.

Hoy (viernes 23 de Septiembre), he viajado de Madrid a Murcia y, efectivamente, he notado que en gran parque eólico al Km. 160 de la A3 la mayoría de los molinos estaban parados. Al contrario de las fuentes de mi contertulio, la cosa no me ha sorprendido: el parque está todavía en construcción, se están probando los molinos, y la gran mayoría de ellos no están conectados a la red eléctrica (este hecho lo he comprobado hablando con un técnico de Iberdrola que se ocupa de energías renovables). Todos los otros parques que he visto (hay uno justo a lado al Km. 5 de la A31) estaban funcionando excepto, como mucho, un par de molinos (probablemente en manutención). ¿Es esto lo que han visto las fuentes de mi contertulio? ¿Ha intentado mi contertulio averiguar si este es el caso? Imposible saberlo.

Pero es bastante preocupante que cuando se ve algo raro (molinos parados en un día de viento) la primera explicación que se le ocurra a la gente es la teoría conspiratoria, que no se intente buscar otras hipótesis. Cuando no se tiene toda la información, es normal generar varias hipótesis para explicar lo que hemos visto. El sentido común nos sugiere encontrar una hipótesis sencilla y razonable y, en cualquier caso, a no tratar nuestras hipótesis como verdad absoluta.  En cualquier caso, antes de ponerse a publicar videos en YouTube acusando un poco a todos y un poco de todo, sería mejor buscar más información que un simple “un día pasaba por allí y vi esto”. Parece que, para muchas personas, esto no es el caso: se busca la hipótesis que más se adecua al enfado del momento, se busca un culpable entre los que queremos sean culpables, y allí nos quedamos.

Que sea claro: no es mi intención defender las empresas eléctricas. Creo que han tenido un comportamiento éticamente reprobable en esta crisis, que han ganado una cantidad increíble de dinero a costa de los consumidores, y creo que el impuesto a sus ganancias extraordinaria es una medida insuficiente pero justa. Pero meternos en teorías conspiratorias absurdas no ayuda a quien quiere acusar a las empresas por su comportamiento usando argumentos serios. Estas acusaciones no motivadas y no informadas, incluso si fueran ciertas, hacen el juego de las empresas: una vez que se desmontan estos bulos (y bulos tan burdes son muy fáciles de desmontar), incluso los argumentos más ponderados e informados perderán fuerza.

Por favor: información antes que todo, y basta con las teorías conspiratoria. Y, sí: Elvis ha muerto.

 

Monday 19 September 2022

La vigencia de Marx

Una de las criticas más comunes que se mueven hoy en día al pensamiento de Marx es que ya no es actual en el mundo contemporáneo. La sociedad en que vivimos, así va el argumento, es muy diferente de la sociedad inglesa de la revolución industrial de la mitad del Siglo XIX, y los problemas y los actores sociales de que habla Marx, o no existen, o se han resuelto, o han cambiado tanto que el análisis de Marx ya no vale. Quiero dedicar unas cuantas líneas a exponer porque no creo que las cosas estén así.

Hay que diferenciar entre Marx y el Marxismo. El Marxismo moderno, entendiendo con eso las corrientes filosóficas y sociológicas que derivan de las ideas de Marx es un movimiento muy actual y muy relevante. Una lectura no casual de Eagleton, Zizek o Jameson debería ser suficiente a despejar cualquier duda en materia. Tampoco es correcto descartar el marxismo sólo porque su origen está en una filosofía del Siglo XIX. Sería como descartar el capitalismo simplemente porque deriva de una filosofía del Siglo XVII y de una sociedad mercantil que ya no existe. Las corrientes filosóficas evolucionan con los tiempos y las circunstancias (algo, dicho sea por inciso, coherente con lo que Marx llama la dialéctica) y, si es cierto que Carnap se puede definir un empirista, su empirismo poco tiene que ver con la filosofía empírica de Locke de que deriva o, incluso, con Hume.

Pero en este caso no me interesan tanto los marxistas moderno cuanto el mismo Marx. ¿Cuánto de la filosofía y de la política de Marx queda actual a día de hoy y cuanto se puede considerar perdido en las nieblas del Siglo XIX?

 

Una de las criticas más comunes que se mueven a Marx, desde el punto de vista del Siglo XXI, es su insistencia con el problema del proletariado y de la lucha de clase. Se argumenta que el panorama económico y social ha cambiado mucho (en parte gracias a Marx y a los marxistas, pero esto casi nunca se menciona) y que por tanto hablar hoy de proletariado y de lucha de clase es anclarse a un pasado que ya no existe. Si por "proletario" entendemos sólo el obrero Europeo en mono azul sucio de aceite que trabaja alrededor de un aparato mecánico con varillas y poleas, la consideración tiene su parte de verdad. Pero se trata de una simplificación muy burda.

Por un lado, el mismo Marx previó un declive de los obreros tradicionales y un aumento de los trabajos no manuales, los que los americanos llaman "white collar jobs". Pero, que haya siempre menos gente trabajando con un mono manchado de aceite no quiere decir que la estructura de clases haya desaparecido. La clase social no la determina el mono ni el aceite, sino la posición de una persona en la estructura productiva, y las diferencias en esto no han desaparecido. Al contrario. Marx considera la clase media como esas personas "a mitad entre los trabajadores por un lado y los capitalistas por el otro", pero la difusión de la tecnología de la información está proletarizando a los profesionales, y la precarización del trabajo está proletarizando a la clase media. No es el mono azul que hace el obrero, sino la alienación de los frutos de su trabajo debido a su falta de control sobre el proceso productivo: la distinción entre un trabajador de los servicios (enfermero, cartero, reportero, enseñante,...) y un obrero es, en cuanto a sueldo, control y condiciones, nula. Lo dice claramente John Gray: "las clases media están redescubriendo las condiciones de inseguridad económica sin patrimonio que afectaban al proletariado del Siglo XIX".

Por debajo de esta clase media proletarizada está la enorme población de las chabolas al margen de las grandes metrópolis mundiales, el sector social en más rápido crecimiento en el mundo actual. Si el proletariado se ha reducido en nuestras ciudades, esto no implica que se haya reducido a nivel mundial. Se ha simplemente desplazado a países donde la desigualdad y la injusticia es superior a todo lo que Marx ha descrito: un mexicano de los más rico tiene más dinero que los 8 millones de mexicanos más pobres juntos. Las situaciones descritas por Marx no han desaparecido: Guadong y Shanghai son el equivalente del Manchester del Siglo XIX.

Culturalmente, las diferencias de clase se mimetizan con la uniformidad de los comportamientos superficiales. Los multimillonarios llevan vaqueros y zapatillas de deporte, y ven películas de acción. La figura clásica del burgués, con un estilo refinado y amante de la alta cultura (claramente separada de la cultura obrera) ha desaparecido. Pero esto no significa que la desigualdad haya desaparecido: ha simplemente perdido su faceta cultural. Como nota Terry Eagleton: "no debe sorprendernos que el capitalismo avanzado genere la ilusión de la ausencia de clases. Esta no es sólo una fachada detrás de la cual el sistema esconde su verdadera desigualdad: es la naturaleza misma de la bestia" (T. Eagleton, Why Marx Was Right).

Si Marx fija su atención en la clase proletaria no es porque quiere que esta domine: Marx escribe claramente en Der Bürgerkrieg in Frankreich que si los proletarios se limitaran a tomar control de la maquinaria del estado burgués y usarla para sus fines, la revolución habría fracasado. La dictadura del proletariado, de que tan a menudo se acusa Marx, no es el fin, es una fase transitoria que él teme será inevitable y que tiene que acabar lo más pronto posible para ceder el paso a la sociedad sin clases. No puede haber la dictadura de una clase social en una sociedad sin clases.  Si Marx se fija en el proletariado no es porque esta clase es mejor o más virtuosa, sino porque sus necesidades son universales; el proletariado "tiene carácter universal porque su sufrimiento es universal, y no pide una solución particular porque el mal que se le hace no es un mal particular, sino un mal general. Hay que formar una esfera de la sociedad que no exige un estatus tradicional, sino simplemente un estatus humano [...] que es, en breve, una pérdida total de humanidad y que se puede salvar sólo a través de la salvación completa de la humanidad" (Marx, Contribution to the critique of Hegel's philosophy of right).


Esta universalidad nos lleva a otro argumento que se una a menudo para demostrar la falta de vigencia de Marx: los movimientos radicales más interesantes del Siglo XX, desde el feminismo al post-colonialismo o el ecologismo han tenido lugar fuera del marxismo.

Consideremos, por ejemplo, el feminismo. Por un lado es cierto que muchos partidos marxistas (sobre todo los partidos comunistas) del Siglo XX han considerado que el feminismo, así como las otras luchas de minorías, era una distracción de la única lucha que podía cambiar las condiciones: la lucha de clase. Por otro lado, sobre todo en la primera mitad del Siglo XX, el movimiento comunista era el único ambiente en que las cuestiones de género eran debatidas seriamente, el único en que mujeres podían (con mucha dificultad) llegar a posiciones de responsabilidad. Aún hoy la relación entre feminismo (y su critica del patriarcado) y marxismo (y su critica del capitalismo) es crucial. Observa Eagleton: "en principio no hay nada en la naturaleza del capitalismo que necesite la subyugación de la mujer. Pero las dos historias, la del patriarcado y la de la sociedad de clases, están en la práctica tan estrictamente enlazadas que es difícil imaginar la eliminación de una sin que haya grandes ondas de choque golpeando la otra" (T. Eagleton, op. cit.).


Una critica parecida se hace en relación con el movimiento ecologista, uno de los más fuertes de esta primera parte del Siglo XXI. Por razones obvia, Marx no se ocupa mucho de plástico no reciclable, calentamiento global o almacenamiento de residuos nucleares: muchos de los problemas medioambientales de hoy surgen con la tecnología del Siglo XX, e incluso los que se originan el el Siglo XIX (las emisiones se CO2, por ejemplo) han sido identificados sólo en el Siglo XX.

 Aún así, Marx no cae en la trampa del simplista "dominio sobre la naturaleza" en que cae mucha de la filosofía del progreso ilustrado o, por lo menos, la matiza. En el Grundisse critica que con el capitalismo la naturaleza se ha transformado en un objeto con un fin utilitario, y habla de acumulación de basura, destrucción de forestas y contaminación de ríos. También escribe: "hasta una sociedad entera, una nación, o asta todas las sociedades unidas no son los propietarios del globo. Sólo son sus usufructuarios, como boni patres familias tienen el deber de pasarlo a las generaciones siguientes en condiciones mejores de como lo han encontrado" (The Capital, Vol. 3).

Engels añade: "de ninguna manera reinamos sobre la naturaleza como un conquistador sobre un pueblo extranjero, como alguien que está fuera de la naturaleza---nosotros, carne, sangre y mente, pertenecemos a la naturaleza, existimos en el medio de ella, y todo nuestro control sobre ella consiste en que tenemos, sobre otros seres, la ventaja de conocer sus leyes y aplicarlas correctamente" (F. Engels, The Dialectics of Nature).

Dentro de los obvios límites de su tiempo, de su situación social y de su fe ilustrada en el progreso, Marx se ocupa de la relación entre el hombre, sus fuerzas de producción y la naturaleza, "la eterna naturaleza [que] impone sus condiciones a la existencia humana", una visión que contrasta con la represión post-moderna de lo natural, que la post-modernidad intenta disolver en la cultura.

 

Finalmente, el aspecto quizás más actual de Marx es su agudo análisis del capitalismo. Tanto es así que estas palabras del Manifiesto del Partido Comunista podrían haber sido escritas hoy:

 

La burguesía, al explotar el mercado mundial, da a la producción y al consumo de todos los países un sello cosmopolita. Entre los lamentos de los reaccionarios, destruye los cimientos nacionales de la industria. Las viejas industrias nacionales se desmoronan, arrolladas por otras nuevas, cuya instauración es un problema vital para todas las naciones civilizadas por industrias que ya no transforman como ya antes las materias primas del país, sino las traídas de los climas más lejanos, y cuyos productos encuentran salidas no sólo dentro de las fronteras sino en todas las partes del mundo. 

Wednesday 31 August 2022

Los límites de la racionalidad egoísta y el desarrollo de la cooperación

Les han pillado. Usted y su cómplice. La policía ha descubierto todo, les han detenido y ahora están en celdas separadas en la comisaría, sin ninguna posibilidad de comunicar el uno con el otro. El comisario entra y le dice: "Tenemos suficiente pruebas para condenar a los dos. Así como están las cosas, os van a caer cinco años cada uno, sin problema. Pero si los dos confesáis, vamos a considerar la buena voluntad y la colaboración y os vamos a reducir la sentencia a dos años. Por otro lado, si uno de los dos confiesa y uno no lo hace, consideraremos como único responsable el que confiesa. A él le caerán 8 años, y el otro saldrá libre." El comisario le dice que hará la misma oferta al cómplice, y que cada uno será consciente que el otro ha recibido esa oferta (y que los dos saben que los dos han recibido la oferta: los dos tienen exactamente la misma información, y lo saben).

Usted y su cómplice son dos personas racionales y sin ninguna relación emocional: su único objetivo es conseguir la menor condena posible. Que va a hacer? Una manera racional de razonar es la siguiente: "mi cómplice puede hacer sólo dos cosas: confesar o no confesar. Si él confiesa, lo mejor para mi es no confesar, dado que así saldré libre. Si el no confiesa, lo mejor para mi es, también en este caso, no confesar, dado que si confieso me caen diez años." Basándose en este razonamiento, decide no confesar.

He dicho que los dos son personas racionales y, dado que su razonamiento es racional, el cómplice razonará de la misma manera y decidirá no confesar. Así a los dos les caerán cinco años. Si los dos hubieran decidido comportarse de manera irracional y confesar, a los dos les habrían caído sólo dos años. La lógica les ha costado tres años adicional de cárcel.

Esta paradoja fue descrita y bautizada prisoner's dilemma (el dilema del prisionero) en 1950 por Melvin Dresher y Merril Floyd de la RAND corporation. El dilema se hizo famoso cuando Martin Gardner publicó un conocido artículo sobre él en el número de Mayo 1983 de Scientific American (más tarde Gardner publicó una versión extendida en su imprescindible libro Metamagical Themas, una verdadera Biblia de las matemáticas recreativas). Gardner cambia el escenario describiendo un problema matemáticamente equivalente que puede ser más fácil de seguir.

Usted dispone una gran cantidad de cierto bien (dinero, por ejemplo) y quiere cambiarlo por otro bien (diamantes, por ejemplo). Ha contactado un vendedor y los dos han llegado a un acuerdo de intercambio de dinero por diamantes que es muy ventajoso para los dos. Por una razón que no precisamos, el intercambio tiene que mantenerse secreto (quizás es ilegal, y es por esto que los dos han acabado en la cárcel en el ejemplo anterior). Los dos no se conocen, y no se han encontrado nunca. Se ponen de acuerdo que usted deja el dinero en una bolsa un lugar establecido y al mismo tiempo el vendedor deja los diamantes en una bolsa en otro lugar. Los dos no se encontrarán nunca, y no habrá otro intercambio ni otra comunicación.

Hay algo que cada uno de los dos teme: llegar al punto de recogida y encontrar una bolsa vacía. Si los dos dejan la bolsa llena, el intercambio será ventajoso para los dos, pero conseguir algo a cambio de nada es una tentación muy fuerte: ¿y si dejara la bolsa vacía?. De hecho, puede razonar así: "Si el vendedor ha dejado la bolsa vacía, lo mejor para mi es dejarla también vacía, para no perder el dinero. Por otro lado, si el vendedor deja los diamantes, lo mejor para mi es dejar la bolsa vacía y conseguir los diamantes a cambio de nada".

Mientras tanto, el vendedor habrá hecho el mismo razonamiento que usted y decidirá dejar la bolsa sin diamantes. Por tanto los dos, usando su lógica impecable quedarán con las manos vacías. Una pena: si los dos hubieran dejado de un lado la lógica y colaborado, ahora habrían llevado a cabo un intercambio ventajoso. Esta es la paradoja que nos presenta el dilema del prisionero: ¿la lógica impide la colaboración?

En este caso el problema es la falta de confianza en la lógica de los demás. Si de verdad asumimos que nuestro cómplice o el vendedor es una persona tan lógica como nosotros, entonces debemos asumir que, cualquier decisión tomemos nosotros basada en la lógica, él llegará a la misma conclusión. Por tanto los dos decidiremos siempre comportarnos de la misma manera: colaboraremos los dos, o engañaremos los dos, confesaremos los dos, o callaremos los dos. Dado que la mejor opción es colaborar los dos, deberíamos decidir colaborar. Pero el problema, en estos casos, está puesto de manera tal que si uno elige la lógica y el otro la codicia, el que elige la codicia saldrá ganando. Y no tenemos suficiente confianza en los demás como para asumir que el otro seguirá la misma lógica que nosotros.

Una variación muy interesante sobre el tema es el dilema del prisionero continuado. Pongámonos otra vez en el intercambio de dinero con diamantes, pero esta vez usted y el vendedor han concordado que harán un intercambio cada mes durante un tiempo indeterminado, digamos durante todo el tiempo en que los dos estarán con vida. Ahora cada mes usted tendrá que decidir si cooperar (dejar el dinero) o engañar (dejar una bolsa vacía). El primer mes usted deja una bolsa llena de dinero y el vendedor deja una bolsa llena de diamante. Maravilla. Al mes siguiente hay que volver a tomar la decisión, y así cada mes.

Supongamos que en una ocasión, de repente, el vendedor deja una bolsa vacía. ¿Qué va a hacer? ¿Ya no se fía de él y no vuelve nunca más a dejar el dinero? Así perderá para siempre la oportunidad de un intercambio que es, al fin y al cabo, muy ventajoso. ¿Hacer como si nada hubiera pasado y dejar el dinero el mes siguiente? ¿No dejarlo el mes siguiente pero volver a dejarlo si el vendedor vuelve a dejar los diamantes? Aclaremos, una vez más, que estamos hablando de comportamiento fríamente lógico y egoísta: usted está cuidando sólo su interés. Supongamos, por ejemplo, que en algún momento recibe una información fiable que el vendedor está gravemente enfermo y le quedan pocos meses de vida. El vendedor no sospecha que usted tiene la información. En este caso, lo lógico, lo racional, es engañar: el vendedor no tendrá tiempo suficiente para castigar su comportamiento. Esto es lo que entendemos por egoísmo lógico.

El problema es muy complicado, pero lo podemos formalizar un poco y analizarlo matemáticamente mediante la teoría de juegos o mediante simulaciones con el ordenador. El primer paso es cuantificar el problema, algo que se puede hacer a través de una matriz de pago Una posible matriz de pago para el problema del intercambio de dinero y diamante es la siguiente (C quiere decir "coopera" y E quiere decir "engaña"):

Vendedor
C E
Yo C (2,2) (-1,4)
E (4, -1) (0, 0)

En esta matriz, si los dos cooperan tendrán una ganancia de 2 puntos (valor arbitrario: la ganancia del intercambio). Si los dos engañan, la ganancia es cero (nadie recibe nada, todo queda como estaba). Si usted coopera y el vendedor engaña usted pierde y consigue -1 puntos, mientras el vendedor recibe 4 (sí: son muchos... es que es muy placentero recibir algo sin dar nada a cambio). Claramente, si el vendedor coopera y usted engaña los papeles son invertido: usted gana 4 puntos y el vendedor pierde uno. La matriz del juego en la versión del prisonero es la siguiente (C quiere decir "confiesa" y N quiere decir "No confiesa"):

Cómplice
C N
Yo C (-2,-2) (0,-8)
N (-8,0) (-5,-5)

El juego no cambia sustancialmente si añadimos el mismo valor a todas las entradas (lo que determina el juego es la diferencia entre la puntuación de varias opciones). Por tanto podemos a&ntile;adir un valor a todas las entradas de manera tal que todos los númers sean positivos o cero. Llaremos normalizadas estas matrices. La matriz normalizada para el problema del vendedor es

Vendedor
C E
Yo C (3,3) (0,5)
E (5, 0) (1, 1)

mientras la matrix normalizada para el juego en la versión del prisonero es

Cómplice
C N
Yo C (6,6) (8,0)
N (0,8) (3,3)

Podemos generar muchas versiones de estos juegos cambiando oportunamente la matriz de pago. En general, la matriz (normalizada) tiene la estructura siguiente:

Cómplice
C N
Yo C (R,R) (E,T)
N (T,E) (C,C)

Aquí $R$ es la recompensa por la cooperación mútua, $C$ es el castigo por no cooperar, $T$ es la tentación y $E$ es la paga del estafado. Para que el juego tenga sentido, los valores tienen que cumplir las condiciones siguientes:

\begin{equation} \begin{aligned} T &> R > C > E \\ \frac{T+G}{2} &< R \end{aligned} \end{equation}

La primera condición es la que da peso a la consideració "lo mejor para mi es engañ:ar, independientemente de lo que hace el otro", la segunda sostiene que quedarse atrapado en una serie de alternanzas (este mes yo coopero y tu engañas, el mes siguiente al revé, y así siguiendo) es peor que cooperar todo el tiempo.

Es fácil ver que una estrategia óptima en todas las situaciones no existe. Supongamos que la otra parte tenga como estrategia "Siempre E" (engaña en cada jugada). En este caso la mejor estrategia es engañar siempre. Por otro lado, supongamos que el otro tenga como estrategia "voy a cooperar hasta que tu engañes, luego engañaré siempre". En este caso nuestra mejor estrategia es cooperar y no engañar nunca.

Para darnos una mejor idea de lo que es una buena estrategia, imaginemos un territorio con muchos seres que se mueven por él y, cada vez que se encuentran, juegan un juego del dilema del prisonero continuado, collecionando y acumulando puntos. En este sentido una estrategia de cooperación, que hace ganar puntos a nosotros y al otro jugador, puede er mejor que una estrategia competitiva, que intenta ganar juegos a costa del otro.

Estas características tocan un tema que, desde Darwin, ha suscitado mucho interés entre los antropólogos: ¿cómo puede emerger la cooperación en un ambiente en que la evolución es determinada por la competición, en que parece que el egoismo debería ser la mejor estrategia? La paradoja, aparente, puede estar relacionada con el hecho que---en términos de la teoría de los juegos---el dilema del prisonero no es un juego a suma cero. Un ejemplo de juego a suma cero es el poker (el ejemplo es más claro s consideramos sólo dos jugadores): para que yo gane dinero es necesario que mi adversario lo pierda, y todo el dinero que gano yo lo pierde mi adversario. La suma total de dinero no cambia entre el comienzo y el final del juego; todo lo que puede cambiar es su distibución. El dilema del prisonero no funciona así: cooperando los dos, yo y mi adversario ganamos los dos; el total de puntos que tenemos aumenta a medida de que jugamos el juego.

Estos problemas fueron analizados por Robert Axelrod en un famoso experimento en 1979, y luego analizados en su libro The evolution of cooperation (Basic books, 1984). Axelrod envió invitaciones a varios expertos en teoría de juegos, incluso varios que ya habían trabajado con el dilema del prisonero. En la invitación decía que todos iban a participar en un torneo round robin en que cada uno se enfrentaría con todos los demás (y con un clon de si mismo) unas 200 veces. EL objetico era acumular cuantos más puntos posible. Los invitados tenían que enviar un programa (escrito en BASIC... estamos en 1979) que respondiera con C or D al C or D del otro jugador (Cooperate y Defect, el lenguaje oficial del torneo era el inglés). Los programas no tenían que ser deterministicos, podían usar un generador de números aleatorios.

El programa ganador fue el de Anatol Rapaport, psicólogo y filósofo de la University of Toronto, un experto en el dilema del prosonero. Era el programa más corto entre los enviados, y se llamaba TiT FOR TAT. Usaba una estrategia muy sencilla:

          En la primera jugada, coopera; luego, haz lo que el otro ha hecho en la jugada anterior

Una de las características importantes de TIT FOR TAT es que nunca es el primero en engañr. Axelrod llama corteses (nice) las estrategias que tienen esta característica. Ser cortés no quiere decir no engañar nunca: si el otro engaña, TIT FOR TAT engañará en la jugada siguiente. Pero una estrategia cortés nunca será la primera en engañr; por tanto, si dos estructuras corteses se encuentran, las dos cooperarán siempre, ganando muchos puntos.

Otro aspecto relevante de TIT FOR TAT es la retaliación limitada frente a un engaño: si el adversario engañ, TIT FOR TAT rsponde engañando, pero no extiende el "castigo" más allá que esto; si el adversario vuelve a cooperat, TIT FOR TAT cooperará olvidando el engaño.

En un análisis posterior al torneo, Axelrod descubrió que una estrategia llamada TIT FOR TWO TATS, que engaña sólo si el otro engaña dos veces, habría ganado.

Las lecciones que se pueden derivar del torneo son dos: es importante ser corteses (no ser el primero en engañar) y perdonar (no seguir castigando).

Axelrod organizó más torneos, u derivó otra lección: el éxito de una estrategia depende del ambiente, es decir, de las otras estrategias con que se encuentra a jugar. Por ejemplo, TIT FOR TWO TATS, que habría ganado el primer torneo, acabó bastante mal en los otros torneos (más o menos a la mitad del ranking).

Axelrod llama robustas las estrategias que tienen éxito en muchos ambientes diferentes. TIT FOR TAT es una estrategia robusta: de los seis torneos organizdos en la segunda ronda, TIT FOR TAT ganó cinco, y se clasificó segunda en el sexto.

Una última observació es que si nos enfrentamos a una estrategia no responsiva (su secuencia de jugadas es establecida a priori o es aleatoria, y no depende de lo que hace el otro jugador), entonces "Siempre D" es la mejor estrategia. El programa que ganó a TIT FOR TAT en el último torneo era una modificación que intentaba descubrir si la otra estrategia era no responsiva y, en este caso, pasaba a "Siempre D".

Termino con un recuerdo personal. Hace años, en un curso de inteligencia artificial que estaba dando en la University of Cape Coast, decidí repetir el experimento de Axelrod. Pedí a mis estudiantes que desarrollaran una estrategia para el juego y que me entregaran un programa (en Python, esta vez... los tiempos han cambiado). Mi idea era ver como trabajaban duro para crear estrategias complicadas; luego habrí llegado yo jugando con TIT FOR TAT y, con el programa más sencillo de todos, les habría ganado. Quería transformar el torneo en un llamamiento a la sencillez de los programas (que todavía considero una de sus calidades más importantes).

Las cosas no funcionaron muy bien: en mi torneo TIT FOR TAT no se comportó muy bien, acabó sexto de 13 programas. Evidentemente, a pesar de ser robusto, se encontró en un ambiente donde no funcionaba bien. (Afortunadamente el programa que ganó era casi tan sencillo como TIT FOR TAT, por tanto mi argumento didáctico se pudo hacer.)

El dilema del prisonero y el dilema del prisonero continuado nos ponen el problema del egoismo racional. Una pulsión natural, que todos tenemos, es buscar la mayor ganancia personal. Pero en algunas situaciones la ventaja colectiva (en este caso la colectividad son las dos personas) es mayor si los dos deciden de cooperar. El problema es que si cada uno piensa lógicamente en su ventaja sin considerar la ventaja del otro, los dos acaban con una solución en que los dos pierden. El problema no es baladí. recordemos la famosa frase de Adam Smith:

      It is not from the benevolence of the butcher, the brewer, or the baker that we expect our dinner, but from their regard for their own interest.

Esta es una de las bases del capitalismo: si cada persona es racionalmente egoista, y piensa en su propio interés de manera racional, el resultado será óptimo para la colectividad. El dilema del prisonero pone en entredicho este dogma. Hay situaciones en que el egoismo puede no ser la mejor estrategia, y en que buscar una ventaja para los demás se traduce en la mejor estrategia para nosotros.

Tuesday 16 August 2022

Los "argumentos" en contra del matrimonio egalitario

Hay problemas sociales en que uno, a pesar de no compartir una opinión, puede entender las dudas y los argumento de las dos partes. El aborto es uno de estos. He estado y sigo estando firmemente en favor del derecho a decidir, pero entiendo las dudas ética de quien no estéa de acuerdo.

Creo que a nadie le gusta el aborto. A todos nos gustaría vivir en un mundo en que ninguna mujer tenga que llegar a esta decisión dramàtica. Pero tenemos que tener la honestidad intelectual de reconocer que no vivimos en ese mundo y que, en el mundo en que vivimos, el aborto es, si no la alternativa mejor, por lo menos la menos mala.

Hay cuestiones en que, por otro lado, es difícil entender los argumentos de los que se oponen, dado que se trata de garantizar libertades y derechos que no quitan nada a nadie. El matrimonio paritario es una de estas cuestiones. No he conseguido, nunca, encontrar un argumento en su contra que pasara el màs superficial de los anàlisis racionales. Permitir a dos hombres o a dos mujeres casarse no quita nada a los derechos y a la libertad de los heterosexuales, por tanto es difícil, si no imposible, encontrar un sentido a quien quiere negar a las personas el derecho a casarse con la persona que quieren. Recogo aquí algunos argumentos, e intento explicar por qué me parece que ninguno de ellos tenga sentido.

El matrimonio es una unione entre un hombre y una mujer, siempre ha sido así

Este es un argumento muy común, el argumento "de la tradición". Hay que empezar diciendo que se trata de una tradición muy específica, relativa a la cultura griego-romana. Muchas culturas han practicado la poligamía, menos la poliandría. Incluso dentro de la tradición griego-romana hay religiones (los Mormones eran polígamos hasta que EE.UU. puso la monogamía como condición para que Utah pudiera ser Estado de la Unión), o varias sectas religiosas (los Davidian de Waco). Pero es cierto que la gran mayoría del mundo cristiano siempre ha reconocido el matrimonio como la unión entre un hombre y una mujer. Quien defiende la tradición olvida a menudo que las tradiciones también nacen. Lo que hoy es una tradición ha sido, en algún momento de la historia, algo nuevo, y si en ese momento hubieramos tenido mucha gente como ellos la tradición que tanto aman nunca habría nacido. La tradición nace dal cambio, y negar el cambio es negar también la tradición. Un "fin de la historia" de Fukuyama de Bar.

Estoy de acuerdo que los homosexuales tengan uniones con todos los derechos, pero que no lo llamen matrimonio

La pregunta que viene natural es: ?`Y por qué no? Los casos son dos: o el matriminio homosexual es una institución exactamente igual al matrimonio heterosexual--y entones no hay ninguna razón para darle otro nombre---o no lo es---y en este caso hay una discriminación que tenemos que eliminar. Los nombres identifican las cosas, y cosas con nombres diferentes son diferentes. Si la unión homosexual es lo mismo que el matrimonio homosexual (y si no lo es estamos frente a una discriminación) tiene que tener el mismo nombre. Stat rosa pristina nomine, nomina nuda tenemus

La palabra matrimonio viene de mater, por tanto dos hombres no se pueden casar

Si, parece increible, pero he oído también este absurdo argumento etimológico. Imagino que, por coherencia, quien lo sostiene sostendrà también que dos mujeres si se pueden casar y que, por otro lado, una mujer no puede tener un patrimonio

Una unión homosexual no puede ser un nmatrimonio, en cuanto la base del matrimonio es la procreación

Imagino que, por coherencia, estas personas opinen también que una persona estéril no se puede casar, en cuanto su matrimonio no puede procrear. Estos son unos pocos argumentos. Otros que he oído son hasta peores. Es difícil justificar la oposición a una medida que no quita derechos ni libertades a nadie y que por otro lado otorga derechos y libertades a alguien. A veces uno tiene la impresión que las verdaderas razones son otras. El odio y el miedo a quien es diferente de nosotros y el deseo exclusivo de ciertos derechos: hay gente que no sólo quiere derechos: quiere al mismo tiempo que otros no tengan los mismos derechos. Para algunos, denegar derechos a otros da (así le parece) màs valor a los suyos. Es un punto de vista absurdo e insolidario. Y creo que para superarlo podemos tomar ejemplo justo de la comunidad LGTBI. Yo, heterosexual, he vivido muchos años en un barrio con fuerte presencia homosexual. He tenido homosexuales como amigos, conocidos, o personas encontradas casualmente en bares. Nadie, nunca, ha intentado converncerme que hubiera algo malo en mi sexualidad ni mucho menos intentar "curarme". Tomemos ejemplo.

Sunday 3 July 2022

Ayuso y la visión "Edmondo de Amicis" de la Universidad

 Pongo algunos antecedentes.

  1. El PP sube las tasas universitarias en Madrid constantemente desde 2010
  2. El año pasado un consejo interterritorial aprueba una bajada de las tasas, con el voto en contra de Madrid
  3. Madrid recurre la bajada
  4. El tribunal no le da la razón, y Madrid es obligado a acatar la sentencia y a bajar las tasas
  5. Ayuso se apunta la medalla diciendo que el PP ha bajado las tasas
El último punto no es muy relevante para mi argumento presente, pero es indicativo de una estrategia que, lamentablemente, al PP le está saliendo muy bien electoralmente: no es importante hacer algo, lo importante es convencer a la gente que se ha hecho algo. He hablado del tema en relación con la gestión de la pandemia, con el estilo de comunicación por parte de la CAM y con las elecciones del 4 de Mayo de 2021

Lo que me interesa ahora es la visión de la universidad que tiene el PP, y que se revela en su política universitaria en todas las CCAA en que gobierna. Si en la tradición liberal la escuela y la universidad son el "ascensor social", el medio que permite a quien menos tiene elevarse socialmente (e, idealmente, que castiga quien tiene mucho y no lo merece hundiéndolo socialmente), para el PP la educación, sobre todo la educación superior, es un medio para confirmar y legitimar las jerarquía. Simplemente no se puede permitir que la universidad se llene de hijos de fontaneros u obreros y que estos no dejen espacio para los hijos de banqueros o emprendedores. 

Esto no quiere decir que ningún hijo de padres obreros pueda entrar en la universidad. Al contrario: es necesario que, de vez en cuando, algún chico de clase obrera de capacidades excepcionales reciba una beca y pueda graduarse. Esto ayudará a callar las críticas de elitismo de la educación sin cambiar sustancialmente las cosas: los 1000 que se han quedado atrás por tener capacidades medias no se podrán quejar de los 1000 hijos de clase alta con las mismas capacidades que han entrado en su lugar. Si lo hacen, se le hará notar que la universidad no está cerrada para los trabajadores, dado que uno sí ha conseguido entrar. Que el hijo de un banquero pueda acceder a la universidad incluso sin tener capacidades excepcionales mientras el hijo de un albañil tenga que tener capacidades excepcionales para conseguir lo mismo es la peor forma de elitismo: un elitismo que se vende como meritocracia (ya he hablado en otro lugar de como una verdadera meritocracia iría en contra de todo lo que cree la derecha). 

Un libro que en España no ha llegado mucho, pero que en Italia, hace décadas, era lectura casi obligatoria para los niños, es el libro "Cuore", de Edmondo de Amicis (los españoles con más de 40 años recordarán los dibujos animados de Marco que se va de los Apeninos a los Andes buscando a su madre, dibujos inspirados, muy libremente, en uno de los cuentos de ese libro). El libro es el diario de Enrico, hijo de un acomodado ingeniero, que frecuenta tercero de primaria en la Italia posterior a la unificación. Uno de los personajes más positivos y admirados del libro es Garrone, compañero de clase de Enrico e hijo de un obrero del ferrocarril. En una carta a Enrico, el padre elogia la personalidad y la fuerza moral de Garrone, diciendo que seguramente Enrico nunca lo olvidará, y terminando:

"Cuando, en veinte años, reconocerás en un maquinista cansado y sucio de carbón tu amigo Garrone. Oh, Enrico, estoy seguro que le echarás los brazos al cuello, incluso si tu fueras un senador del reino" (Traduzco de memoria)

Asombra, tras la emocionalidad barata y un pelín cutre de la frase, su profundo elitismo: el padre da por asumido que en veinte años Garrone será un maquinista cansado y sucio, y su hijo podría ser senador. Ni se le ocurre que sería justo que pudiera pasar el contrario: que Garrone fuera senador del reino y Enrico maquinista cansado y sucio. En todo el libro está claro que la personalidad, intelectual y moral de Garrone es muy superior a la de Enrico. Pero salir de los roles que el nacimiento nos ha asignado resulta casi imposible.

El libro es del Siglo XIX, pero para el PP las cosas no parecen haber cambiado mucho. En una sociedad en que una carrera universitaria es la única manera que muchos tienen para conseguir un trabajo decente y salir de situaciones de pobreza, mantener el elitismo de la universidad es una manera segura para mantener la jerarquía social.

El ascensor social se ha parado: que cada uno quede en su planta.



Thursday 19 May 2022

Calentamiento global e negacionismo irracional

 Uno de los consejos de Bertrand Russell para pensar racionalmente es el siguiente: “Si la mayoría de los expertos en un campo tienen una opinión, la opinión opuesta no debería considerarse absolutamente cierta”. Se trata de un criterio muy blando: no impide no estar de acuerdo con los expertos, ni siquiera impide opinar que todos los expertos se pueden equivocar. Sólo dice esto: si casi todos los expertos dicen que A, uno no debería estar absolutamente seguro de que A es falso.

Es un consejo muy razonable y sencillo de seguir y, a pesar de esto, hay asuntos importantes en que mucha gente prefiere ignorarlo. Un caso emblemático (que más importante no podría ser) es el calentamiento global. La evidencia científica sobre el calentamiento y su relación con los gases de efecto invernadero se ha acumulado de manera impresionante a lo largo de las últimas décadas (véase, por ejemplo, Khandekar et al. 2005 o Keller, 2009), pero todavía hay un porcentaje relevante de la población (algunos, lamentablemente, sentados en el parlamento) que niegan el fenómeno. La variedad de los negacionistas es muy grande pero, aproximando un poco, los podemos colocar en unos pocos grupos.

 El primero es el de los “empiristas radicales” o “pseudo-carnapeanos”. Su argumento es sencillo: yo no me he fijado que haga más calor que antes. Ergo: la tierra no se está calentando. No tengo muy claro como estas personas piensan poder detectar un cambio en la temperatura media de todo el planeta de un par de grados simplemente con la sensación térmica. En este grupo están también los positivistas instrumentales, los que afirman que es mentira que tenemos registro de la variación de temperatura a escala geológica en cuanto el termómetro sólo se ha inventado en el Siglo XVII. Evidentemente no han oído hablar nunca de mediciones indirectas con, por ejemplo, muestras de hielo en la Antártida.

El segundo grupo son los estadísticos sin varianza. Estos son los que dicen, esencialmente, que los fenómenos meteorológicos extremos siempre se han dado y, si uno no se quita del medio rápidamente, empezarán a hablar de la gran nevada del año 1958 o por ahí. Estas personas no consideran la diferencia entre la simple constatación de la existencia de fenómenos extremos y su frecuencia. Los fenómenos climáticos extremos han existido siempre, no hay duda, pero en las últimas décadas ha aumentado considerablemente su frecuencia, y este es el verdadero indicador de que hay un cambio en el clima. La falta de comprensión de la diferencia entre fenómenos individuales y características del conjunto de fenómenos los condena a no ver el problema.

 Un tercer grupo lo constituyen los idiogénicos (*). Estos admiten que hay calentamiento global, pero sostienen que no hay suficiente evidencia de su carácter antropogénico. Estas personas sostienen que la naturaleza tiene ciclos de calor y frio y que no podemos hacer nada. Esta posición tendría más valor si muchos evitaran usar como ejemplo las altas temperaturas en la edad media: estas temperaturas se registraron sólo en Europa, así que mencionarlas demuestra no haber entendido la diferencia entre una fase climática local y el calentamiento global. A pesar de esto, el argumento no es del todo baladí: es cierto que lo único que podemos registrar es una correlación entre el aumento de gases emitidos por el hombre y el aumento de las temperaturas. Como estos Humeanos in nuce nos harán observar, correlación no es causalidad. Dos argumentos invalidan este punto de vista.

El primero es que, además de la correlación, tenemos un mecanismo causal (el efecto invernadero) que explica la relación entre los dos. Una correlación apoyada por un mecanismo causal no es una causalidad, pero se le acerca. La secunda es que cuando se toma este tipo de decisiones entra en juego también el factor riesgo. Me aclaro con un ejemplo.

Jugamos un juego: cada uno de nosotros escribe en un papel un número de 1 a 10 y luego los comparamos. Si son iguales gano yo, si no gana usted. Si nos jugamos una cifra fija (100 Euros, por ejemplo), para usted es una ganga, dado que gana nueve veces de cada diez. Supongamos por otro lado que la apuesta cambie: si usted gana, gana los 100 Euros, pero si gano yo, gano todo lo que posee, usted lo pierde todo.

Esta es un poco la apuesta que estamos haciendo con el medioambiente. Sí, es posible en teoría que el calentamiento no sea antropogénico (aún si, vistos los datos, la probabilidad de que sea así es ínfima, mucho menor que el 0.1 de mi juego). Pero si no es antropogénico y lo tratamos como tal todo lo que perdemos es un poco de comodidad. Si lo es y no lo tratamos como tal, lo perdemos todo. ¿Estamos seguros que queremos jugar nuestro futuro y el de las generaciones a venir con este tipo de apuesta?

El último son los conspiranóicos de toda la vida, los que ven en cualquier afirmación que no sigue su punto de vista un complot de fuerzas obscuras y poderosas. En este caso, todos los artículos científicos que demuestran el calentamiento global son falsos, creados por investigadores pagados por los “poderes fácticos”. Normalmente, junto a esto, publican algún que otro artículo (normalmente de calidad científica abismal) que lo niega. Curiosamente, la evidencia sobre el calentamiento global se empezó a acumular en los años ’70 y ’80, cuando los únicos “poderes fácticos” relevantes en el tema eran las empresas se petróleo, carbón, y gas. Dudo que estos “poderes fácticos” pagaran a investigadores para crear pruebas falsas que iban en contra de sus intereses.

También llama la atención que miles de artículos, financiados por cientos de instituciones de decenas de países sean todos falsos, mientras un artículo en contra del cambio climático publicado por un instituto desconocido financiado por Exxon o BP tenga toda su confianza. Ejemplo paradigmático de sesgo de confirmación

Diría que este último grupo tiene tan poco sentido que hay que aplicarle el consejo de Virgilio a Dante

Non ragioniam di lor, ma guarda e pasa

 

Pues, estos son los cuatro grupos que he conseguido identificar. Puede haber otros, pero creo que la mayoría de los negacionistas caen en uno de estos. Si usted es un negacionista, elija su grupo y se una a ellos.

Thursday 31 March 2022

Como atacar creando una noticia allí donde no hay ninguna.

 En un periódico de la mancha de cuyo nombre no quiero acordarme, ha aparecido una noticia bomba: ¡Yolanda Díaz se gasta 800.000 Euros en comida para su ministerio! ¡Y compra 200 Kilos de langostinos!

Es un ejemplo maravilloso de como se puede usar un periódico para denigrar a un adversario político sin que en realidad haya ninguna noticia, es decir, fabricando la noticia desde cero. Veamos un poco como están las cosas en realidad. En Nuevos Ministerios hay cinco ministerios y hay una cafetería que usan los dependientes de los cinco. Por razones organizativas, de la gestión y financiación de la cafetería se ocupa sólo un Ministerio, el Ministerio de Trabajo. Y, como en todas las cafeterías, cada año se hace la previsión de compra para todo el año. En este caso, hay una licitación, y una empresa privada se ocupará de proporcionar la comida durante todo el año.

Notamos que se trata de una cafetería de los Ministerios, pero el titular del periódico no habla de Ministerios, menciona directamente el nombre de Yolanda Díaz. Aquí empezamos a ver el verdadero objetivo del artículo: personalizando el titular se asigna implícitamente la responsabilidad de todo a un político que se quiere atacar, a pesar de que es muy improbable que sea el Ministro de Trabajo quien se ocupa directamente de la cafetería de cinco Ministerios. Una técnica que siempre funciona: identificar un enemigo y atacarlo personalmente. A la gente le gusta que haya un culpable, no le interesa saber como está estructurado el Ministerio.

El titular habla de esta cifra astronómica de 800.000 Euros, dejando entrever políticos sibaritas destendidos en triclinios en comidas lucullianas. En realidad, claro, la cafetería es para todos los dependientes, no para los políticos. Además, analicemos la cifra. Cinco comidas por semana, 50 semanas al año son 250 comidas, es decir, el coste es de 3.200 Euros al día. SI estimamos entre 500 y 1000 personas al día (son cinco ministerios muy grandes) por cada pasto se gasta entre 3.20 y 6.40 Euros. No la llamaría una comida sibarita.

También se habla de los 200 Kilos de langostinos. Veamos. En el mismo pliego se compran 1495 Kilos de merluza, 7.5 veces más que los langostinos. Si asumimos que la merluza se coma una vez a la semana (50 veces al año, lo normal en una cafetería) y aplicamos el ratio, resulta que se come langostinos 6 veces al año. Supongo que la cafetería los ofrecerá a los dependientes en navidad. Aquí también, no parece haber nada diferente de otras cafeterías de instituciones o empresas.

Así que, al final, echas todas las consideraciones, la noticia se queda en absolutamente nada. La noticia es esta: en Nuevos Ministerios hay una cafetería, y ha salido el pliego para la compra de comida para el año que viene.

Que se trate de un ataque mirado lo revela también otra circunstancia. Si uno mira a los años pasado, cuando el gobierno era de distinto color, encuentra pliegos casi exactamente iguales. Lo que se compra y se gasta este año es lo mismo que se compraba y gastaba cuando gobernaba el PP. La cosa, claramente, no sorprende: se trata de la misma cafetería, con los mismos comensales y, dado que de estas cosas se ocupan funcionarios de carrera, probablemente el pliego lo ha preparado la misma persona.

Estamos frente a uno de los peores ejemplos de periodismo que he visto últimamente. Aquí vamos más allá de la manipulación de una noticia: estamos frente a la creación de una noticia donde no hay ninguna, a la ocultación de datos importantes para comprender el contexto de las cosas (ni se menciona cuantas personas comen en la cafetería), a una personalización maliciosa (se pone el nombre de Díaz en el titular, como si de la cafetería se ocupara ella)x, a un “digo y no digo” que insinúa allí donde no puede decir nada. Una vergüenza. Periodismo basura. 

Y lo peor, como siempre: habrá gente que se lo creerá e incluso tras hacerles las cuentas y explicarles las cosas seguirán creyéndolo. La irracionalidad y el doublethink imperan.

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