Desde hace un tiempo he empezado a meterme en debates en twitter, sobre todo en temas políticos del momento. Muchos son debates interesantes con personas que tienen una opinión distinta de la mia y con que se puede hablar inteligentemente y sin levantar (metáforicamente) la voz. Otros son debates que degeneran rápidamente en acusaciones genéricas (a menudo sobre temas que nada tienen que ver con el tema que estamos debatiendo), descalificaciones personales, tópicos o incluso insultos. Estos debates son aburridos y no enseñan nada, por tanto los dejo inmediatamente. Cosas de las redes sociales.
La reforma
laboral se convalida vulnerando los derechos fundamentales
Ahora bien, en
este titular hay un hecho indiscutible: la reforma laboral se ha aprobado. La
vulneración de los derechos fundamentales es pura especulación. Hay una carta
del partido de la oposición que sugiere una violación del reglamento del
Congreso. Que estas alegaciones sean ciertas y que, en caso de serlo, puedan
constituir una violación de derechos fundamentales, es pura especulación. Si la
cosa llegara a la justicia y la justicia se pronunciara en el sentido del
titular, entonces el titular sería jurídicamente justificable. Así como es se
trata de una acusación muy grave dirigida a uno de los principales cargos
institucionales que no tiene ninguna base factual. Está claro que se trata de
un titular que no quiere informar sino despertar emociones, que quiere fomentar
la rabia y no el conocimiento.
Si uno sostiene que sí se cometieron irregularidades (y es perfectamente legítimo tener esta opinión), no puede razonablemente decir que este titular "demuestra" su opinión. Uno puede admitir que su opinión no tiene ningún fundamento factual (es legítimo, aún si no muy productivo, tener una opinión injustificada), pero no puede razonablemente decir que su opinión está "demostrada" por este titular. Desde el punto de vista lógico-analítico se trata de una afirmación sin sentido.
Hay aquí un problema muy conocido (y muy estudiado) que se llama confirmation bias (o, sesgo de confirmación). Se trata de la tendencia de las persona en fijarse y dar más crédito a la información que confirma sus ideas que a la que las contradice. No se trata de un defecto o de una perversión de cierta gente, sino de una parte de nuestra constitución psicológica: a todos nos gusta vernos confirmados, ver que nuestras opiniones reciben aprobación social, y todos estamos sujetos al confirmation bias. Lo importante es darse cuenta que así es, e intentar corregir el sesgo (eliminarlo del todo puede ser imposible, pero hay que intentar llegar lo más lejos posible en su atenuación).
Pero, como decía Heidegger, allí donde está el peligro también está la salvación, e Internet, si lo usamos bien, puede ser un correctivo frente al confirmation bias. Internet nos pone a disposición proclamas ideológicos, pero, gracias a Internet, muchas veces podemos acceder no sólo a voces alternativas, sino también a los datos primarios. Hoy en día, tras leer un titular como el que he mencionado arriba, nada más fácil que meterse en la página del Congreso y echar un vistazo al reglamento y a las resoluciones de la mesa. No estaremos todos de acuerdo (ni sería deseable estarlo), pero por lo menos todos nos formaremos una opinión basada en los hechos, y no en los titulares.
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