Hace unos días tuve una conversación curiosa en twitter. Mi contertulio estaba muy enfadado por el precio de la electricidad (comprensible), y sostenía que las empresas estaban haciendo trampa: estaban manteniendo los molinos en los parques eólicos parados para tener que usar más gas y cobrar más. Su rabia estaba dirigida sobre todo hacia el gobierno que, según él, tenía que obligar las empresas a no parar los molinos (una variante del italiano “Piove, governo ladro”). Su punto de vista me llamó la atención en dos respectos.
Primero, mi contertulio era uno de esos liberales acérrimos defensores
de la libertad de empresa, de los que dicen que el gobierno no debe meterse en los
asuntos de las empresas, que el mercado lo arregla todo, y que hay que dejar
que las empresas hagan sus negocios como mejor crean. Es, también, de los que
acusan el gobierno de autoritarismo para prácticamente todo lo que el gobierno hace,
desde la ley de memoria histórica hasta la autorización de un nuevo medicamento
para la diabetes. Curiosamente, en el momento en que el comportamiento de las
empresas lo toca de cerca (o cree que lo toque de cerca), resulta ser de los
primeros en pedir una acción contundente y autoritaria del gobierno. Me parece
que es un vicio muy común entre los liberales españoles: que el gobierno se
mantenga al margen del mercado, pero sólo cuando les conviene. Si hay algo que
no le gusta, son más gobernativos que un burócrata norcoreano.
EL segundo punto que me llamó la atención es, claramente, la
historia de los molinos. No conseguía encajarla. Pregunté cuales eran sus fuentes
y todo lo que conseguí es que “algunas personas” habían visto molinos parado en
un día de viento, y hasta habían publicado un vídeo. Ahora bien, entiendo que
en este 2022 publicar un vídeo en YouTube es el sello de garantía de la fuente
más atendible, incluso si se trata de un vídeo de platillos volantes más falso que
“Plan 9 from outer space”, pero le reproché que evidencia anecdótica de segunda
mano, un vídeo publicado por “alguien que ha visto algo” no es la fuente mejor
para hacerse una opinión. No conseguí nada. Nos saludamos con una cortesía un
pelín forzada.
Hoy (viernes 23 de Septiembre), he viajado de Madrid a
Murcia y, efectivamente, he notado que en gran parque eólico al Km. 160 de la
A3 la mayoría de los molinos estaban parados. Al contrario de las fuentes de mi
contertulio, la cosa no me ha sorprendido: el parque está todavía en
construcción, se están probando los molinos, y la gran mayoría de ellos no
están conectados a la red eléctrica (este hecho lo he comprobado hablando con
un técnico de Iberdrola que se ocupa de energías renovables). Todos los otros
parques que he visto (hay uno justo a lado al Km. 5 de la A31) estaban
funcionando excepto, como mucho, un par de molinos (probablemente en
manutención). ¿Es esto lo que han visto las fuentes de mi contertulio? ¿Ha intentado
mi contertulio averiguar si este es el caso? Imposible saberlo.
Pero es bastante preocupante que cuando se ve algo raro
(molinos parados en un día de viento) la primera explicación que se le ocurra a
la gente es la teoría conspiratoria, que no se intente buscar otras hipótesis. Cuando
no se tiene toda la información, es normal generar varias hipótesis para
explicar lo que hemos visto. El sentido común nos sugiere encontrar una
hipótesis sencilla y razonable y, en cualquier caso, a no tratar nuestras hipótesis
como verdad absoluta. En cualquier caso,
antes de ponerse a publicar videos en YouTube acusando un poco a todos y un poco
de todo, sería mejor buscar más información que un simple “un día pasaba por
allí y vi esto”. Parece que, para muchas personas, esto no es el caso: se busca
la hipótesis que más se adecua al enfado del momento, se busca un culpable
entre los que queremos sean culpables, y allí nos quedamos.
Que sea claro: no es mi intención defender las empresas
eléctricas. Creo que han tenido un comportamiento éticamente reprobable en esta
crisis, que han ganado una cantidad increíble de dinero a costa de los consumidores,
y creo que el impuesto a sus ganancias extraordinaria es una medida
insuficiente pero justa. Pero meternos en teorías conspiratorias absurdas no
ayuda a quien quiere acusar a las empresas por su comportamiento usando
argumentos serios. Estas acusaciones no motivadas y no informadas, incluso si
fueran ciertas, hacen el juego de las empresas: una vez que se desmontan estos
bulos (y bulos tan burdes son muy fáciles de desmontar), incluso los argumentos
más ponderados e informados perderán fuerza.
Por favor: información antes que todo, y basta con las
teorías conspiratoria. Y, sí: Elvis ha muerto.
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