Friday, 1 May 2020

Costa Rica contra el SARS-COV2

El caso de Costa Rica es único en el panorama de America Latina y, diría, mundial. Este país, no especialmente rico, ha tenido unos 700 casos de covid-19 pero a penas 6 muertos: una tasa de mortalidad del 0.8%, entre las más bajas del mundo, por debajo de países como Corea, que se toman como ejemplo de respuesta al virus.

¿Cual es el secreto de Costa Rica? En pocas palabras, lo comenta  Luis Villalobos, del servicio de salud de Costa Rica: "Nuestra mejor vacuna contra el covid-19 es tener una población disciplinada y educada, y un sistema de salud bastante consolidado". Y añade: "Nosotros no gastamos en ejército, pero sí gastamos mucho en salud, en seguridad social y en educación, y eso ha sido muy importante".

Costa Rica efectivamente ha gastado mucho no sólo en salud (el 9.3% del PIB, 1,389 $/(año*habitantes), más que algunas comunidades de España) sino también, y esto es muy importante, en educación a la salud.

Las consecuencia: un sistema de atención primaria que la llegado a la crisis en buenas condiciones (al contrario de muchos sistemas en España, destrozados por años de recortes en primaria) y que ha podido identificar casos y hacer seguimientos resultando en relativamente pocas hospitalizaciones.

La educación también ha jugado un papel. En Costa Rica nunca se ha decretado el aislamiento obligatorio: simplemente se ha recomendado que la gente no salga de casa si no es necesario y que mantenga la distancia. La cuestión es que la población ha seguido la recomendación, no ha salido de casa y no ha propagado el virus.

Contrastemos esto con la situación de España: el 11/3 sanidad recomendó reducir las salidas de casa y mantener las distancias, pero hasta el día 13, por ejemplo, las terrazas estaban llenas y la gente estaba en la calle. La falta de disciplina se paga.

Quizás, para aprender como preparar nuestro sistema sanitario para una emergencia, como invertir en atención primaria, como educar a la población a la responsabilidad individual, quizás para todo esto no es necesario ir a Corea: es suficiente cruzar el atlántico.

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