Thursday, 12 July 2012

Los mineros y las dictaduras


Hace justo 50 años la huelga de los mineros en Asturias representó la primera grande huelga de la dictadura y, según algunos historiadores, el punto inicial de un largo proceso que había que culminar, 16 años más tarde, en la constitución democrática. La huelga de los mineros representó un punto de inflexión, el principio del fin de la dictadura franquista.

No es quizás una coincidencia que  la huelga de 1962 fuera en parte una consecuencia del Plan de Estabilización, una reforma de carácter liberal que, lanzada unos años antes, habría efectos nefastos sobre una industria española, entonces como ahora, lacrada por una endémica falta de inversión y de capacidad empresarial. Muchos empresarios españoles, entonces como ahora, parasitaban sus empresas en lugar de desarrollarlas. Se trata de una clase de hidalgos más que de una burguesía moderna.
Recordar la huelga de 1962 es importante porque hoy también nos encontramos frente a una movilización masiva de los mineros Asturianos (y no sólo), y porque hoy también vivimos en el medio de una dictadura. La única diferencia entre hoy y hace 50 años es que el dictador no es una persona, sino un concepto: el mercado o, para usar una expresión mediáticamente correcta, “los mercados”. Se trata de una dictadura que encuentra su expresión en los economistas alumnos de Friedman, en los banqueros inversores, en los especuladores. Se trata de una dictadura curiosa en cuanto cada uno de sus personajes principales es remplazable. Cada uno podría desaparecer y su función podría ser asumida por cualquiera de los miles de clones que tienen en el mundo. Mario Draghi, Angela Merkel, Christine Lagarde, Rodrigo Rato, Cristobal “que se hunda España” Montoro… todos estos protagonistas son en realidad funciones de un mecanismo. Y, si esta naturaleza funcional de las personas no elimina ni atenúa su responsabilidad en el pillaje de mundo que se está llevando a cabo, la capacidad del mecanismo de mercado para remplazarlo hace esta dictadura especialmente peligrosa.

Que estemos viviendo en una dictadura lo reconoce el mismo Mariano Rajoy.  Cuando el presidente de un Gobierno, es decir, de un poder soberano, comunica al congreso (el representante de la soberanía popular) que el gobierno no tenía la libertad de decidir si ciertas medidas (como la subida del IVA) se iban a implantar o no, cuando el gobierno admite que en este momento sólo puede ejecutar las medidas que los mercados, a través de la comisión Europea, están dictaminando, entonces tampoco los españoles son libres. Entonces las elecciones, que a pesar de sus tremendas limitaciones constituían la única legitimación posible de un gobierno, se han transformado de verdad en una farsa. Los españoles ya no eligen un poder político. Los españoles se limitan a elegir que partido gestionará las decisiones que se toman en otro lugar.

Como escribía Hannah Arendt, el espacio de la gestión no es un espacio de libertad. Si asumimos que el actual sistema económico tiene que seguir sin cambios, entonces las decisiones que se nos imponen son las únicas posibles. Es necesario que los pobres se hagan más pobres, y que la riqueza se concentre en pocas manos. Todo esto es sólo gestión. La posibilidad política, la elección de libertad, sería un espacio en que todo se puede debatir, en que nos podamos poner el problema de si queremos que este sistema económico siga o si queremos cambiarlo. Pero esta discusión es hoy imposible. El espacio político de libertad en que se podría poner, nos es negado. La dictadura no lo permite.

Sólo podemos tener, en este momento, una esperanza. Que en 50 años algún historiador escriba que la huelga de los mineros de 2012 (y, quiero añadirlo, el movimiento 15M de 2011) representó una inflexión, el principio del fin de la dictadura neoliberal de los mercados.

4 comments:

Roodia said...

La anterior dictadura cayó por una cuestión temporal y no por movimiento civil. Queda todavía un camino muy largo de explotación y humillación antes de que todos los mileuristas y demás estafados por el sistema decidan salir a la calle no a sentarse y a mostrar pancartas, sino a quemar el congreso, entonces las cosas cambiaran.

Anonymous said...

Disiento profundamente: Durante la dictadura hubo movimiento civil. Pregunte a los socios fundadores del Club de Amigos de la Unesco, por poner un ejemplo, o a los del "Contubernio de Munich". Dentro y fuera de España hubo este movimiento, hizo presión para esa caída del Régimen, buscando, por otra parte, el apoyo internacional.
No es el tiempo que todo lo cura, esa es una resolución simplista y abúlica, con un doble rasero que puede ser justificador de la inacción.
En cuanto a los mileuristas y demás estafados, sí, las pancartas y las "manifiestaciones" no sirven de gran cosa, pero de menos sirve decir en tercera persona que han de ser ellos los que salgan a quemar el parlamento...
Por otra parte, las generaciones por encima de estos, que se excedieron en gastos y metieron todas las condiciones y discursos laborales que llevaron a la precariedad, han de acometer un mea culpa también. Una persona que posee un salario de 700-800 euros o menos, le aseguro yo, que puede encontrarse muy muy limitado en sus acciones, con el agua al cuello y más cuando lleva un lago trabajo de fondo de años que quemarse en la precariedad y la falta de esperanza de crear un proyecto. Y es que, por otro lado, los que están por encima critican mucho pero sueldan el acceso a la dignidad de los que han venido por debajo y si unos tienen que hacer peticiones claras, estos deben dejar de agarrarse al egoísmo que ha llevado a esta situación. Las cosas cambiarán, además, si usamos correctamente las herramientas que el estado de bienestar creado antes de que la generación egoísta de la Burbuja llegaran altivos con sus másters en Economía y Marketing,a fastidiar los logros conseguidos en los 70 y 80s.
La UE posee, además, desde el Tratado de Lisboa, igualmente, mecanismos para que la ciudadanía europea se haga escuchar y órganos ejecutivos para llevar la ley a cabo. No hay que esperar a que unos terceros quemen el Parlamento...

Roodia said...

"Hemos vivido por encima de nuestras posibilidades", Ese es el dogma actual y axioma principal para cargarnos el muerto a los que no dirigimos el cotarro econónico. No sé usted, pero yo no he vivido por encima de mis posibilidades y conozco a mucha gente que tampoco, y sospecho que la mayoría tampoco lo ha hecho. No veo por qué debería hacer autocrítica cuando el gobierno asegura no haber hecho nada malo.

En la dictadura hubo un movimiento civil? puede ser, no lo niego, pero no cayó por él, la dictadura se derrumbó en cuanto expiró el dictador.

En cuanto a sus organos de la UE para escuchar a los ciudadanos, me limitaré una palabra: Bullshit, están ahí para que nada cambie.

Anonymous said...

A) No, no he vivido por encima de mis posibilidades. La cosa no va por ahí...
B) Sí, hubo movimiento civil y, no, la simple muerte de un dictador no justifica la caída de un régimen, pero si sirve de acicate. Los movimientos y las inercias sociales funcionan son las que cambian los ciclos, si bien se cogen hitos para aprehender mejor los fenómenos históricos: véase la muerte de un dictador.
C) Exquisito verbo inglés el suyo, pero opino como Ortega: "Europa no es el problema sino la solución"
Atentamente,
Un Anónimo.

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