Ya ha pasado un tiempo suficiente desde los trágicos eventos de la DANA como para permitirnos, quizás, un análisis racional y no oscurecida por las emociones que en casos como estos son siempre fuertes.
Los eventos deberían animarnos todos a una reflexión que, vistos los acontecimientos en los días siguientes a la DANA, no es sólo climatológica o logística sino también social y cultural. Doy mi modesta contribución con una reflexiones del todo personales. Se trata del punto de vista de un no experto, derivada de la lectura de las noticias disponible públicamente y de reflexiones personales. No tiene más valor que este, ni quiero sugerir que lo tenga.
El aspecto climatológico es, a este punto, muy claro para lo que no se nieguen prejudicialmente a verlo: el cambio climático está aumentando la frecuencia de fenómenos meteorológicos extremos. Los datos y los análisis en este sentido son claros (véase, por ejemplo, Clarke et al. (2022)). Frente a los datos que tenemos es bastante increíble que el negacionismo climático tenga todavía tanto poder: sólo hay que pensar que, justo una semana después de la tragedia de Valencia, el negacionista Trump ha sido elegido Presidente de los EE.UU., lo que implica una virtual parálisis de la agenda climática durante por lo menos cuatro años. El argumento, muy común entre los negacionistas, que fenómenos extremos siempre han existido es inválido y se basa en un malentendido (¿intencional?): nadie niega que estos fenómenos siempre se han dado, pero lo que está aumentando es su frecuencia.
La parte socialmente más triste de este tristísimo evento ha sido el enfrentamiento político que se ha creado con el seguito habitual de bulos, noticias falsas, noticias manipuladas o simples insultos y acusaciones. Se ha intentado acusar a todos de prácticamente todo.
Cosa común en estos casos, las acusaciones se contradicen a menudo entre ellas mismas. Se ha acusado la AEMET de no haber dado la alerta a tiempo. Una vez demostrado que la AEMET había dado una alerta roja por posible fenómenos catastróficos la mañana del martes, el campo de los acusadores se ha dividido en dos parte: por un lado lo que simplemente han ignorado los hechos y han continuado con sus acusaciones (la capacidad para ignorar la realidad es fundamental para el moderno propagador de bulos) y por el otro los que han acusado la AEMET de dar demasiadas alertas rojas: se la acusa de haber dado alertas rojas en casos en que al final no ha pasado nada. A este propósito hay que hacer dos observaciones. La primera: evidentemente hay personas que todavía no han entendido que ninguna previsión detallada es segura al 100%, y que si uno no quiere demasiados falsos negativos (es decir: no dar la alarma cuando sería necesario) es necesario aceptar un cierto números de falsos positivos (alarma cuando luego no pasa nada). No es una cuestión limitada a la AEMET: es una característica de todos los sistemas de clasificación. La segunda consideración es que hay persona con un sentido muy peculiar de "no ha pasado nada". En Septiembre 2013 se lanzó, a través de los móviles, una alerta por fenómenos meteorológicos extremos en Madrid. Estos fenómenos se limitaron a una parte de la ciudad, provocando la ira de los demás madrileños que habían recibido una alarma cuando "no ha pasado nada". El hecho que en esa ocasión hubo "sólo" dos muertos puede quizás haber generado esta impresión en los madrileños…
(Abro paréntesis: la alarma dada a través de los móviles también generó mucha protesta por parte de personas que consideraban que con esto el gobierno no estaba espiando. Evidentemente estas personas no conocen el mecanismo de broadcast a través de las células de la red, lo que es, al fin y al cabo, comprensible. Tampoco se preocupan de informarse antes de propagar barbaridades, lo que es bastante más preocupante.)
También hubo mucha confusión sobre dos temas: la oportunidad de declarar un estado de alarma y la intervención del ejercito. Declarar el estado de alarma tras la DANA habría sido legalmente posible pero, según muchos expertos, contraproducente. Con el Nivel 2 de emergencia, declarado por la Comunidad valenciana, Protección Civil podía tener a disposición todos los recursos del estado. Con los recursos a disposición, no tenía mucho sentido quitar el mando a Protección Civil, la institución que conoce el territorio y la infraestructura para llevarse el mando a Madrid. Esto habría supuesto, por lo menos, una pérdida de tiempo para reorganizar la cadena de mando y, muy probablemente, muchos problemas derivados de dejar el mando a estructuras no presentes en el territorio. Con el Nivel 2 Protección Civil mantiene el mando logístico, que es la cosa razonable en este caso.
Aquí hay que abrir un paréntesis (sí, otro) para hablar brevemente de una frase del Presidente del Gobierno que, citada a menudo fuera de contexto, ha generado mucha controversia. En una declaración el Presidente ha afirmado: "Si necesitan más ayuda, que la pidan". A la luz del Nivel 2 de emergencia, la frase tiene todo el sentido. En el Nivel 2 Protección civil decide que recursos necesita y cuando, y el estado se los mete a disposición: sólo tiene que pedirlos.
Esto nos lleva a los militares. Por un lado es incorrecto decir que el ejercito no intervino enseguida: la UME (ejercito) llegó a la zona ya el martes por la tarde. En cuanto a enviar más efectivo, esto depende de la capacidad de Protección Civil de gestionarlos. Enviar 10.000 efectivos sin que exista la capacidad de gestionarlo genera sólo caos y congestión. Mejor mantenerlos acuartelados y preparado de manera tal que, en cuanto Protección Civil los necesite, puedan estar allí en pocas horas.
Así como sucede muchas veces en estos casos, lamentablemente las emociones nublan el pensamiento. Queremos que todo se resuelva enseguida. Queremos buscar un culpable y, si no lo encontramos, nos creamos uno. Las cosas son más complejas. Los políticos son la cara visible de la gestión pero, por debajo del nivel político, están los técnicos, los profesionales que han trabajado años en resolver problema. Dejemos que los profesionales trabajen y evitemos juicios simplificados y simplistas.
No comments:
Post a Comment