Thursday, 4 May 2017

La borrachera del Ministro Montoro

Según los americanos, hay dos cosas en la vida que no se pueden evitar y con que, por consecuencia, podemos contar: death and taxes. Los españoles tienen suerte: hay una tercera cosa con que siempre pueden contar: las salidas inapropiadas del Ministro Montoro. Recientemente, defendiendo los Presupuestos Generales, el Sr. Montoro ha dicho que el gobierno no va a volver a la “borrachera del gasto público”.

Hay dos posibilidades para comprender esta frase: o bien el Sr. Montoro dice un despropósito a sabiendas, o bien ha vivido 15 años fuera de España sin acceso a la prensa y ha vuelto sólo ayer. Veamos cómo estaban las cosas en la época que el Sr. Montoro define de “borrachera de gasto”. En 2011, cuando terminó el mandato de Zapatero, la deuda pública en España era del 80% del PIB, por debajo de la media Europea y hasta por debajo de Alemania que, con el 84% del PIB de deuda, estaba a punto de imponer la austeridad al resto de Europa (es decir: los más endeudados impusieron los recortes para reducir la deuda de los menos endeudados). El sistema sanitario nacional era el más barato de Europa (un 8.8% del PIB), la inversión en educación estaba a niveles europeos, y España tenía menos funcionarios por habitante que la media europea.

Hubo algunos ejemplo de mala gestión y de mal gasto del dinero (tal como el famoso “cheque bebé” de Zapater), pero estructuralmente el estado español no despilfarraba el dinero. Al contrario: antes de la crisis tuvo dos años de superávit. Con la crisis, claramente, el déficit aumentó, pero esto entra en la normalidad de las cosas: en una crisis el estado aumenta su deuda para garantizar el estado de bienestar: lo han hecho todos los estados de Europa y lo estaba haciendo España. España sí tenía un problema: la deuda privada, principalmente la deuda del sistema financiero. Los bancos y las cajas habían invertido masivamente en la burbuja inmobiliaria, pidiendo dinero a bancos extranjeros, sobre todo alemanes.

Tres causas estructurales contribuyeron a esta deuda, más una humana. Primero, España tiene mucho espacio libre y un clima agradable: es un buen sitio para vivir y, por tanto, para construir. Segundo, la ley del suelo de Aznar había liberado buena parte de este espacio para construir sin límites y sin reglas. Tercero, la economía alemana iba bien, y había una gran cantidad de dinero disponible para invertir. La construcción en España era una buena inversión, y los bancos alemanes prestaron dinero a los españoles para financiar la burbuja.

A esto se añade el factor humano: cuando los banqueros ven dinero fácil, no piensan. Todo el mundo sabía que la burbuja iba a explotar, que se estaban dando préstamos imposibles, pero a nadie le importaba. Al financiero medio le interesa lo que puede ganar él en el corto plazo, no como va a acabar la cosa para el resto del mundo. (Lo que más se puede reprochar a la acción del gobierno Rajoy, de Merkel y de Draghi es que estas personas han salido ganando de la crisis que han provocado, mientras los trabajadores, que simplemente hacían su trabajo, han acabado pagando el precio de la crisis).

El resultado: la deuda privada (del sistema financiero) de España en 2011 superaba el 200% del PIB. La solución impuesta por Merkel y aceptada por Rajoy fue el rescate: transformar esta deuda privada en deuda pública. Premiar a los que habían causado la burbuja y dejar que los españoles pagaran con los recortes al estado de bienestar que habían ido construyendo durante 30 años.

Sr. Montoro: tiene razón, ya es hora de acabar con la borrachera. Pero la borrachera era una borrachera privada, y su gobierno, por el momento, no ha hecho nada más que ponerle más copas.

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