Bastian Contrario

Thursday, 20 February 2025

Los problema de aplicar el modelo demanda/oferta al mercado de la vivienda

 

Uno de los debates más encendidos del presente curso político, y uno de los más relevantes para la ciudadanía, es el debate alrededor del derecho a la vivienda. Los campos son, esencialmente, dos: por un lado los que opinan que una intervención por parte del estado es necesaria para que se haga efectivo el derecho a la vivienda garantizado en el Art. 47 de la constitución, y por el otro los que consideran que la intervención del estado quitaría eficiencia al mercado, y que la mejor manera de garantizar el derecho a la vivienda es aumentar la oferta---es decir, construir más casas---y dejar que la ley de la demanda y la oferta haga su trabajo. (Existe también un tercer grupo: gente a quin no le interesa que se garantice el derecho a la vivienda para todos. Prefiero no hablar de este grupo en cuanto me resultaría muy difícil hacerlo sin faltar a las normas de la buena educación.)

Hay muchos aspectos relacionados con la construcción de nuevas viviendas: impacto medioambienta, coste de la infraestructura (calles, trenes, alcantarillas---todas cosas que hay que pagar con los impuestos), perdida de calidad de vida debido a lo que los americanos llaman “urban sprawl”, tiempos más largos para ir al trabajo, mayor dependencia del coche, etc.

No quiero aquí hablar de esos problemas, cuya solución, de por si, es muy compleja. Quiero focalizarme en el mecanismo de demanda y oferta, prar intentar ver (de manera muy esquemática y exclusivamente ilustrativa) si y bajo que condiciones puede funcionar en el caso de la vivienda, sobre todo de alquiler. El mecanismo clásico, descrito ya por Adam Smith, se basa en la idea de que la oferta (la cantidad de producto que se produce) aumenta cuando su precio aumenta, en cuanto es más apetecible (si los costes no cambian) producirlo. Por otro lado, cuando el precio aumenta, la demanda se reduce, en cuanto los consumidores ya no encuentran tan apetecible la ompra. La situación se puede representar en un diagrama como el siguiente:

Las dos curvas representan la oferta y la demanda de producto en función de su precio. El punto en que las curvas se cruzan es el punto de equilibrio, que establece el precio y la cantidad que se produce.

Un problema que hay que ponerse es la estabilidad del equilibrio. En matemáticas, un sistema en equilibrio es establesi, moviéndolo ligeramente de su posición de equilibrio, el sistema vuelve a ella. Es inestable si una vez alejado ligeramente de la posición de equilibrio, este se aleja indefinidamente del equilibrio. Un ejemplo típico de sisteme estable es el péndolo. Si alejamos un péndolo de su posición de equilibrio, este empezará a oscilar con oscilaciones cada vez más pequeñas (debido a la fricción) hasta volver a la posición de equilibrio:

 

Por otro lado, el péndolo invertido se encuentra en un equilibrio inestable. En teoría en posición perfectamente vertical el péndolo está en equilibrio, pero cualquier movimiento, por pequeño que sea, hará que el péndolo se aleje de la posición de equilibrio

La diferencia entre los dos tipos de equilibrio debería ser muy familiar para cualquiera que haya probado la diferencia entre tener un palo colgado de la mano o intentar mantenerlo en equilibrio vertical con una mano.


La cuestión por tanto es: ¿el equilibrio de oferta y demanda es estable o inestable? Consideremos el caso en que el precio suba un poco, representado por el punto en la figura siguiente:

Según la teoría, la oferta se adecuará, subiendo según la línea discontínua. Ahora hay un exceso de oferta, por tanto el precio bajará. El resultado es que el equilibrio se mueve en una espiral que se hace cada vez más estrecha hasta re-establecer el equilibrio inicial: el equilibrio es estable.

Antes de seguir hay que hacer una aclaración. Aquí hemos representado la demanda y la oferta como líneas rectas. En realidad, claramente no es así---por ejemplo, por mucho que aumenten los precios, la oferta no puede aumentar sin límite (no en un planeta con recursos finitos). A pesar de ello, localmente, las curvas se pueden aproximar con líneas rectas (lo que en geometría diferencial se llama el espacio tangente). Por esto las consideraciones de estabilidad siempre se refieren a desplazamientos pequeños del punto de equilibrio (en la teoría de estabilidad se unsan desplazamientos infinitesimales).


Consideremos ahora otra situación:



Todo lo que ha cambiado es la inclinación de la curva de demanda. Que ahora se reduce mucho menos que antes cuando aumentan los precios. Como podemos ver, si alejamos ligeramente el punto de equilibrio se crea una espiral que, esta vez, se aleja indefinidamente del equilibrio: el equilibrio no es estable. La variación de la demanda cuando aumentan los precios es fundamental para la estabilidad del equilibrio, es decir, para que el mecanismo de oferta y demanda tenga la acción estabilizadora que le otorga la teoría del mercado libre. 

Una observación importante: las observaciones que acabamos de hacer no implican que en una situación inestable los precios y la cantidad disponible empiezen a oscilar describiendo una espiral. Los precios no empiezan a asubir y bajar con oscilaciones cada vez más grandes. El modelo se usa sólo para estudiar la estabilidad del sistema. En un sistema inestable, cuando el precio empieza a subir, simplemente sigue subiendo: el punto de intersección se mueve y no está fijo así como hemos asumido para estudiar la estabilidad.


Hay que observar una hipótesis fundamental en que se basa el model de oferta y demanda: los compradores pueden elegir si comprar o no el producto sin que existan factores que obliguen (o casi) a la compra. Es necesario que cuando el precio crece los compradores puedan decidir---sin demasiado perjuicio personal---que ya no vale la pena comprar: sólo así la curva de la demanda puede tener una inclinación suficiente como para garantizar la estabilidad.


Se trata de un modelo que se adapta bien a la compra de joya o de jamón ibérico, no tanto a la venta o alquiler de vivienda. El problema es que la gente, le gusten o no los precios, necesita un sitio para vivir, y esto hace que la curva de demanda reduzca de mucho su inclinación:si el precio del atún aumenta, la gente puede decidir que conviene comer lubina, pero si el precio de la vivienda aumenta, la gente sigue necesitando un sitio para vivir. El porcentaje de sueldo que la gente destina a la vivienda (ya sea hipoteca o alquiler) ha aumentado, la gente ha tenido que renunciar a otras cosas, pero no puede renunciar a un sitio donde vivir. Como hemos visto, esto reduce la inclinación de la curva de demanda y lleva el equilibrio hacia la inestabilidad.


Lo que acabo de presentar es un modelo muy sencillo, y hay muchos factores que no tiene en consideración (la necesidad de una considerable inversión inicial para la construcción; el tiempo de construcción, que supone una dinámica muy lenta entre la variación de demanda y de oferta; el efecto estabilizante de la regulación, etc.). Se trata, por otro lado, de un modelo que invita a la prudencia: el modelo oferta-demanda se creó para el mercado de bienes de consumo del Siglo XVII, un mercado con características muy diferentes del mercado de la vivienda, y que se basa en hipótess implicitas que no se corresponden con la realidad del mercado de la vivienda.


El modelo es demasiado sencillo para ser útil en hacer previsiones sobre la evolución del mercado de la vivienda. Su lección es negativa: nos dice que no podemos simplemente asumir que el modelo de demanda y oferta funcione en este caso en el sentido de llevar a un equilibrio estable de precios y oferta. Las características del mercado revelan demasiados indicios de inestabilidad para asumir, sin más, que la ley de demanda y oferta nos lleve a una solución stable y aceptable para que todo el mundo pueda disfrutar de una vivienda digna.




Thursday, 13 February 2025

Una relación a la academia: La nueva especie dominante

 

Estimados colegas de la academia atropológica de Arcturus, queridos amigos, estimados invitados. Es un honor para mi exponer los resultados de la reciente expedición al planeta Sol 3 (llamado por su habitantes, ignorantes del galático estándar, con varios nombres: Earth, Erde, Terre, Tierra, Terra,...).

La expedición llega cinco años arcturianos después le la del compianto Prof. Xwqwx (periodo correspondiente a cuarenta años en Sol 3) y sus resultados revelan cambios profundos ocurrido en la zoología del planeta.Todos recordarán que la anterior expedición identificó dos especies animales notables: la llamada homo sapiens (man, Mann, uomo, homme, hombre, etc. El adjetivo sapiens suscitó, y sigue suscitando, encendidos debates en cuanto no parece hacer referencia a ninguna de las características observables de la especie) y la llamada Canis Canis (dog, Hund, chien, cane, perro, etc.). La observación principal de la expedición Xwqwx fue que de las dos la segunda era claramente la especie dominante. Esta conclusión se basaba en varias observaciones inconfutables. Comparando el estilo de vida de los dos, resultó claro que los individuos de la especie homo pasan una buena parte de su tiempo en actividades poco placenteras y que, exactamente como sucedía para los reyes tiranos de nuestra historia antigua, parte de sus ganancias sirven para que los individuos canis tengan una vida placentera de ocio a cargo de los homo y sin desarrollar ninguna actividad. Su edonismo decadente llega a tal punto que ni siquiera salen solos o se ocupan de sus propios excrementos: los homo los acompañan y se preocupan de recoger las heces de los canis. Una muestra de sumisión que ni siquiera las sociedades más jerárquicas de nuestra historia han igualado.

Desde entonces una nueva especie dominante ha aparecido, una especie que tiene un interés extraordinario para el antropólogo y el zoólogo debido a sus características nunca observadas antes en una especie animal. Se trata de lo que hemos bautizado como el comunicator cupertinensis (llamado por los indígena con varios nombres: smartphone, telefonino, portable, cell phone, etc. Existe, parece, una especie relacionada: el comunicator sinensis, pero sus características son tan similares que hay discrepancia entre los científico sobre si se trata o no de una especie distinta).

Los cupertinensis son de forma rectangular (muy poco común en el reino animal), midiendo unas 300x200 unidades arcturianas (15cmx10cm en Sol 3). Un lado es una superficie plana con un número de ojos variable de uno a cuatro, el otro es una superficie de colores variables de que hablaremos a continuación.

La unicidad de este animal está en su sistema digestivo y en la completa ausencia de un sistema reproductivo. Además, el animal es incapaz de deambular. Se trata, en otras palabra, de la primera observación en vivo del muchas veces hipotizado parásito absoluto, un animal incapaz de cualquier actividad autónoma y que explota el organismo huésped para todas las funciones vitales.

El sistema digestivo del cupertinensis es único entre los animales de Sol 3, si bien algo parecido se ha observado, por ejemplo, entre las mariposas eléctricas de Aldebarán 7. En lugar de la descomposición química de sustancias orgánicas, el cupertinensis se alimenta conectando su cordón umbilical (que, a diferencia de otros animales, puede perder y volver a conseguir) a una fuente de electrones en movimiento. Dada la falta de movilidad, el cupertinensis no puede efectuar estas operaciones solo, sino que necesita constantemente un huésped homo que lo alimente.

Aún más peculiar es la ausencia de un aparato reproductivo. Se trata de la primera vez en el universo conocido que se ha encontrado una especie que depende enteramente de otra especie para su reproducción. Se conocen casos parciales tales como el cuco, en que la asistencia de otra especie es esencial (el cuco depone los huevos en el nido de otra especie), pero no se conocía hasta ahora ningún caso de una especie que no se reproduce sino que depende completamente de otra especie para, literalmente, construir nuevos individuos.

El problema principal que se pone a los etnólogos es entender como este parasitismo absoluto pueda funcionar, desde un punto de vista funcional y evolutivo. ¿Por qué la especie homo invierte tanto tiempo y energía en cuidar una especie parásita? Se trata sin duda de un fenómeno nuevo en el campo de la etnología.

Aquí entra en juego la parte lisa del cupertinensis, en la cara opuesta a la de los ojos. Hemos observado que muchos ejemplares de la especie homo (el huésped) miran casi constantemente esta superficie que, por otro lado, ya no aparece negra sino llena de colores e imágenes. Un análisis de lo que aparece en estas imágenes revela que, en su casi totalidad, no tienen ningún sentido ni utilidad. Se trata en gran parte de individuos homo haciendo cosas absurdas, corriendo detrás de una pelota o mostrando como se pintan la cara o preparan comida. Muchas presentan animales o niños. Por otro lado, pese a al inutilidad de estas imágenes, los ejemplares homo están absollutamente capturados por ellas, al punto de mirar las imágenes en lugar de hablar con sus símiles sentados a una mesa o, incluso, de mirarlas mientras están deambulando en lugar de mirar adonde van.

Se han formulado varias hipótesis para explicar este comportamiento. No está claro porqué, para cuidar este parásito, la especie esté asumiendo comportamientos claramente dañinos para la superviviencia personal y de la especie. La hipótesis más aceptada es que el cupertiniensis tenga una inteligencia varios órdenes de magnitud superior a la del homo y que por tanto consiga hipnotizarlo o de alguna manera tomar control de sus procesos mentales para plegarlo a sus deseos. Estao parece confirmado por la continua insistencia del homo en la llamada “inteligencia artificial”, algo que implica claramente una falta de confianza en la inteligencia natural---falta de confianza comprensible observando los comportamientos autodestructuvos de la especie en materia de distribución de riqueza, violencia, guerras, o destrucción del medioambiente.

El cupertiniensis es ya la especie dominante del planeta Sol 3. Ha completamente esclavisado la especie homo y la está utilizando como instrumento de su propia difusión. Es difícil prever, dada la novedad de la relación que se ha establecido entre ellas, cual será la evolución de estas especies. En circunstancias normales, una tal dependencia llevaría a la extinción del homo sapiens (habrá que cambiar el nombre de la especie, dadas las observaciones de su comportamiento) y su remplazo por el cupertinensis, así como la especie homo neandertalensis fue llevada a la extinción tras el contacto con el homo sapiens. Esto en circunstancias normales. En este caso, dada la dependencia del cupertiniensis, que depende del homo para funciones tan esenciales como la alimentación y la reproducción, es improbable que haya una extinción. Más probable es que el homo siga en su abrutimiento, separandose cada vez más del mundo social y del contacto con su prójimo, viviendo cada vez más en el mundo de las imágenes ilusorias y los colores que le proporciona el cupertiniensis.

Será el primer ejemplo de subjugación total de una especie por otra, llevada a cabo con medios puramente mentales y con la plena cooperación de la especia subjugada.

Tuesday, 17 December 2024

Las reacciones a la DANA

 

Ya ha pasado un tiempo suficiente desde los trágicos eventos de la DANA como para permitirnos, quizás, un análisis racional y no oscurecida por las emociones que en casos como estos son siempre fuertes.

Los eventos deberían animarnos todos a una reflexión que, vistos los acontecimientos en los días siguientes a la DANA, no es sólo climatológica o logística sino también social y cultural. Doy mi modesta contribución con una reflexiones del todo personales. Se trata del punto de vista de un no experto, derivada de la lectura de las noticias disponible públicamente y de reflexiones personales. No tiene más valor que este, ni quiero sugerir que lo tenga.

El aspecto climatológico es, a este punto, muy claro para lo que no se nieguen prejudicialmente a verlo: el cambio climático está aumentando la frecuencia de fenómenos meteorológicos extremos. Los datos y los análisis en este sentido son claros (véase, por ejemplo, Clarke et al. (2022)). Frente a los datos que tenemos es bastante increíble que el negacionismo climático tenga todavía tanto poder: sólo hay que pensar que, justo una semana después de la tragedia de Valencia, el negacionista Trump ha sido elegido Presidente de los EE.UU., lo que implica una virtual parálisis de la agenda climática durante por lo menos cuatro años. El argumento, muy común entre los negacionistas, que fenómenos extremos siempre han existido es inválido y se basa en un malentendido (¿intencional?): nadie niega que estos fenómenos siempre se han dado, pero lo que está aumentando es su frecuencia.


La parte socialmente más triste de este tristísimo evento ha sido el enfrentamiento político que se ha creado con el seguito habitual de bulos, noticias falsas, noticias manipuladas o simples insultos y acusaciones. Se ha intentado acusar a todos de prácticamente todo.

Cosa común en estos casos, las acusaciones se contradicen a menudo entre ellas mismas. Se ha acusado la AEMET de no haber dado la alerta a tiempo. Una vez demostrado que la AEMET había dado una alerta roja por posible fenómenos catastróficos la mañana del martes, el campo de los acusadores se ha dividido en dos parte: por un lado lo que simplemente han ignorado los hechos y han continuado con sus acusaciones (la capacidad para ignorar la realidad es fundamental para el moderno propagador de bulos) y por el otro los que han acusado la AEMET de dar demasiadas alertas rojas: se la acusa de haber dado alertas rojas en casos en que al final no ha pasado nada. A este propósito hay que hacer dos observaciones. La primera: evidentemente hay personas que todavía no han entendido que ninguna previsión detallada es segura al 100%, y que si uno no quiere demasiados falsos negativos (es decir: no dar la alarma cuando sería necesario) es necesario aceptar un cierto números de falsos positivos (alarma cuando luego no pasa nada). No es una cuestión limitada a la AEMET: es una característica de todos los sistemas de clasificación. La segunda consideración es que hay persona con un sentido muy peculiar de "no ha pasado nada". En Septiembre 2013 se lanzó, a través de los móviles, una alerta por fenómenos meteorológicos extremos en Madrid. Estos fenómenos se limitaron a una parte de la ciudad, provocando la ira de los demás madrileños que habían recibido una alarma cuando "no ha pasado nada". El hecho que en esa ocasión hubo "sólo" dos muertos puede quizás haber generado esta impresión en los madrileños…

(Abro paréntesis: la alarma dada a través de los móviles también generó mucha protesta por parte de personas que consideraban que con esto el gobierno no estaba espiando. Evidentemente estas personas no conocen el mecanismo de broadcast a través de las células de la red, lo que es, al fin y al cabo, comprensible. Tampoco se preocupan de informarse antes de propagar barbaridades, lo que es bastante más preocupante.)

También hubo mucha confusión sobre dos temas: la oportunidad de declarar un estado de alarma y la intervención del ejercito. Declarar el estado de alarma tras la DANA habría sido legalmente posible pero, según muchos expertos, contraproducente. Con el Nivel 2 de emergencia, declarado por la Comunidad valenciana, Protección Civil podía tener a disposición todos los recursos del estado. Con los recursos a disposición, no tenía mucho sentido quitar el mando a Protección Civil, la institución que conoce el territorio y la infraestructura para llevarse el mando a Madrid. Esto habría supuesto, por lo menos, una pérdida de tiempo para reorganizar la cadena de mando y, muy probablemente, muchos problemas derivados de dejar el mando a estructuras no presentes en el territorio. Con el Nivel 2 Protección Civil mantiene el mando logístico, que es la cosa razonable en este caso.

Aquí hay que abrir un paréntesis (sí, otro) para hablar brevemente de una frase del Presidente del Gobierno que, citada a menudo fuera de contexto, ha generado mucha controversia. En una declaración el Presidente ha afirmado: "Si necesitan más ayuda, que la pidan". A la luz del Nivel 2 de emergencia, la frase tiene todo el sentido. En el Nivel 2 Protección civil decide que recursos necesita y cuando, y el estado se los mete a disposición: sólo tiene que pedirlos.

Esto nos lleva a los militares. Por un lado es incorrecto decir que el ejercito no intervino enseguida: la UME (ejercito) llegó a la zona ya el martes por la tarde. En cuanto a enviar más efectivo, esto depende de la capacidad de Protección Civil de gestionarlos. Enviar 10.000 efectivos sin que exista la capacidad de gestionarlo genera sólo caos y congestión. Mejor mantenerlos acuartelados y preparado de manera tal que, en cuanto Protección Civil los necesite, puedan estar allí en pocas horas.

Así como sucede muchas veces en estos casos, lamentablemente las emociones nublan el pensamiento. Queremos que todo se resuelva enseguida. Queremos buscar un culpable y, si no lo encontramos, nos creamos uno. Las cosas son más complejas. Los políticos son la cara visible de la gestión pero, por debajo del nivel político, están los técnicos, los profesionales que han trabajado años en resolver problema. Dejemos que los profesionales trabajen y evitemos juicios simplificados y simplistas.

Thursday, 30 May 2024

Coincidencias numéricas, gravitación universal, y la importancia de las ideas fundacionales

Normal Bloom era un americano convencido que era la reencarnación de Jesús Cristo. Su visión del universo está dominada por coincidencias numéricas en el funcionamiento del mundo y que demuestran, según Bloom, como el mundo es obra de una mente inteligente. Por ejemplo: el sol y la luna son precibido en el cielo con la misma dimensión angular de medio grado (es lo que permite que haya eclipses totales de sol y de luna). Ahora bien, medio grado es 1/720 del círculo. Pero 720=6!=1*2*3*4*5*6, por tanto Dios existe. El argumento puede parecer absurdo, pero Bloom construye toda una teología basada en coincidencias de este tipo. Su observación estrella es que 235 meses lunares sinódicos (el periodo entre dos lunas nuevas) coincide, con una precisión espectacular, con 19 años solare. Bloom afirma: "Mira, humanidad, of digo esencialmente que estáis viviendo en un reloj. EL reloj mantiene el tiempo perfectamente, ¡con una precisión de un segundo al día!… ¿Cómo podría este reloj en el cielo existir sin la presencia de un Ser que con percepción e inteligencia que, con un plan y el poder de ponerlo en marcha, ha creado ese reloj? Dado que ninguna otra persona parece dar demasiado crédito a estas coincidencias, Bloom se convención que se trataba de una revelación personal de Dios, y que él era el profeta destinado a revelarlas al mundo.

 

En realidad, naturalmente, dado un número suficientemente largo de números no es difícil encontrar coincidencia, incluso más de lo que uno a primera vista esperaría. Es noto, por ejemplo, que en un grupo de 23 personas hay una probabilidad superior al 50% que haya dos personas nacidas el mismo día del año. Abriendo ahora mismo un libro al azar, encuentro la página 237. Si a la última cifra le resto la primera consigo 3/5: el 3 de Mayo, que, casualidad, es el día de mi cumpleaños. Una persona con una buena reserva de números y un poco de habilidad matemática puede encontrar coincidencias por doquier.

 

Sin embargo, a veces las coincidencias no son coincidencias sino indicaciones de fenómenos nuevos, y uno de los ejemplos mejores es el razonamiento que llevó a Newton a descubrir la ley de gravitación universal (lo siento: la historia de la manzana que cae del árbol es apócrifa). Para entender bien lo que llevó a este descubrimiento, quizás el más importante en la historia de la ciencia, es necesario empezar mucho más atrás. En el Siglo V antes de Cristo.

 

En ese siglo, en la cultura griega, surgió la escuela pitagórica. Las contribuciones de esta escuela a la civilización universal son muchas, pero aquí nos interesa sobre todo una: la idea que el arché, el origen de todas las cosas, es el número, que las relaciones numéricas son esenciales para entender el mundo que nos rodea. Nace de allí una idea, que nos sigue hasta nuestros días, que, como dijo 2000 años después Galileo, el lenguaje en que la naturaleza está escrita es un lenguaje matemáticos, y sus letras son círculos y triángulos. Esta idea fue aplicada sobre todo a la astronomía, creando modelos cada vez más completos y preciso, hasta llegar, en el Siglo III d.C. al sistema tolemáico, la cumbre de la astronomía antigua y medieval.

 

En la tierra, las cosas siguieron otro camino. Dos Siglos después de Pitagora, Aristoteles creó uno de los sistemas filosóficos más influyentes del mundo. Aristotle fue uno de los mejores científico de la antigüedad, y el fundador de la biología y de la zoología. Lamentablemente, no era un buen matemático, y su física, a pesar de ser un sistema completo y coherente, es esencialmente cualitativa. La física del "mundo sublunar" siguió, hasta Galileo, el sistema de Aristotle. Los fenómenos que se observan cada día eran demasiado complicados para poderse estudiar matemáticamente.

 

La situación permaneció esencialmente sin cambios hasta el Siglo XVII: el mundo sublunar se estudiaba con la física de Aristotle, esencialmente no matemática, mientras que para los planetas, el sol y las estrellas, se usaba la descripción matemáticas que había preconizado Pitagora.

 

En el Siglo XVII Galileo inventó el experimento en el sentido moderno de la palabra: en lugar de observar el mundo así como es, como hacía Aristoteles, aislaba un fenómeno especifico y lo estudiaba minimizando las influencia de otros fenómenos. Midió, entre otras cosas, la acceleración de los cuerpos que caen que resultó, una vez eliminada la resistencia del aire, ser la misma para todos los cuerpos: 9.8 m/sec^2 [Esta notación significa que cada segundo la velocidad de un cuerpo que cae aumenta de 9.8 m/sec]. Esto supuso un cambio fundamental: por primera vez se podían escribir leyes matemáticas que explicaban fenómenos de la esfera sublunar. La idea de Pitagora había salido de los cielos para bajar en la tierra.

 

Esta por tanto era la situación en que se encontraba Newton: había leyes que regulaban el movimiento de los planetas y una física de los eventos en la tierra, pero las dos habían empezado a acercarse: el sistema copernicano se había afirmado, especialmente tras las leyes de Keplero, que permitían calcular la posición de los planeta con una precisión superior a la de Toloméo. Con esto, y con las leyes de Galileo, se abría camino la idea de que el mundo de la astronomía y la física de la tierra podían estar más conectadas de lo que se pensaba, y que las matemáticas podían ser utilizadas en el mundo sublunar.

 

Newton se planteó un experimento ideal, uno de los que 400 años después Einstein llamaría Gedankenexperiment. Sabía que las características del movimiento de un satélite depende de la distancia de este del cuerpo alrededor de que órbita. ¿Cómo se movería un satélite de la tierra que orbitara a raso de la superficie? Keplero había descubierto que los planetas se mueven en órbitas elípticas, pero los dos ejes de la elipsis se parecen tanto que, en primera aproximación, podemos considerar que las órbitas son circulares. La segunda ley de Keplero (la velocidad de un planeta varia con su distancia del sol) implica que, en nuestra aproximación, el movimiento tiene velocidad uniforme.

 

La tercera ley de Keplero nos dice que el cuadrado del tiempo de revolución de un cuerpo alrededor de otro es proporcional al cubo de su distancia media de ese cuerpo. En el caso de la tierra, esto implica que el ratio $T^2/R^3$ es igual para todo cuerpo que órbita a su alrededor, desde la estación espacial internacional a los satélites en órbita geoestacionaria. Esta constante no la conocemos a priori, pero Newton tenía un cuerpo muy cómodo para calcularla: la luna. La luna órbita alrededor de la tierra en unos 29 días (unos $2.505.608$ segundos o, usando la notación exponencial que siempre usan los científicos, en unos $2.506\times{10^{6}}$ segundos). Su distancia de la tierra es, usando la misma notación, $3.84\times{10^5}$ (unos $384.000$) Km. Esto nos permite calcular la constante de Kepler que, como hemos dicho, es la misma para todos los cuerpos que órbitan alrededor de la tierra \[ K = \frac{T^3}{R^2} = \frac{(2.5 \times 10^6)^2}{(3.84 \times 10^5)^3} \approx 1.1087 \times 10^{-4} \frac{\mbox{sec}^2}{\mbox{km}^3} \] Consideremos ahora nuestro hipotético satélite que órbita a raso del suelo. Este satélite orbita a una distancia del centro de la tierra igual al radio de la misma (unos $6.000$ km). Si su tiempo de revolución es $T$, tiene que cumplirse la igualdad \[ \frac{T^3}{6000^2} = K = 1.1087 \times 10^{-4} \] Lo que nos da $T=4.893$ segundos. Un poco menos de una hora y media. Este dato nos lo confirman satélites como la estación espacial internacional, que órbitan unos 300 Km más arriba que nuestro satélite hipotético y también tienen un periodo orbital de más o menos una hora y media. ¿A que velocidad se mueve el satélite? Su órbita tiene un radio de unos $6.000$ Km, que corresponde a una circunferencia de unos $38.000$ Km (un poco menor que la circunferencia al ecuador que, a causa a la deformación de la tierra debida a su rotación, es de unos $40.000$ Km). Si el satélite recorre esta órbita en una hora y media, por tanto su velocidad es de \[ v = \frac{6,000 \times 2 \times 3.14}{4893} = 7.703 Km/sec = 7.703 m/sec \] Lo que corresponde a unos $26.339$ Km/h. Este movimiento circular alrededor de la tierra tiene una aceleración centrípeta, es decir, una aceleración hacia el centro de la tierra que lo mantiene en un movimiento circular. Si un cuerpo de mueve de un movimiento circular con velocidad $v$ y radio $r$, su aceleración centrípeta igual a $a=v^2/r$. En este caso \[ \frac{v^2}{r} = \frac{7703^2}{4893} = 9.8 \mbox{m}/\mbox{s}^2 \] Esta aceleración, que tiene un cuerpo cuando órbita alderedor de la tierra a raso del suelo resulta ser la misma que la aceleración que Galileo había encontrado para cuerpos que (también a raso del suelo) caen hasta la tierra. ¿Casualidad? Newton, a riesgo de transformarse en otro Normal Bloom, no opinó lo mismo. Ya hemos visto como el clima intelectual había cambiado, y cómo ya era posible (gracias a Copernico y Galileo) pensar en los mismos términos matemáticos para el mundo sublunar y para el mundo sublunar. Por tanto Newton hizo su hipótesis más famosa: lo que causa que la luna órbite alrededor de la tierra es el mismo fenómeno que causa que los cuerpos caigan al suelo. ¿Cual es esta causa? Newton tenía ya una a disposición en su segunda ley del movimiento: lo que causa un cambio de dirección o magnitud de una velocidad es una fuerza. Lo que se formaliza en la ecuación $F=ma$: la aceleración de un cuerpo es proporcional a la fuerza que actúa en él, y la constante de proporcionalidad es dada por la masa del cuerpo. Por tanto podemos decir, con más precisión: la fuerza que hace que la luna órbite alrededor de la tierra es la misma que hace que los cuerpos caigan al suelo. ¿Cómo varia esta fuerza con la distancia del centro de la tierra? Aquí también utilizaremos la tercera ley de Keplero y un poco de álgebra. La tercera ley de Kepler nos dice que, para todo cuerpo que órbita alrededor de otro vale \[ \frac{T^2}{R^3} = K \] donde $K$ es una constante. Por tanto la relación entre el tiempo que se tarda en dar una órbita y el radio de la órbita (es decir, la distancia entre los dos cuerpos), es $T^2=KR^3$, o \[ T = \sqrt{K} \sqrt{R^3} \] La longitud de la órbita es $2\pi{R}$ por tanto la velocidad, que es igual a la distancia recorrida dividida por el tiempo necesario en recorrerla, es \[ v = \frac{2\pi R}{T} = \frac{2\pi R}{\sqrt{K} \sqrt{R^3}} = \frac{2\pi}{\sqrt{K}} \frac{1}{\sqrt{R}} \] Ya hemos visto que la aceleración de un cuerpo que se mueve con velocidad $v$ en una circunferencia de radio $R$ es $v^2/R$. Es decir, en este caso \[ a = \frac{4 \pi^2}{K} \frac{1}{R^2} \] La aceleración centripeta varia como $1/R^2$. Pero la segunda ley de Newton nos dice que $a=F/m$, y $m$ es una constante independiente de la distancia. Por tanto si la aceleración varia como $1/R^2$, la fuerza también tiene que variar como $1/R^2$. Podemos por tanto escribir \[ F = \frac{C}{R^2} \] donde $C$ es un valor que puede depender de varias cosas, pero que es independiente de $R$.

 

Hemos dicho que $a=F/m$, donde $m$ es la masa del cuerpo que está en órbita. Hemos dicho que la misma fuerza es responsable de la órbita de los cuerpos y de su caída cuando están cerca de la tierra. Por tanto un cuerpo que órbita debido a nuestra fuerza $F$ también caerá con una aceleración $a=F/m$.

 

Pero Galileo descubrió que todos los cuerpos caen con la misma aceleración, independiente de su masa. La única manera de mantener $a$ constante cuando $m$ varia es asumir que $F$ es proporcional a $m$. Esto nos lleva a escribir nuestra fuerza como \[ F = \frac{D m}{R^2} \] donde $D$ no depende ni de la distancia ni de la masa del cuerpo que cae (o está en órbita: ya hemos visto que las dos cosas con equivalentes).

 

Un paso más. Newton asume, coherentemente con la nueva unificación del mundo celeste con el mundo sublunar, que todos los cuerpos están compuestos de materia, con masa y que por tanto un cuerpo $A$ influye en un cuerpo $B$ según el mismo mecanismo en que el cuerpo $B$ influye en el cuerpo $A$. Es decir, cuando una piedra cae por tierra, no es sólo la tierra que atrae la piedra, sino también la piedra que atrae la tierra. Esta segunda acción no produce efectos apreciables en cuanto la masa de la tierra es mucho más grande que la masa de la piedra, por tanto la aceleración que la piedra impone a la tierra es, esencialmente, cero. Pero existe, y genera una simetría en la expresión de la fuerza: en la fórmula anterior la masa que aparecía era la masa de la piedra, en cuanto considerábamos que la tierra atrae la piedra. Pero si la piedra atrae la tierra, podemos escribir la misma fórmula con la masa de la tierra: \[ F = \frac{D' M}{R^2} \] donde $M$ es la masa de la tierra: la fuerza es proporcional a ambas masas, por tanto la podemos escribir como algo proporcional al producto de las dos: \[ F = \frac{G M m}{R^2} \] Esta es la fórmula de la gravitación universal de Newton. La constante $G$, constante de gravitación universal, es una constante de la naturaleza, y la teoría de Newton no permite calcularla: es necesario medirla.

 

Quiero resaltar los resultados importantes que hemos conseguido con medios muy sencillos. Todo lo que hemos necesitado son las leyes de Kepler, la segunda ley de Newton, la constancia de la aceleración de caída para todo cuerpos (y su valor), la masa y distancia de la luna y el diámetro de la tierra. Además de estos valores y conceptos, hemos necesitado una idea fundamental, quizás la idea que hizo imposible llevar a esta ley antes del Siglo XVII: la idea que las causas que producen los fenómenos que observamos en la tierra son las mismas que producen los fenómenos celestes. Esta idea, nada obvia y que ha necesitado una larga elaboración teórica, es la que ha permitido llevar desde unas medidas sencillas y, en gran parte, conocidas desde la antigüedad, a una de las fórmulas más importantes de la física moderna. Las medidas estaban, pero no se podía haber llegado a la gravitación universal sin esta idea fundamental. En un momento como este, dominado por el "big data" y la "inteligencia artificial" que funciona procesando, de manera bastante ciega, cantidades enormes de datos, en un momento en que personas como Nicolar Negroponte han dictado el "fin de la teoría", afirmando que con tantos datos no la necesitamos, en este momento es importante recordar la importancia de las ideas fundacionales para el progreso del conocimiento.

 

Añado, para concluir, que el simple razonamiento que he seguido aquí no es el que publicó Newton en sus Pricipia mathematica philosophiae naturalis. Las aproximaciones que he hecho habrían causado que su teoría (nueva y controvertida para su época) no sería aceptada. Newton tuvo que considerar que las trayectorias de los planetas son elípticas, y por tanto desarrollar un análisis mucho más complejo. Hoy en día este análisis se lleva a cabo en los cursos universitarios de introducción a la física gracias al cálculo diferencial, creado independientemente por el mismo Newton y por Leibniz. Pero, a pesar de ser uno de sus inventores, Newton no pudo ni siquiera utilizar este instrumento, también demasiado nuevo y controvertido (y, hasta el Siglo XIX, muy informal): tuvo que desarrollar toda su argumentación con métodos geométrico. Un trabajo poco elegante y mu complejo para llegar a una de las fórmulas más elegante y generales de la física, seguramente la fórmula física más importante por lo menos hasta las ecuaciones de Mazwell o la entropía.

Friday, 24 May 2024

El futuro digital. Cómo y por qué evitarlo.

La informática, la digitalización, se nos proponen como ayudas indispensables para facilitarnos la vida y para la solución de muchos problemas diarios. Y en la medida en que las cosas están así, hay que darle la bienvenida. Si la informática nos simplificara realmente las cosas en la medida en que los tecno-entusiastas nos dicen, quizás podría incluso valer la pérdida del contacto humano y la alienación que supone. La civilización digital nos hace más solos, más egoístas, más narcisistas y menos solidario. Pero, por lo menos, ¿nos ayuda a resolver los problemas diarios?

 Quiero empezar hablando de una experiencia personal. Hago una premisa: como resultará claro a continuación, todo empieza con un error mío. Si yo no me hubiera equivocado, la situación de que hablo no se habría creado. Por otro lado, considero que el sistema con que me relaciono (ya sea una persona o una máquina) debería ayudarme a descubrir y corregir mi error, y no debería empeorar las cosas.

 Hace una semanas tuve que renovar mi tarjeta sanitaria Europea. Me conecté a la página de la seguridad social, inserté todos los datos que me pedían y recibí el confortante mensaje que todo estaba bien y mi tarjeta me llegaría por correo. Sin embargo, pasadas pocas horas recibí un email que decía, literalmente, que según los datos de su base de datos no me podían expedir la tarjeta, y que llamara a un número que me proporcionaban.

 Ningún problema: llamo el número y tengo la mala sorpresa de que no consigo hablar con una persona, sino que me contesta una máquina. Supero mi reluctancia a contestar a voz a una máquina (es una cosa que me genera una repulsión instintiva: tolero teclear si me lo pide una máquina, pero hablar es algo que siempre he reservado para los humanos: no quiero hablar con máquinas) y repito todos mis datos. La voz mecánica me dice, despiadadamente, que según la base de datos no me pueden expedir la tarjeta y que vaya a la página web. Catch 22 perfecto.

 Tras intentarlo varias veces (por si se trataba de un problema técnico transitorio) recurro al sistema tradicional: un amigo de un amigo que trabaja en la seguridad social. Intercambiamos un par de email, le mando todos mis datos (por si acaso el problema con la base de datos es que no tienen mis datos correctos). El amigo actualiza los datos y me pide que lo intente otra vez. Mismo resultado. El amigo encarga a otra persona, que trabaja directamente en el departamento que se ocupa de estas práctica, que lo intente. Mismo resultado.

 El amigo me envía un email pidiendo disculpa por los líos de la burocracia, y yo le contesto que, en realidad, como profesor de informática, me a mucha rabia que la informática cause estos problema. Aquí se le enciende la bombilla: "Me dice que eres profesor... ¿no será que estás con muface?" Suenan las campanas y sale el sol: efectivamente estoy con muface, y es muface que se ocupa de esas cosas para sus afiliados.

 Me conecto a la página de muface y, hip hip horray, en unos días tengo mi tarjeta.

 Como he comentado, todo nace de un error mío: no he considerado que mi petición tenía que gestionarla muface. Por otro lado, el sistema informático no sólo no me ha ayudado, sino que ha empeorado las cosas con un mensaje sibilino que apuntaba a un problema en mis datos.

Otro ejemplo. Este años también he decidido vacunarme de covid y, por razone que ahora no vienen a tema, he necesitado coger una cita en el centro de vacunación en el Hospital Zendal. Me pongo en la página web, elijo el día (operación afortunadamente fácil: el centro está esencialmente vacío) y digo al sistema que sólo quiero imprimirme el resguardo, no lo quiero ni por móvil ni por email. Me llega en pantalla la página con el resguardo y falta la cosa más importante: el código de la cita, esencial para identificarla.

Ahora empieza el problema: no puedo acudir a la cita sin código. Por otro lado el sistema ya tiene almacenada una cita mía y no me permite sacar otra. No la puedo cancelar ni cambiar porque para hacer esto necesito el código. Catch 22. Me han metido en un bucle infinito.

Afortunadamente en este caso el elemento humano intervino: en el día y a la hora prevista me fui al hospital y, dado que no había nadie esperando, me dijeron que no había problema.


Son sólo un par de ejemplo, bastante banales, de los problemas que puede causar una digitalización exagerada y apresurada. No es difícil extenderlos, como contrafactual, a situaciones más serias y peligrosas.

 Hay varios problemas con la digitalización forzosa a que estamos sometidos, algunos técnicos, otros sociales o logísticos. Quiero aquí repasar algunos.

La primera observación puede parecer obvia: un sistema crítico debe funcionar. Siempre. Todas las características "cool", todos los colorines, todos los enlaces son inútiles si el sistema no hace lo que tiene que hacer. Lamentablemente en el ámbito de Internet esta observación ya no es nada obvia. El concepto de calidad del software, me parece, nunca ha penetrado el mundo de Internet, en que producir algo rápidamente es más importante que garantizar su funcionamiento. Los estándares de calidad para aplicaciones críticas deberían ser tan estrictos como los de los sistemas de control de un Airbus A380. Estamos muy lejos de esto. Hasta los lenguajes de programación usados (el tremendo Javascript es un ejemplo) parecen diseñados para reducir la calidad en lugar de aumentarla.

El problema se hace más grave en cuanto muchas aplicaciones se desarrollan directamente como aplicaciones web, que suponen un contacto continuo con el servidor, en lugar de desarrollarlas como aplicaciones locales que sólo contactan con el servidor para mantener al día los datos (solución más compleja y cara, pero mucho más segura). Esto hace que cada vez que, por alguna razón, Internet no funcione, al trabajo se pare completamente. En algunos casos (esto ha pasado ya varias veces en centro de salud de Madrid con el acceso a las historias clínicas y a la receta electrónicas), las consecuencias pueden ser muy serias.

Hemos empezado a depender de manera crucial de programas informático justamente en el momento en que su calidad se ha reducido dramáticamente, en el momento en que la calidad del producto dejaba de ser el foco principal de la metodologías de desarrollo. Esta falta de calidad las vamos a pagar muy caras en el futuro.

Se trata de un fenómeno que podemos notar en varios ámbitos. En la red ferroviaria de Cercanías de Madrid hay, entre otros, dos modelos de trenes: los 446, de los años 80, y los varios Civia, que entraron en servicio en el año 2000. Los 446 tienen, por encima de las puertas, unos indicadores relativamente sencillos: un indicador a Led en que aparece, deslizándose, la hora, la temperatura y la próxima estación. Los trenes Civia tienen varias pantallas, que pueden, en principio, mostrar mucha más información. El problema es que, mientras nunca he visto un tren 446 con un indicador a Led que no funcionara, estimo (en la base de mi experiencia) que las pantallas de los Civia funcionan y dan la información correcta un 20% de las veces. El resto de las veces están apagadas, dan una indicación equivocada, o muestran la pantalla inicial de Windows XP (Si: Windows XP. Sí: en 2024).


Esto pone en evidencia un segundo problema muy común en la digitalización: basar aplicaciones, incluso algunas críticas, en sistemas operativos inestables y poco fiables tales como Windows. El uso de Windows XP en el momento de la creación de estas aplicaciones ha creado una situación en que o uno se queda dependientes de un sistema operativo viejo y que Microsoft ya no soporta, o invierte una cantidad importante de tiempo y dinero en rediseñar completamente el sistema cada vez que una nueva versión es incompatible con las anteriores. Más razonable habría sido usar un sistema como el núcleo de Linux que es, esencialmente, el núcleo de Unix, y es compatible con versiones de hasta hace 50 años. Pero desarrollar en Linux supone un esfuerzo inicial más grande, y en el software hoy en día se mira más al ahorro y la rapidez de desarrollo inicial que a la calidad en el largo plazo. Otro fenómeno que, si asociado a aplicaciones críticas, tendrá consecuencias desastrosas.


Un tercer problema es el contexto semántico. Un programa que implementa una función dada debería hablar en el lenguaje del problema que resuelve, y crear funciones típicas del problema que resuelve. Un programa para reproducir música debería exponer funciones y conceptos relacionados con la música y nada más. Un programa de contabilidad debería hablar de contabilidad y nada más. Un programa debería permitir a quien lo usa hablar su lenguaje y usar los conceptos y las funciones típicas de su campo, no del campo del programador.

El programa para la obtención de la tarjeta sanitaria viola este principio en el momento en que me comunica que "la base de datos" no le permite satisfacer mi petición. Yo, usuario del servicio de salud, no tengo porque darme cuenta que existe una cosa llamada "base de datos". Lo que sé es que existe una tarjeta sanitaria y que quiero conseguirla. Nada más. El mensaje de error debe ser útil a mi, no a quien escribe el programa. Ninguna interacción debería depender del hecho que se está usando un programa.

 

Finalmente, la digitalización debería resultar en procedimientos sencillos e intuitivo y siempre debería existir la posibilidad de recurrir a un operador humano. Incluso algo tan sencillo como pedir una cita en un centro de salud se ha transformado en algo muy complicado para personas mayores sin acceso a instrumentos informático. Aquí en Madrid (no conozco la situación en otras comunidades) se ha creado una app para móvil que gestiona, entre otras cosas, la petición de citas. La app es útil para mucha gente, pero se está contando tanto con ella que los métodos alternativos se han complicado y han perdido eficiencia. Llamar por teléfono, por ejemplo, no nos lleva a hablar con un operador, sino a un menu automatizado. Esto es algo inaceptable: la digitalización debería aumentar el número de posibilidades para hacer las cosas, no complicarnos los instrumentos que ya teníamos.

 

Lamentablemente muchas veces los programadores no siguen la primera norma que se recomienda en todos los manuales de metodologías de programación: hablar con el usuario final de una aplicación. El resultado son programas que no cumplen las funciones que sus usuarios necesitan, que obligan a recurrir a "apaños" y que a menudo hacen perder más tiempo de lo que hacen ganar.

Al mismo tiempo, la promesa de ahorro que estos instrumento prometen (a costa de puestos de trabajo y, por ende, del bienestar de las personas, pero, hoy en día, ¿a que administrador le interesa esto?) hacen que utilicemos cada vez más, para operaciones cada vez más críticas, instrumentos imperfectos, obscuros, complicados de usar, eliminando al mismo tiempo cada otra vía para hacer lo que necesitamos.

 

Una receta para el desastre. Pero quizás nos consolará la constatación de que será un desastre digital, conectado, y de última generación. 

Wednesday, 20 March 2024

Yendo al trabajo

¡Qué rollo! Cada mañana este tren está más lleno. Hoy también me tocará quedarme de pie todo el rato. Claro que nadie bajará hasta el centro, y allí ya me va a dar igual, que yo también bajo. 

No es que sea la única a quedarme de pie, claro. De hecho somos más los de pie de los sentados. Y menos mal que estamos todavía casi en invierno. Cuando el calor empiece de verdad, será aún peor. Por los menos antes había la costumbre de que a una señora se le cedía el asiento, pero hoy, ni hablar: todos allí leyendo para no mirar a los que estamos de pie y fingir que ni existimos, o bien escuchando música con los auriculares puestos, como este chico de aquí que, solo de ver cómo anda vestido parece que lo hayan echado del circo porque asusta a los animales.

Mira a este tío con traje gris. Seguro que trabaja en un banco o algo así. Director, como mínimo, a ver como va vestido. No sé qué es lo que está leyendo, con todos esos gráficos y numeritos, no se entiende nada. Pero se lo podría leer de pie, digo yo. Y es que se le ve tan joven y atlético, mientras a mí se me cansan las piernas. Cada vez que empiezo el día así, luego por la noche, después de tantas horas limpiando oficinas, las piernas se me ponen fatal y casi no puedo levantarme de delante de la tele para irme a la cama.

Y estos chicos de aquí que no han parado de besarse desde que he subido, que falta poco para que a ella la lengua de él le salga por una oreja. Sentada en su regazo y todo. Que, ¿no se dan cuenta que es mucho más fácil besarse de pie?

¿Y este joven? Al verlo se diría que tiene más o menos le edad de mi hijo. Parece un buen chico y ni está vestido de criminal como el de los auriculares. Pero, que cara más rara tiene. Que expresión tan seria. Está allí sentado y nos mira a todos y a cada cara que mira me parece que la suya se le va poniendo más triste. Pero, ¿Por qué? Se ve que es un chico serio, tal vez demasiado serio: la rubia a su lado no le quita los ojos de encima; se ve que se muere de ganas de que él le hable, pero él, nada: ni parece darse cuenta de que existe. Sigue mirandonos a todos nosotros, como si tratara de sacarnos un secreto, como si nos estuviera haciendo una pregunta muda y solo esperara que alguien le contestara para tomar una decisión que él quizá no tiene el valor de tomar. ¿Pero qué buscas, chico? Te veo tan solo, tan perdido. Tendría ganas de acercarme y decirte que no te preocupes, que la vida no es tan mala, que a veces se pinta mala cara, pero es un juego, un engaño que la vida nos hace para hacerse apreciar más, para que la sigamos y la deseamos más. 

Ahora está mirando a esos de los besos ¡Qué cara tan triste se le ha puesto! Tiene los ojos mojados, como si la vista del amor le doliera y le hiciera llorar. Quizá no tiene novia o su novia lo ha dejado. Tendría ganas de decirle algo. De decirle que no se preocupe, que el amor viaja por caminos infinitos, que a veces no se da prisa, pero tarde o temprano te alcanza.

Mírame a mí, le diría, que joven no soy y guapa tampoco. Pero sé que esta noche llegaré a casa y después de la cena me sentaré frente a la tele al lado de mi marido. No hablaremos mucho, eso no. Sin embargo, después de tantos años de casados las palabras ya no sirven. Nos sentaremos juntos y yo me acercaré a él. Al principio él no me hará caso, empeñado controlar el mando a distancia, pero en un rato, casi sin darse cuenta, me abrazará. Lo hace cada noche. Yo sentiré su calor, el cansancio se disolverá y en un rato me dormiré, tranquila como una niña. Él me regaña, dice que si estoy cansada debería irme a la cama, pero, sé que tenerme allí le da placer y cuando ya me cree dormida sonríe secretamente. ¿Lo ves, chico? A uno no le hace falta mucho. El amor es muchas cosas: a veces es besarse como locos en un tren cualquiera, a veces es la certidumbre de un cuerpo que te esperará por la noche frente a la tele para darte calor. Tú también encontrarás tu manera de querer. Esto le diría.

Y, ¿Por qué ha cambiado su cara ahora? Se ha hecho más dura, más madura, como si el niño hubiera envejecido de repente, como si al fin hubiera tomado la decisión que no tenía el valor de tomar. Cuidado, hijo, con las decisiones improvisadas e importantes: a veces una decisión tomada en un tren te persigue el resto de tus días.

¿Dónde estamos? No falta mucho. Y el chico baja ¡Qué suerte!, por lo menos, podré pasar los últimos minutos sentada. Adiós, hijo, y no seas tan serio. ¿Lo ves? Incluso yo, que me quejo siempre del tren tan lleno y de la gente, admito que, en el fondo, mi vida no está tan mal y que, al fin y al cabo, soy feliz. Sí...hacía mucho tiempo que no lo había pensado, que no se me había ocurrido, pero es la verdad: soy feliz. Incluso con mi trabajo sin avenir y las piernas que se me ponen fatal, y...

Pero ¿que es esto? Vaya... mira, al niño se le ha olvidado la mochila. Espero que no contenga nada que le sirva. Bueno, no te preocupes, en cuanto baje del tren la entregaré al personal de la estación y cuando te des cuenta que la has perdido, sabrás dónde ir a buscarla. Debe estar muy preocupado y muy perdido en sus pensamientos oscuros. Ya lo veo, cuando se dé cuenta de haberla olvidado en el tren la dará por perdida. Con los tiempos que corren, pensará, quién la encuentre se la va a quedar.

Pero no te preocupes. La he encontrado yo y no te la robaré: mañana con una llamada la puedes recuperar. Es mi regalo, hijo. Mi regalo porque al verte con esa cara tan joven y tan seria me he dado cuenta, por primera vez en no ni sé cuantos años, que, simplemente, soy feliz.  

Tendría ganas de gritarselo a todo el mundo: “Hoy, 11 de marzo, en este tren de Cercanías, a unos minutos de Atocha, un niño ha perdido la mochila y me ha recordado que soy feliz”.

 

San Diego, Noviembre 2005

Thursday, 14 December 2023

La amnistía y el estado de derecho

 Decir que la ley de amnistía está generando controversia es tan inadecuado como decir que la bomba atómica fue un petardo. Aún si no consideramos los violentos con brazo levantado y saludo franquista que aparecen por la noche en Ferraz (mejor olvidarnos: no es gente que vale la pena recordar), la manifestación multitudinaria y perfectamente legítima del domingo 12 de Noviembre señala que mucha gente rechaza esta amnistía. Lo que deja desconcertados son las razones esgrimidas por esta oposición, razones que, en el mejor de los casos, mezclan niveles que sería oportuno no mezclar.

Olvidémonos de las palabras de muchos de los miembros del PP que muchas veces ni hablan de la amnistía y reflejan más bien la rabia de un partido que esperaba poder formar gobierno, no lo ha conseguido y todo lo que sabe hacer es insultar a quien sí consigue formar gobierno. Olvidemos las declaraciones de VOX, vulgarmente golpistas y que, como casi siempre es el caso con VOX, apelan más a la rabia que a la razón. Aún así hay muchas voces que hablan directamente y claramente en contra de la amnistía. De esta oposición quiero hablar.

Quiero empezar aclarando un punto: no soy ni abogado ni juez, no he cursado derecho y no soy experto en cuestiones legales. Los que expongo son simplemente los razonamiento de una persona cualquiera que ha leído algo sobre el tema. Que cada uno lea mis argumentos y le asigne el peso (o la falta de peso) que le parezca más oportuna. 

O, mejor dicho, de una parte de esta oposición: de los argumentos legales. Estar políticamente en contra de esta específica amnistía es claramente un punto de vista legítimo, y todo el mundo tiene todo el derecho de expresarlo públicamente en manifestaciones, incluso con tonos duros. Pero muchas opiniones no se limitan a esto. Hay gritos de "traidor" basados en la convicción que el amnistía quiebra el estado de derecho y la división de poderes, que se trata de una medida inconstitucional. Algunos representantes políticos (ya conocidos por sus opiniones estrafalarias) han dicho que la amnistía transforma España en una dictadura. 

Se trata de afirmaciones muy graves, que van allá de un juicio político, afirmaciones que una persona razonable debería justificar basándose en la ley y en la constitución.

Quiero exponer aquí mi análisis de la cuestión, con la advertencia de que no soy ni un abogado ni un experto en ley. Se trata de la opinión de un profano, que hay que tomar con todas las precauciones del caso. Intentaré que mi razonamiento sea lo más claro y transparente posible, así que cada uno pueda decidir por su cuenta el peso que merece. El argumento legal, claramente, se refiere a la amnistía qua amnistía. La cuestión es si la amnistía como instrumento es constitucional o si es algo que quiebra el estado de derecho. Si la amnistía, per se, es legítima, entonces el único argumento que se puede avanzar en contra de _esta_ amnistía es político. Para el argumento legal el tipo de amnistía, los delitos que forman objeto de ella, o incluso las motivaciones que han llevado el Presidente del Gobierno a concederla no son importantes.

¿Es la amnistía algo en contra del estado de derecho, algo que viola la separación de poderes? Algo que me hace pensar que no es que países con principios constitucionales muy parecidos a los nuestros, tales como Italia o Francia, han concedido amnistías, y en ninguno de estos países se ha considerado que representara un ataque al estado de derecho. En el plano metalegal (es decir, de los principios constitucionales que deben inspirar las leyes), no hay contradicción entre principios constitucionales muy parecidos a los nuestros y la existencia de la institución de la amnistía. Países como Italia y Francia tienen el mismo principio de separación de poderes que España, por tanto no parece haber contradicción entre la existencia de amnistías y estos principios de separación de poderes. Resulta complicado por tanto decir que la amnistía viola los principios inspiradores de la constitución. 

La cuestión de si la amnistía quiebra, en un sentido no metalegal sino técnico, la separación de poderes es más compleja. El papel del poder judicial es juzgar las violaciones de la ley. Es decir, los jueces trabajan en un ámbito cuya limitación son las leyes que emanan del poder legislativo (que es, como en todas las democracias parlamentaristas, la única emanación directa de la voluntad popular). La ley de amnistía emana del poder legislativo, por tanto constituye uno de los límites dentro de que se mueve la justicia. Una amnistía no invalida de ninguna manera el trabajo de los jueces, así como no lo invalida el indulto. Se trata de una medida excepcional que el legislativo, en su potestad, decide en ciertas circunstancias aplicar. 

Para hacer un ejemplo un poco esquemático, consideramos todos los países que en algún momento han despenalizado el uso de las drogas. Esta despenalización no invalida el trabajo de los jueces que en momento anterior han condenado a alguien por uso o venta de droga: esas condenas se han dado en el marco de una legislación existente en el momento en que se han conminado pero, en un momento dado, la ley ha cambiado. Lo mismo, me parece, sucede con la amnistía para ciertos delitos: no invalida el trabajo de los jueces ni pone en duda su autonomía a la hora de conminar esas condenas. Simplemente cambia el marco legal en que los jueces se mueven. 

La amnistía es, en cierto sentido, una intromisión del ejecutivo en el poder judicial, esto sí. Pero también los es el indulto, que nadie tacha de anticonstitucional o acusa de quebrar la separación de poderes. Se trata de medidas excepcionales que la legislación de muchos países democrático prevé para casos excepcionales.

Evito hablar de argumentos absurdos tales como "la amnistía significa admitir que el estado ha sido represor en Cataluña" o "la amnistía significa pedir disculpa a unos criminales". Estos argumentos no tienen, claramente, ningún sentido: una medida de gracia tales como la amnistía es un perdón, y perdonar no implica que lo que perdonamos no haya existido. Al contrario: si yo perdono a alguien esto no implica que este alguien no haya hecho nada malo. De hecho lo perdono justamente porque ha hecho algo malo; en caso contrario, no haría falta el perdón. Estos, claramente, son argumentos éticos que nada tienen que ver con el estatus legal de la amnistía.

Queda una cuestión: si la experiencia de otros países nos indican que una amnistía no viola los principios inspiradores de la constitución, queda el problema de si la amnistía viola la letra de la constitución que, legalmente, es determinante. La amnistía no aparece en nuestra constitución por tanto la constitución no la prohíbe. Los argumentos en favor de la ilegalidad se basan principalmente en lo que la constitución dice sobre el indulto y, principalmente, de una frase del Art. 67 de la constitución, que trata de las funciones del Rey. En el punto i) se define como función del Rey


Ejercer el derecho de gracia con arreglo a la ley, que no podrá autorizar indultos generales.


El argumento es que si la constitución no permite indultos generales, tampoco permite amnistía que, por su naturaleza, son generales. El principio aquí parece ser que "si se prohíbe lo menos, también está prohibido lo más". Se trata de un punto que ya ha rechazado el Tribunal Constitucional en una sentencia de 1986. La sentencia se refiere a un artículo que se había añadido en 1984 a la amnistía de 1977. Estas fechas son importantes en cuanto, a pesar de que la amnistía de 1977 fuera pre-constitucional, el artículo que se juzga es posterior a la constitución, y la sentencia hace una valoración bastante general del encaje de una medida de amnistía en la constitución. La sentencia afirma que


es erróneo razonar sobre el indulto y la amnistía como figuras suya diferencia es meramente cuantitativa, pues se hallan entre sí (sic.) en una relación de diferencia cualitativa.


Y afirma poco más adelante que el legislador "podía precisar este régimen jurídico, pues no hay restricción constitucional directa sobre esta materia".

Loa argumentos legales de quien afirma que la amnistía, en cuanto amnistía, es inconstitucional o, peor, es un ataque a los principios democráticos son, por tanto, extremadamente débiles. A menos de no querer implicar que media Europa vive en regímenes dictatoriales y querer ignorar opiniones pasadas del Tribunal Constitucional, es difícil sostener esta tesis.

Quedan, claramente, las objeciones políticas. Estas, que uno las comparta o no, son plenamente legítimas: aún si la amnistía, qua amnistía, es acorde a nuestros principios constitucionales, uno puede legítimamente opinar que esta amnistía es políticamente condenable. Una opinión así es parte del normal debate político en un estado democrático, pero no implica en ningún caso que la amnistía represente una ruptura con los principios democráticos y constitucionales.


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