La ley que nos impone pagar una cuota para derechos de autor al momento de comprar reproductores MP3 es un anacronismo cultural y una perversión de la lógica de mercado. La ley es anacrónica porque defiende una noción de la propiedad intelectual que se ha desarrollado y ha evolucionado en ambiente industrial, olvidando que, si la red tiene alguna validez económica, esta se encuentra en la superacióon de los esquemas productivos y remunerativos de la sociedad industrial. En el caso de la música, la gran mayoría de los músicos no recibe ingresos apreciables de la venta de música grabada, y la lucha contra las copias sólo sirve para prorrogar el "star system" y la concentración de poder económico que este supone. Se trata, sin embargo, de una concentración de poder de tipo industrial, anacrónica en un mundo de coste marginal nulo, cuya desaparición es tan inevitable como la desaparición de los productores de lámparas de aceite en el siglo XX.
La ley es ilógica porque impone un precedente peligroso y contradictorio según el cual no se pagan los derechos de autor
cuando se compra una obra, sino cuando se compra algo que nos ayude a disfrutar de la obra. Si esta lógica se hubiese impuesto hace décadas tendrÌamos que pagar derechos de autor no solo para comprar reproductores de CD, televisores o aparatos radio, sino también para comprar las gafas que nos ayudan a leer libros o los binoculares que nos podrían permitir mirar una pelÌcula en un cine al aire libre sin pagar entrada.
El mensaje que esta ley envía es muy contradictorio desde el punto de vista de la justicia, ya que aquí se acepta el principio
que si no se puede eliminar una acción ilegal, sus consecuencias se hacen pagar a todas la personas que poseen los medios con los cuales estas acciones ilegales se llevan a cabo. Sería como pedir a todos los que poseen un coche de pagar una multa cada año para compensar los excesos de velocidad no castigados.
Porque un principio tan ajeno a los estándares de justicia y al concepto de responsabilidad personal sea juzgado aceptable en el caso de los derecho de autor es debido, sin duda, a la influencia de los posesores de tales derechos que al fin de
prorrogar sus privilegios frente a un marco económico y cultural en constante evolución, están dispuestos a trampear no sólo lo justo, sino también lo lógico.
Monday, 30 April 2007
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1 comment:
¿Y qué pasaría si Pitágoras exigiera derechos de autor por el uso de su teorema?
Espero que vayamos del otro lado.
XD
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